El cielo oscuro que le daba un aspecto más tétrico a la habitación de hospital.
Sentía mis nervios a flor de piel y mis manos sudorosas.
¿Era la mejor idea? Eso estaba por ver.
¿Qué podría salir mal? Otra vez no podía rechazarlos sería una decepción para mi.
Y fue cuando Ethan cruzo la puerta acompañado de Hanna, los dos con dos cunas y una tímida sonrisa en su rostro. A penas podía ver la mantita celeste y la otra rosada.
—¿Estas segura de hacer esto? —su voz y sus ojos reflejaban el mismo temor que estaba sintiendo.
Asentí y me senté en el borde de la cama mirando las dos cunas en frente mío.
Ethan y Hanna salieron de la habitación dejándome sola.
Solo los recuerdos de cuanto los había esperado estaban allí presentes en mi mente.
Mire al pequeño que dormía plácidamente y luego a ella que tenía sus ojos abiertos.
No podía aguantar las ganas de llorar al no recordar nada de su nacimiento.
Un pequeño llanto me saco de mis pensamientos me puse de pie y observé a la bebe que cada vez lloraba más fuerte.
¿Qué tengo que hacer?
Mire hacia la ventanilla que separaba la habitación del pasillo con la esperanza que Ethan apareciera.
Soy su mama…
Mis manos estaban temblorosas la tome entre mis brazos y volví a sentarme en la cama.
—Lo siento… perdóname bebita —dije mientras trataba de calmar mi llanto.
Tengo que mantener la calma y pensar, es hambre lo que está sintiendo. Acomodé mi espalda y me desprendí la bata, dejando uno de mis pechos al aire.
Con cuidado la acerque a mi pecho y su llanto ceso, estaba buscando mi pecho.
Hasta que lo encontró otra vez sentía el dolor que me generaba que ella intentara succionar.
Mire al pequeño que también empezó hacer caritas con cuidado acerque su cunita a mi lado.
—¿Qué debo hacer? —dije tratando de ignorar el hecho de que me dolía lo que hacia la bebe.
Los dos eran chiquitos.
Soy su madre y yo puedo cuidar de los dos, Ethan lo había hecho y yo también podía hacerlo.
Tome a mi pequeño con mi otro brazo.
—Tú puedes Emily —me dije a mi misma.
Me volví a acomodar en la cama y fue en ese momento cuando por fin veía a mis hijos con los ojos de mi corazon. Mis sentimientos y recuerdos, mi yo interior volvió parte en si.
Mis pies volvieron a tocar tierra y solo lagrimas salían de mis ojos. El me miraba y ya no lloraba, y no sabía en qué momento ella había dejado de succionar.
Los dos eran parecidos, apenas se notaban sus cejas y sus narices eran pequeñitas. Y sus ojos que bajo la luz eran de un color grisáceo.
—Eilin —dije mirando a mi hija y depositando un beso en su frente— Evan —repetí el mismo acto con mi hijo.
Eran mis bebes a los que iba a proteger con mi vida y amar para la eternidad.
La puerta de la habitación se abrió y un irreconocible Ethan apareció, como nunca lo había visto salvo una vez cuando rompió en llanto en mi antigua casa.
Su cara empapada en lágrimas se acercó hacia mi sentándose a un lado de la cama.
—Son lo más bonito que tengo en esta vida… —dijo entre sollozos.
Tampoco pude aguantar las lágrimas el se acercó a mi y junto nuestras frentes.
—Son mis bebes… nuestros bebes Ethan —dije mirando otra vez a mis hijos.
—Lo se aunque esta niña tiene tu carácter… —el soltó una risa y yo lo mire— me pregunto de quien heredo ese rasgo.
El los conocía mas que yo y eso si me dolía, aunque no podía evitar y pensar lo saludable que se veían mis bebes.
—Hiciste un buen trabajo —el miro a Evan que estaba dormido y luego a Eilin.
—Oh Em tu pecho —mire mi pecho y estaba inflamado una pequeña sangrecita salía.
—No importa seguro es algo temporal hasta que me acostumbre —el tomo a la bebe en sus brazos— ¿A dónde la llevas?
Me miro con una sonrisa y levanto una ceja.
—¿Te importa? Es mi hija —fruncí el ceño y el empezó a reír— iré a que le den de comer hasta que tu…
—Puedo darle de comer yo misma —lo interrumpí— dame a la bebe.
—Pero… —volví a fruncir el ceño.
El se acercó otra vez con la bebe y tomo a nuestro hijo en sus brazos.
Hice el intento otra vez pero dolía.
Ese fue el primer intento de muchos no solo con ella sino con los dos había intentado pero era imposible.
Aquella noche había sido la más larga ya que era la primera vez que me despertaba tantas veces para saber de ellos.
—¡Levántate! —el grito de Olivia me hizo saltar de un susto.
Miré a mi alrededor y no vi a ninguno de los bebes, y tampoco a Ethan.
—¿Dónde están mis hijos? —mi hermana me miraba con una sonrisa de oreja a oreja— ¿Por qué me miras asi? ¡Olivia te hice una pregunta!
—¡Ay ya no grites! Están revisando a tus bebes —ella me tomo de las manos— estoy feliz que poco a poco estés recuperando tus recuerdos y que aceptes a los pequeños…
—¡Hoy le dan el alta a mi perra favorita! —otra persona entro gritando.
Noah estaba de pie con sus característicos lentes de sol. Y detrás de el Felix aparecio con unos globos y un gran peluche.
—Tu novio no quiso que le trajéramos esto a ti y a los babys…
Esa frase que dijo Noah se quedó en mi mente.
Novio… Ethan…
Aun no me sentía al cien por ciento confiada en el porqué de a poco quería asimilar toda la información.
—Bebe no vengas con tus dramas Emily necesita recuperarse —continuo Felix con su típico tono de voz.
—¡Absolutamente no! ¡Ese simio rebelde cree que tiene el derecho a quitarme a mis sobris y no lo voy a permitir!
—Es el papa…
—¡Emily su madre! ¡Ahora que ya está bien pondrá orden a esta situación! —dijo mirando al recién llegado.
Mis ojos fueron directo a sus brazos que traía a los dos bebes.
—Es un egoísta —Zack apareció detrás de el con dos bolsos.
#20678 en Novela romántica
#3590 en Chick lit
familia pasado odio mentiras secretos, universidad intrigas familias poderosas, hijos dolor reencuentro amor
Editado: 19.09.2022