Los Colores de la Vida

30# Olvido

—¡Emily!¡Llamen a una ambulancia! —se tiró al suelo y vió que debajo de ella había un líquido mezclado con sangre.

Las últimas consultas a la que había asistido, él la acompañó como lo hacía a todos lados. Y algo andaba mal aún no era tiempo que nacieran pero la sangre podía significar muchas cosas.

—Ethan...los bebés... —ella estaba con lágrimas en sus ojos— ...no dejes que le pase nada malo...

Varios profesores y alumnos salieron a auxiliarla.

—Me duele... —sollozó ella.

—No dejes que se duerma su presión esta disminuyendo —dijo la enfermera.

Miraba aquel bello rostro húmedo de las lágrimas sus ojos se iban cerrando.

—¡No te duermas Em por favor no te duermas! —sacudió un poco pero lentamente ella no iba respondiendo— ¡Emily!

No podía esperar a que llegara la maldita ambulancia tomó el bolso de Emily y sacó las llaves.

—¡Olivia vamos! —gritó.

—Espera a que venga la ambulancia —dijo la enfermera.

—No permitiré que le pase nada a ella ni a mis hijos —sin pensarlo más tomó a Emily entre sus brazos y se dirigieron al auto.

Zack iba manejando.

—¡ACELERA! —la desesperación lo estaba consumiendo.

A unos kilómetros había una clínica más cercana. Rápidamente se bajaron del auto y entraron por emergencias.

—¡Está embarazada por favor!

Varias personas con batas salieron a atenderla. 

(...)

—Familiares de la señorita Emily Miller venga por aquí —él se levantó de su lugar— tuvimos que hacerle una cesárea.

Al decir esto el se quedó inmóvil.

—¿Dónde están mis hijos?¿Cómo están?¿Y ella? —preguntó a lo que la enfermera lo dirigió hacía una habitación.

Por el vidrio se veía a ella conectada con unos tubos.

—Está en estado de coma debido su nivel de presión arterial y otras complicaciones que surgieron —al oír lo primero todo se volvió en silencio.

—¿Pero despertará?

—Si señor pero primero tiene que responder al tratamiento.

—¿Mis hijos? —la mujer se dirigió hacía el otro pasillo dónde había un ventanal grande habían dos incubadoras.

—Allá están sus bebés puede pasar a verlos —dijo la mujer— van a necesitar de usted hasta que la mamá se recupere.

Dos pequeños cuerpitos se veían, una lagrima salió de su ojo. Una mezcla de emociones. El amor de su vida estaba en un profundo sueño del cuál no sabría cuando despertaría y sus pequeños bebés también estaban luchando por su vida...

(...)

—Amor los pequeños están bien pronto saldrán de esas cápsulas les digo yo —el sonido del aparato sonaba en toda la habitación, aquel sonido que hacía semanas que escuchaba— las enfermeras me hicieron que los levantara y los pusiera contra mi pecho...son muy pequeños e indefensos.

Las lágrimas no tardaron en salir, recordaba los momentos compartidos las veces en la que se imaginaron juntos o el nacimiento de los bebés. Que él grabaría el momento y ella podría verlos. Pero nada fue de aquella manera.

—Te extrañamos mi vida nada es igual sin ti —por suerte ya no tenía aquel tubo— los doctores dicen que estas respondiendo bien al tratamiento, Olivia y yo nos turnamos para no dejarte sola ni a ti ni a los pequeños. Pronto los llevaré a casa y quiero que tu también veas eso.

Su corazón se estrujaba con cada palabra el dolor de solo pensar que llegaría solo a aquel departamento que habían hecho juntos.

-.-.-.-.

La memoria es algo que ayuda a mantenernos con vida, donde están nuestros recuerdos más preciados. 

—El pequeño tuvo un pequeño episodio —habló entre lágrimas— te necesito aquí conmigo Em, ellos también te necesitan...te amo y siempre estaré aquí...

La máquina empezó a sonar y los ojos de aquella mujer que tanto amaba lentamente se iban abriendo sus hermosos ojos lo miraban otra vez.

—¡Emily! —exclamó con lágrimas en los ojos.

Ella miraba confundida hacía todos lados.

—¿Quién eres?¿Por qué estoy aquí? —dijo con la voz rasposa.

Olivia afortunadamente entró a la habitación.

—¡Emily!

—¡Olivia no me dejes sola con este extraño! 

Ambos se miraron y sabían que algo no andaba bien.

-.-.-.-.

—¿Es el mujeriego que me gustaba? —dijo ella mirando con sorpresa a su hermana— Ethan  Jensen...

—Si exactamente él te quiere mucho así que no te hará daño —Olivia la tomó de la mano y sonrió.

El doctor nos dijo que su cerebro al no recibir oxigeno puede haber generado algún tipo de amnesia temporal. Y teníamos que ayudarla a recordar, y tratar de hacerlo de forma lenta . Implicaba que aún no podía saber nada de los bebés.

—¡No me veas! —dijo empujándolo.

—Créeme que te he visto desnuda —contestó con una sonrisa a lo que ella se sonrojo.

—No lo recuerdo y tengo que bañarme —ella se quitó la bata quedando en frente de un espejo— ¿Y esta cicatriz? 

Aun el doctor les había dicho que no podríamos hablarle de nada con respecto al parto, hasta que recordara mejor su pasado.

Solo se quedó en silencio.

-.-..-.-.-

—Tú puedes ir a cuidar a los bebes y yo me quedaré con ella —dijo Olivia.

—¿Qué bebés? —la que parecía estar profundamente dormida preguntó.

Ambos se quedaron callados.

—Emily eso que me preguntaste de tu cicatriz —el tomo aire no sabía si era el mejor momento para decirlo— tuvimos dos bebes.

Ella solo abrió los ojos y no dijo nada.

—Voy a decir que los traigan —Olivia salió de la habitación.

Emily no decía nada.

—Parece que la mamá por fin quiere ver a sus lindos bebitos —dos enfermeras entraron con unas cunitas

Sus dos hijitos estaban despiertos.

—Hey mi príncipe y mi princesa —los bebes al escuchar su voz se largaron a llorar— ya no lloren mis bebes hermosos.

Él los levantó y dejaron de llorar.

—Ahora la mamá les podrá dar el pecho y recibirán los nutrientes necesarios —las enfermeras dijeron esto y salieron de la habitación.




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