—Bien, quedará para el anuario con una frase algo como: "Nací para bailar, pero la universidad me lo impidió"
Ambos reímos.
—Pondrán en el encabezado Joanne la chica estriptis Lean.
—Mi abuelo se moriría al ver eso. —Ríe.
—¡Seguro! —Sonreí.
Ambos nos miramos por unos segundos sin decir nada, Joanne recargó su cabeza en mi hombro izquierdo y seguimos bailando. La tenía abrazada y sentía su corazón golpear su pecho. La canción se acabó y nos separamos, sus mejillas rojizas estaban presentes. Sobé mi nuca y ella sonrío.
—¿Quieres salir al patio? —Le pregunto y ella asiente.
Ella camina y la sigo, antes de salir ella toma un par de latas y sale completamente.
Nos sentamos en el césped y ella abrió una lata para mí y otra para ella.
—Toma—Dice y me la entrega.
—Gracias—Digo tomándola y bebiendo de ella.
—Bien nos queda hora y media. —Le digo viendo el reloj en mi muñeca.
—No quiero llegar a casa, me la estoy pasando muy bien. —Me dice.
Sonreí leve: —Si yo también.
Ella me mira con curiosidad de algo, dudó algunos minutos y después lo dijo: —Jackson ¿Puedo preguntarte por algo intimo?
Su pregunta me toma por sorpresa y tardo algunos momentos en contestar: —Seguro ¿Qué pasa?
—¿Alguna vez te has enamorado? —Me pregunta y sonreí.
Asentí: —Si—Tensé mi mandíbula.
—¿T-Te hirieron? —Me pregunta.
Agaché la cabeza y ella toma mi mano en consuelo: —Perdona, no preguntaré más.
—No, está bien—Sonreí. —Sí, me hirió, me vio la cara de tonto y me engañó con otro. —Le digo y ella me mira. —Los vi en la cama. —La miré y su mirada cambia. —¿Y tú, alguna vez te has enamorado?
Ella agacha la cabeza y asiente. —Sí, una vez. Y también me hicieron lo mismo que a ti. —Confiesa y la miro sorprendido.
—Malditos infieles. —Dije y ella sonrió. —¿Sabes? Deberíamos brindar porque al fin salieron de nuestras vidas. ¿No?
Ella sonríe: —Sí. —Levanta su lata y me mira—Brindo porque jamás vuelvan a nuestros corazones ni a nuestras vidas. —Levante mi lata y sonreí.
—¡Salud! —Dije y chocamos nuestras latas.
Una mano toma mi hombro y el hombro de Joanne.
—¡Vaya! ¡No sabía que habían venido a la fiesta, chicos! —Me giré y lo vi.
—Hola, Alex—Dice Joanne con una sonrisa.
Dios.
No le respondí y sólo bebí.
—¿Qué hacen los dos acá solos? —Pregunta.
—Brindamos—Joanne le sonríe.
—¿Celebran algo en especial? —Dice tratando de ocultar sus enfermizos celos y lo miré molesto.
—Sí, brindamos para que nuestros ex's no vuelvan nunca más a nuestras vidas—Le sonreí—¿Quieres brindar junto a nosotros? —Le pregunto cínico.
Alex, me mira y su mirada refleja enojo.
—Resulta que nuestros ex's son unos idiotas y brindamos porque jamás vuelvan personas tan dañinas. —Sonreí y Joanne comenzó a reír. Ella no sabía nada, Alex me miró.
—¿Tanto odias a esa chica? —Sonríe.
La miro con una sonrisa y le digo: —Digamos que entre más lejos esté de mi vida es mejor.
—Entonces, brindemos por eso Jackson. —Dice Alex. —¡Salud! —Menciona ocultando su enojo y los tres chocamos las botellas.
—Huh, ¿Me disculpan un momento? —Dice Joanne—El alcohol ya hizo efecto en mi vejiga—Ríe y asentí saltando una risa leve.
—Seguro. —Le dije y Joanne se levanta y entra a la casa, no le quito la vista.
Alex estaba frente a mí y me miraba con enojo. —¿Me quieres lejos de tu vida?
Sonreí: —Creí que te había quedado claro. —Le dije sin mirarlo, y viendo por donde se fue Joanne.
—No me puedes hacer esto, Jackson. —Me dice y sigo sin mirarlo.
—He tomado una decisión. —Le dije—Ahora si me disculpas—Revisé el reloj en mi muñeca. —Debo entrar a ver a Joanne.
Se pone frente a mí y me detiene: —Jackson, escúchame.
—¡NO, JODER! —Le grité cansado. —¡Deja de insistir! —Observé que las miradas estaban sobre nosotros, así que bajé la voz—No insistas, ya no te quiero en mi vida, no habrá terceras oportunidades, ya no confío en ti. YA NO. —Le dije apuntándolo. —Entiende.
—¿Ya no me amas? —Me pregunta con sus ojos llorosos.
Lo miré y no respondí nada, sólo me alejé de él y entré. Busqué a Joanne entre la gente y no la encontré. —Robert—Le toqué el hombro. —¿Sabes si Joanne ya salió del baño? —Lo miré.
Me mira: —No lo sé, hermano. —Me dice, y Mery me mira—Sólo la vi entrar.
—¿Si gustas puedo ir a ver? —Me dice Mery.
Miré a todos lados y no vi al idiota de Jasón. Comenzaba a preocuparme.
—No, está bien—Sonreí, aparentando que no estaba preocupado. —Ya vuelvo. —Dije buscando al grupo de Jasón, el idiota que anda detrás de Joanne, ese troglodita y su equipo de futbol americano, me tienen harto.
Los encontré del otro lado de la cocina, conversando, me agaché y me escondí cerca de la barra en la que estaban. —¿Creen que logre llevarla a la cama? —Dice en susurro.
—No sé, Brad. Ella se ve que es difícil.
—Joanne, puede ser lo más difícil que quiera, pero Jasón sabe cómo llevarlas a la cama.
—Apuesto, que ahora mismo la está haciendo suya.
—¿y si alguien sabe que Jasón la encerró en el baño?
La preocupación y el coraje se acumulan dentro de mí.
—No creo, no había nadie adentro, y cerró la puerta.
Me escabullí hasta salir de la cocina, llevando conmigo un cuchillo, pasé furioso entre la gente, llegué al baño y forjé la cerradura, pero no pude.
—¡MIERDA!
Comencé a patearla, una y otra vez hasta tirar la puerta y ahí estaba Joanne arrinconada entre la pared y el cuerpo de Jasón, ella lo empujaba, pero la empezó a tomar de la pierna, subiendo por dentro de su vestido.
—¡Suéltame! —Gritaba Joanne.
La imagen de mi madre, me viene a la cabeza gritando y pidiendo ayuda.
Las ganas de matarlo a golpes me consumen.