Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 14: Un beso, Joanne.

La puerta se escuchó detrás de mí, lo ignoré. Hasta que se escuchó que le pusieron candado, me contuve y sentí unas manos rodearme y me giraron.

—Sabía que estarías aquí—Me sonríe Alex y con su mirada perdida en la lujuria, su mirada baja a mi entrepierna y sonríe—Tratando de calmar la consecuencia de mis toques.

—Alex. —Lo miré frunciendo el ceño, mientras el colocaba sus manos en mi mejilla y me pedía que me callara.

—"Shh" —Sonríe viendo mis labios— No digas nada, por favor. —Me atrae hacia él y une nuestros labios con necesidad, el calor comienza a subir por mi cuerpo y sus labios son adictivos.

Me dejo lleva un par de momentos por el deseo y la necesidad.

—Te necesito tanto...—Dice con desesperación y levanta mi sudadera amarilla y la quita de mi cuerpo. Sus manos ágiles comienzan a quitarme la camisa del uniforme y sus labios besan mi cuello, una vez que mi camisa está desabotonada, toma mi cinturón para desabrocharlo junto a mi pantalón y meter sus manos entre estos.

Gemí, encorvando mi cabeza hacia atrás, mis pantalones caen al suelo y Alex se arrodilla frente a mí, me sujeté fuerte de la orilla del lavamanos, y gemí al sentir sus labios alrededor de mi miembro. Cerré los ojos, fuertemente y tratando de tomar aire, estaba haciendo mucho esfuerzo para poder estar de pie, mi miembro entraba y salía de la boca de Alex rápido y continuamente.

Mis nudillos se volvían blancos de toda la fuerza que estaba haciendo para controlarme. Tragaba mis gemidos para no hacer tanto ruido.

Tocaron la puerta y toda la sangre se me bajó a los pies.

—¿Jackson, estás bien? —Dice Joanne detrás de esta.

Froté mi rostro con ambas manos tratando de tranquilizarme, Alex me mira limpiando su boca.

—Joder...—Susurré.

¿Qué demonios estaba haciendo?

—Dame un segundo. —Grité.

Alex me mira molesto: —¿Qué demonios, Jackson? —Susurra.

Comencé a vestirme y lo miré.

—Mantente alejado de mí, ¿Oíste? —Lo amenacé. Tenerlo cerca me provocaba hacer este tipo de cosas, me provocaba volver a su lado y ya no quería regresar a este mismo lugar.

Me sonríe lamiéndose los labios en una manera sensual y burlona: —Como digas, mi amor.

Lo fulminé con la mirada y lo señalé.

—No quiero que estés cerca de mí, aléjate —Le susurré molesto.

Mojé mi rostro y tomé servilletas.

—Y más te vale que Joanne no te vea junto a mí. —Le dije. Él levanta sus manos a la defensiva y sonríe.

Abrí la puerta y la cerré detrás de mí. Y la vi a un lado.

—H-Hola. —Me sonríe— Lamento que pienses que soy fastidiosa, es sólo que me quedé preocupada. ¿Todo está bien?

Comencé a secar mi rostro.

—Todo está bien, Joanne. —Le sonreí. —Sólo que me he sentido un poco mal, y he vomitado, creo que algo me hizo daño. —Mentí.

Su mirada emanaba preocupación y tomó mi muñeca.

—¿Quieres que te acompañe a la enfermería? —Me pregunta con preocupación. —No importa que lleguemos tarde a clase, vamos.

Su reacción me sorprende, nunca antes alguien había hecho esto por mí, me sentía raro. Sobé mi nuca en nerviosismo.

—N-No te preocupes, Joanne, de verdad, estoy bien...—Sonreí— ...Gracias, Joanne. De verdad, valoro todo lo que estás haciendo por mí.

>>>

Caminábamos juntos por la banqueta hacia la salida de la universidad, Joanne se había cambiado su ropa por el uniforme de la cafetería.

—Entonces, ¿Te pidieron llegar temprano hoy? —La miré, su gabardina estaba cerrada y sus manos metidas en ellas. El aire de esta temporada congelaba nuestros rostros, Joanne tenía la piel pálida y sus mejillas rojizas por el frío.

—Si. —Dice contándome que ahora trabajaría más horas.

—Te estás explotando, Joanne ¿Lo sabías? —La miré.

—Sí, bueno...necesito el trabajo—Se sume de hombros— No quiero que ellos se preocupen por los pagos de la universidad. —Dice refiriéndose a sus abuelos.

—Comprendo. —La miré. —Es...admirador.

Ella me mira y sonríe.

—¿De que hablas? —Me pregunta?

—Todo lo que haces, es admirador, trabajas mucho para salir adelante. —Le sonrío. —Haces que todo parezca tan sencillo.

Ella ríe leve.

—No sé qué contestar. —Se sume de hombros.

—Vaya, la brillante Joanne Lean no sabe que contestar, después de siempre tener plática para todo—Reí.

Ella sonríe y se comienza a sonrojar.

—¿Acabas de llamarme Brillante?

Cuando me doy cuenta, ya es muy tarde para cambiar de oración, mis mejillas se tornan rojizas y comienzo a ponerme nervioso.

—Y-Yo...

Ella me mira sonriente, esperando por mí.

—¡Hola chicos! —Grita Robert desde su carro. —¡Suban, yo los llevo!

—¡Wow! Robert no sabía que tenías un carro. —Dije sorprendido.

—Es mi nueva adquisición amigo. —Ríe—Suban, chicos.

—Robert...tu Ginetta es sólo para dos personas—Mencioné.

—Ajá. —Me mira divertido. Y luego mira a Joanne. —¿Cuánto peso puedes cargar, Joanne?

Joanne me mira y comienza a reír.

—Debes estar bromeando. —Lo miré. —No dejaré que Joanne me cargue en sus piernas.

—Entonces... ¿Cargas tú a Joanne? —Pregunta Robert al parecer divertido por toda esta situación. Comencé a sonrojarme.

—Creo que me iré caminando esta vez. —Le digo sobándome la nuca.

—Sí, muchas gracias, Robert—Menciona Joanne.

La miré.

—Tú subirás al coche de Robert y yo me iré caminando. ¿Bien?

Joanne niega.

—No te dejaré sólo. —Me mira.

—Joanne, necesitas llegar a tiempo al trabajo o te descontaran el día. —La tomé de los hombros y me miró. —Está bien, ve con Robert, yo iré en la noche por ti ¿Entendido?

—¡Él estará bien, Joanne! ¡Sube! —Menciona con una sonrisa— Te llevaré al trabajo.

Joanne me mira y asiente.




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