Te amo... pero lo nuestro no será en esta vida.
...
En alguna parte de este mundo:
Se encontraba un hombre mayor de unos cincuenta años fumando pipa sentado en un carísimo sofá cruzado de piernas.
La puerta de la oficina es abierta, de esta entro un hombre atractivo de unos 24 0 25 años quien mira con desagrado al hombre que está sentado, el cual inunda el lugar con el humo.
—¿podrías dejar de fumar en mi oficina? — dijo el joven al señor mayor —y quita tu sucio trasero de mi sofá— gruño el joven. Obtuvo como respuesta una sonrisa burlona por parte del señor.
—¿cuándo piensa respetarme querido yerno? —dijo el señor negando con la cabeza y parándose del asiento.
—no tengo por qué hacer algo así —dijo el joven tomando una pequeña toalla y limpiando el asiento para sentarse —recuerda— dijo amenazante— lo único que nos liga a nosotros es su hija—el señor odiaba que dijeran que Karen es su hija, una bastarda como ella jamás seria su hija.
—como sea— dijo el señor restándole importancia ocultando su irritación—¿cuándo piensas salir a la luz y dejar de esconderte como una asquerosa rata? — dijo el señor. Sin previo aviso en un abrir y cerrar de ojos el joven le apuntaba con un arma en la cabeza. Sonrió cuando vio temor en la cara del hombre mayor.
—mide tus palabras si no quieres terminar con una bala en la frente— bajo el arma— iré con mi mujer en el momento oportuno— dijo suspirando— por ahora le daré libertad.
— o ¿estas esperando que alguien venga y te la quite? y de paso a tu hijo —dijo el señor venenoso. Ya estaba cansado de esperar, aparte de eso no le gustaba recibir órdenes de un niñato caprichoso que no sabía qué hacer con su asquerosa vida, pero tenía que aguantar y ganarse la confianza si quería llevar su plan a cabo. Por otro lado, el joven apretó los dientes al imaginarse a su mujer en manos de otro hombre.
— la marque para siempre— dijo calmándose recordando el día que la hizo suya —además antes de que eso pase, la mato—dijo con su mirada verdosa oscurecida por la ira— y con mi hijo— sonrió triunfante, ya se había encontrado con el niño y entablaron conversación— me llevo súper bien, lo veo de vez en cuanto.
—¿y el tal Nicolás? — dijo el señor para probar la paciencia del joven —qué harás con él?
—ese desgraciado— dijo entre dientes el joven, recordando las veces que vio al susodicho muy cerca de su amada —haré que Karen lo odie.
—sabes que es casi imposible— dijo el señor rodando los ojos— esa estúpida por más daño que le hagan no podrá odiar— dijo sin medir palabras— están noble— comenta con fastidio.
—no juegues con tu suerte —dijo el joven —tengo la facilidad de tronar los dedos y que mueras de la peor manera imaginada, así que controla tú lengua— lo miro con odio— claro si aprecias tú vida —dijo con tono burlón, recordándole al señor, el poder y la influencia que tiene.
El señor no dijo nada dando la conversación por terminada, se levantó y se fue dejando al joven en su oficina.
Karen era suya por derecho y su hijo era muestra de ese amor porque si no lo quisiera lo hubiera abortado. Pensó el joven sonriendo complacido.
Karen se le entro muy al fondo de su corazón, pero él no sabe amar.
En su infancia fue un niño muy solitario y su adolescencia no fue la excepción, pero cuando conoció a Karen "su cielo" así el la llama en secreto. Su hermoso cielo.
Desde el momento que la vio se sintió atraído por ella, era como un hermoso amanecer, su forma de vestir que a pesar de ser una escuela de gente rica ella no perdía su esencia, su manera de sonreír, todo de ella lo atraía y desde ahí se volvió una razón para seguir vivo y darse cuenta que él era capaz de amar, pero no todo lo que brilla es oro. Ella lo rechazo diciendo que no quería dañar su amistad, eso le partió el corazón en mil pedazos haciendo que tome decisiones erróneas.
La llamo diciendo que tenía algo muy importante que decir, él sabía que ella iría, porque ella era muy buena y le gustaba ayudar a los demás, además de que llevaba días sin ir a la escuela. Eso solo era parte de su plan.
Él pensó que tomándola sin su consentimiento ella correspondería sus sentimientos ya que era su primera vez, pero no fue así. Ella no se dejaba por eso le pego, la tomo demasiado fuerte, en vez de sacarles gemidos de placer, le saco gritos desgarradores, quería ser cariñoso que ella disfrutara, pero no se pudo.
Ella quedo destrozada. ya no le hablaba incluso le acuso con la policía, pero quien le creería a una supuesta caza fortuna queriéndose aprovechar del amor de un joven rico.
Le causo una bronca con su padre dañando la imagen de su familia adinerada. Cosa que él no entendía, si todo se arregla con dinero.
Cayo en las drogas se sentía deprimido y solo con esa sustancia podía ver a Karen feliz con él.
Pasaron semanas. Cuando ella lo busco, él se sintió muy feliz, su Karen había vuelto, pero algo que nunca espero fue que ella le dijera que estaba embarazada, eso le cayó como balde de agua fría. Él no estaba listo para crear a un niño, era muy joven para eso y se alejó.
Duro un tiempo y reflexiono, se decía a si mismo que ella no tenia a culpa, además era el fruto de su amor, él no debía dejarla sola, pero volvió a irse él se había vuelto un adicto. Prefirió alejarse, aunque eso le doliera más.
Fue a un centro de rehabilitación y cuando volvió nadie sabía de Karen y su padre le dijo que tampoco la buscara, que ella seria su ruina.
Poco después conoció al padre de Karen en un casino. El viejo era un real imbécil, pero se veía en la necesidad de ayudarlo al fin y al cabo eran familia.
Todo eso paso para llegar el día de hoy. El todavía recuerda su cuerpo gozando cuando la hizo suya, aunque ella no quería.
—Karen pronto serás mía de nuevo y esta vez no me iré— dijo recostándose en el sofá —eso tenlo por seguro. Seremos muy felices.