Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 11: El calor de una familia.

Me separé de ella y miré el suelo apenado, ella se abrazó a sí misma.

—¿Quieres acompañarme a terminarme esto? —Le pregunto y ella ve mi bolsa con los cafés y las donas.

Me sonríe leve y mira el reloj que está pegado en la pared.

—Justo en cinco minutos empieza mi hora de comida. —Sonríe— Dame, haré que lo calienten.

Le sonreí.

—Gracias, Joanne. —Se la entrego.

—Seguro—Ella toma la bolsa estropeada y arrugada de papel.

La chica castaña se tarda alrededor de 7 minutos para salir su cofia en la cabeza. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana empañada por lo caliente de adentro.

Me senté frente a ella, y ella comenzó a repartir los cafés.

—Cuéntame un poco de ti. —Pedí, necesitaba sacar a Alex y todo lo que pasó hace un rato, no debía verme afectado o tendría que dar explicaciones, llegar a casa sólo sería una idea tonta, mi padre se la pasaría gritándome.

La chica sonríe.

—Bueno—Se sume de hombros, y me mira—Soy de México, mi cumpleaños es el 29 de abril, tengo un par de hermanos quienes viven en México—Noto ese par de ojos marrones un cierto brillo de tristeza.

—Me encantaría tener hermanos. —Aseguré mostrando una sonrisa.

—Por una parte, no—Sonríe— Mis hermanos son fabulosos, debo admitir, pero juntos son peor que un huracán en su último nivel de destrucción. —Ríe— Ese par corren de un lado a otro, arrasando por todo.

Comencé a reír.

—Serían buenos para demoler una construcción. Deberías hacerlos trabajar en ello.

Joanne comienza a reír.

—Lo pensaré—Bromea con una leve risa.

—Considéralo—Reí.

Me agradaba que Joanne, a pesar que me vio triste no ha preguntado el por qué, ella me está dando mi tiempo y eso me agrada mucho.

—¿Vives sola? —Me atreví a preguntar.

—No, vivo con mis abuelos. —Sonríe, tomando un sorbo de su café. — Ese par, no sé qué haría sin ellos. Cuando llegué a Londres, mi plan era irme a vivir con mi madrina y su familia, pero en cuanto lo supieron ellos viajaron hasta acá, dejando México por mí.

—Veo que son unidos.

—La gente de México somos unidos, la familia es lo más importante. —Sonríe. — Realmente soy afortunada.

—Me da gusto que estés rodeada de personas que te aman.

Ella me sonríe.

—¿Puedo preguntar por tu familia? —Me mira mordiendo su dona.

Sonreí leve y agaché la mirada.

—Comprendo—Me sonríe y toma mi mano un par de segundos para hacerme ver que está bien.

—Gracias—Le sonreí.

—¿Cómo vas con todo eso de la mudanza? —Le pregunté.

Se ríe leve.

—La mudanza fue una locura, aún estamos pintando algunas paredes y seguimos acomodando unos paquetes que siguen llegando de México. —Sonríe y sus mejillas se tornan rojizas— Creo que, si seguimos así, tardaremos otro mes más, yo no tengo tiempo en las tardes, y mi abuelo no puede cargar cosas pesadas, así que ya te imaginarás.

—Puedo ayudarte, cuenta conmigo. —La miro— No es problema para mí, no trabajo así que si gustas cuando llegues puedo ayudarte un rato para que duermas, y mañana voy a ayudarles a tus abuelos.

—¡¿Lo dices de verdad?! —Sonríe.

—Por supuesto—Sonreí de vuelta. —Cuenta conmigo.

—Muchas gracias, Jackson.

—Seguro.

Joanne comenzó a platicarme sobre su vuelo a Londres y todo lo que le ha costado estar lejos de sus pequeños hermanos, no ha mencionado a sus padres, entiendo que no quiera hablar de ellos aún.

Ella mira el reloj que cuelga en la pared y me mira.

—No quiero irme, me la estoy pasando muy bien. —Sonríe.

Sonreí.

—Y yo tampoco quiero que vuelvas al trabajo, me gustan tus historias—Le mostré mis dientes en una sonrisa. —Pero el trabajo es trabajo ¿No?

—Sí—Se limpia la boca—Bueno, me agradó tomar un café contigo, eres muy gracioso, seremos buenos amigos, Jackson.

—Ten lo por seguro, Joanne.

—Debo volver o me rebajaran la hora. Nos vemos después, gracias.

—Seguro.

—Aún te debo un café. —Ríe y se levanta.

—Joanne...espera.

Se contiene y me mira.

—Disculpa el atrevimiento, pero ¿Te gustaría acompañarme a una fiesta este viernes? —La miré, admito que estoy muriéndome de nervios, pero me muestro tranquilo, sus mejillas se tornan rojizas y ella sonríe.

—Me encantaría, Jackson. ¿Pasas por mí a las 8? —Sonríe.

—Eso debe ser un sí. —Sonreí.

—Eso fue un "Me encantaría, Jackson. ¿Pasas por mí a las 8?" —Ríe.

Comencé a reír.

—Estaré puntual.

—Seguro que lo harás. —Ella sonríe y camina.

Solté un poco del aire cargado que estaba carcomiéndome. Sonreí para mí y me levanté para irme.

Me giré para echarle un vistazo por última vez y ella me miraba mientras tomaba una orden sonriendo como siempre.

"El crecimiento y el desarrollo de los seres vivos son una consecuencia del metabolismo, es decir, de todas las reacciones químicas con las que se aprovechan los nutrientes y se eliminan los desechos." —Leí en voz alta para memorizar el párrafo, mientras le pegaba a mi frente como técnica de aprendizaje.

"Todo esto implica mecanismos de regulación para mantener estables las condiciones internas." —Continué leyendo.

Trataba de concentrarme en mi libro de texto, pero las escenas de mi novio y su amante me invaden la mente un par de veces. Cerré mis ojos frustrado y repitiendo el párrafo que trataba memorizar una y otra vez, pero mi mente sólo se concentra en ese par de infieles.

Cerré el libro furioso y lo arrojé lejos de mí, quebrando una lámpara.

—¡Maldita sea, Alex! —Grité, permitiendo que el nudo hecho de sentimientos asfixiantes saliera de mi garganta. —¡Tenías que romperme el corazón una vez más! —Tomé mi cabello y lo estiré con dolor, mis mejillas comenzaban a llenarse de lágrimas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.