Los colores de mi cielo

capitulo 26

"hay personas rotas que aman, que te llevan a su propio infierno. No sabes si sentirte alagado"

 

 

—y-yo... ¿Dónde está mi hijo? —digo temerosa por lo que sea capaz de hacer.

—siempre supe que serias una buena madre, mi padre saltaría de la emoción si viera en la mujer que te has convertido — responde con otra pregunta, se burla de mí, el deseo de ahorcarlo pasa por mi mente— claro, saltaría si pudiera, pobre viejo, lo que le llevo su avaricia—dice negando con reproche—le costó las piernas y la lengua.

—¿dónde está mi hijo? — pregunto alarmada. Habla como si fuera el quien se encargó de aquella atrocidad que cuenta como si hablara del clima.

—no te preocupes, NUESTRO hijo está bien, pero necesita a una madre cuerda, primero recupérate, luego lo ves— sonríe como si fuera lo más normal de la vida.

—déjame ver a mi hijo— suplico, él hace caso omiso a mi petición, continua con su camino hacia la puerta— hare lo que me pidas ¿sí? —digo como última esperanza rogando que se apiade de mí. Se detiene y alza una ceja sorprendido.

—solo quiero una cosa de ti— dice acercando y poniendo su rostro cerca del mío, me contengo para no alejarlo— solo quiero que me ames como yo lo hago... quiero que me mires como yo te miro... quiero que tu sientas por mí, lo que yo siento por ti...— acaricia mi rostro con delicadeza sus ojos se llenan de lágrimas.

—l-lo siento... no puedo— digo agachando la cabeza— no puedo amar a alguien, que me ha dañado—levanto el rostro, su expresión muestra dolor y lágrimas contenidas comienzan a rodar por sus mejillas.

—tan, tan difícil es amarme—dice mirándome incrédulo — ¿qué tengo que hacer para que me ames? — sostiene mis hombros y me zarandea.

—me das asco—digo con desprecio y coraje. Alza su mano para golpearme, pero lo toques en la puerta lo detienen.

—No te salvas de esta, resolveremos en la noche— trata de besar mis labios, pero volteo el rostro impidiéndolo, su beso recae en mi mejilla— solo es cuestión de tiempo, tu solita vendrás a mí — suelta con pesadez.

Sale por la puerta, pasan alrededor de dos minutos y entra un hombre canoso de estatura promedio. Supongo es el doctor.

....

Como supuse era el doctor, lo primero que me dijo, fue que no le pidiera ayuda para salir. Las personas de este lugar le temen al "jefe", una chica de limpieza casi sale corriendo con solo una mirada de él. No sé qué rayos les ha hecho para que le teman tanto y aparte les cubran sus fechorías, no los culpo por tenerle miedo, soy testigo de cómo mato a dos personas y una pizca de clemencia.

Qué clase de escoria se convirtió. Debo buscar una forma de salir de aquí.

...

Los días son cada vez peor, la misma rutina, llega, habla lindo, trata de convencerme de que mi lugar es este manicomio, lo insulto, me golpea y termina violándome hasta saciar sus asquerosos deseos carnales.

Después de pensar en un plan para salir sin que se dé cuenta lo comienzo a poner en acción.

En el armario encontré un fino vestido de seda verde, no lo detallo mucho. Lo coloco en mi cuerpo y trata de arreglarme lo mejor posible.

Me sobresalto cuando escucho toques en la puerta. Sé que es el por qué en lo que llego aquí lo sigue haciendo. Según el para ser más caballeroso.

Abre la puerta para quedarse boquiabierto cuando posa su mirada en mi incomodándome.

—amor, estas bellísima—dice acercándose y tomando mi mano para que de vuelta en mi propio eje.

Trato de sonreír, siento un nudo formarse en mi garganta. Debo controlarme si quiero que todo salga bien, no puedo aguantar un día más aquí, terminaría igual o peor que él.

—q-quise arreglarme para ti— maldigo internamente por tartamudear— sé que te he dado muchos problemas, pero ya me di cuenta que mi lugar es este— sonríe abiertamente quisiera borrarle esa estúpida sonrisa— contigo y mi hijo.

Sin previo aviso se lanza hacia mi abrazándome. Me quedo pasmada en mi lugar, lo oigo sollozar. ¿Tan rápido cayo?.

—sabía que te darías cuenta— se aleja un poco y me mira sonriendo muy feliz. Todo lo que sea por salir de aquí.

Me digo a mi misma que sonría para que siga creyendo que "reflexione". Comienza a acariciar mi mejilla y se enciende mi alarma mental cuando lo veo acercarse, me contengo para no alejarlo.

Pega sus labios con los míos, mis ojos arden, pero no dejo que lagrima alguna salga de mis orbes. Debo contenerme.

Lo aparto cuando no aguanto más.

—podemos salir—frunce el ceño—digo vivo aquí y nunca he salido, quisiera conocer nuestra casa— finjo una sonrisa.

—por supuesto, todo por la mujer de mi vida—sonríe, da un beso en mi coronilla y toma mi brazo para llevarme fuera de ese lugar.

Con solo ver el pasillo me doy cuenta que este lugar es grandísimo. Me lleva por todo el lugar enseñándome todo, no presto mucha atención, no es el lugar que me importa. Cuándo bajamos aun es más grande, trato de memorizar el lugar, asi será más fácil escapar.

Me di cuenta que no esta tan custodiada, aparte no hay mucho personal. Esos son puntos a mi favor, solo tengo que proponerle algo y listo.

—tengo hambre—digo al terminar de recorrer la gran mansión y el gigantesco jardín, Mark está muy emocionado, de verdad cree que me acostumbre aquí.

—¿qué quieres comer? — pregunta entusiasmado.

—cualquier cosa estará bien.

—ya llamare al personal para que te preparen algo delicioso.

—n-no, no es necesario, quiero hacerlo yo.

—no tienes por qué, además quiero tratarte como una reina.

—lo quiero hacer, también me gustaría preparar algo para nosotros dos—digo obligando a mis pies acercarme a él.

—está bien— me da un pico.

Nos encaminamos a la cocina, pero esta la chica de la otra vez quien se espanta al vernos. Mark hace una seña y esta sale prácticamente corriendo del lugar.



#5929 en Joven Adulto
#25850 en Novela romántica

En el texto hay: triste, drama, drama amistad

Editado: 12.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.