Después de haber tomado una escala de Londres a Los ángeles por fin aterrizamos en tierras mexicanas, caminábamos por los corredores del aeropuerto, cargando nuestras maletas, podía observar que las manos de Joanne estaban inquietas y temblorosas, debidamente por los tremendos nervios que traía. Sabía que estaba emocionada por ver a su familia, y me preguntaba si…ella quería volver a ver a su madre después de todos los rechazos que le ha dado. Su mirada estaba al frente y mi mano roza la suya, mi estómago aletea por ese roce, extendí mis dedos temerosos para tomarle la mano, pero a milímetros de poder conseguir un roce nuevamente, ella corrió emocionada.
—¡Papá! —Gritó, ella dejó caer la maleta a mitad de camino y corrió a abrazar a su padre que estaba sonriente de verla, sosteniendo un cartel con una frase así: “Bienvenida a casa, anne” Era un pequeño diminutivo de su nombre al parecer.
Mi cuerpo se sentía diferente, la falta de su mano en la mía se presenta, debido a que mi mente estaba deseando tomarle la mano, pero al no conseguir ese deseo, todo parecía ahora triste y confuso. Me incliné para tomar la maleta y acercarme a ellos, me mantuve parado a un par de pasos mientras ambos se abrazaban fuertemente, él parecía amarla mucho, la abrazaba de una manera tan extraordinaria para mí, me quedé parado viéndolos y dándoles su espacio, algo dentro de mí se preguntaba cómo era el amor de un padre. Incluso mi padre nunca fue cariñoso conmigo, todo el tiempo estaba molesto y culpándome, ni siquiera podría imaginármelo abrazándome.
El padre de Joanne se separa de ella besándole la cabellera y aparta su mirada de ella para encontrarme a mí, con alegría, yo le sonreí. —Tú debes ser el famoso Jackson Williams. —Me señala, y una sonrisa similar a la de Joanne se asoma por el rostro de su padre, ya con nervios y pena, sobé mi nuca y asentí.
Ese par de palabras “el famoso” habían retumbado en mi cabeza, ¿Eso significaba que ella le había hablado de mí? Y ahora mi curiosidad se elevaba para saber qué era lo que hablaban de mí, si Joanne había dado esperanzas de mí o simplemente me veía como un amigo nada más.
Tan rápido como mis pensamientos fluían, el padre de Joanne me abrazó sin previo aviso, me quedé rígido al sentir que me abrazaba, me sentía extraño ahora mismo, ese sentimiento de algo nuevo me abarca y me acostumbro a ese sentir, porque se siente muy bien. Mis manos le responden, podía ver a Joanne vernos con una sonrisa. —Joanne me ha contado mucho de ti, hijo. —Suelta su padre, separándose de mí, mantengo mi mirada en él y le sonrío. Algo dentro de mí se siente bien y mi estómago comienza a experimentar ese sentir que aún no puedo explicar. — Gracias por ser un buen amigo. —O bueno, duró muy poco cuando mencionó “Buen amigo” indicándome que ella me veía solamente de esa manera.
Alejo esos pensamientos y lo miro. —No tiene nada que agradecer, realmente soy yo el que debe de agradecerles por la excelente …amiga que me han brindado.
El camino a casa fue tranquilo, miraba las calles por la ventana, admirando a la gente que caminaba y convivía con los demás, y confirmé que era verdad lo que se decía de México, la gente realmente era unida, y amorosa con los demás, en Londres solíamos ser muy fríos o distantes la mayor parte del tiempo, y me di cuenta gracias a Joanne, conocer sus costumbres me hacía estar encantado por la vida.
Dejé mi maleta en un rincón, junto a las de Joanne, un par de niños al escuchar la puerta salieron corriendo a abrazar a Joanne. —¡¡Joanne!!
Ella tan alegre se hincó y abrazó a ese par, me hacía muy feliz el verla contenta, ella los acarició. —¡Dios mío, pero como han crecido! —Los llenó de besos y comenzó a darles mucho cariño.
El cariño de una hermana mayor…ahora estaba preguntándome ¿Cómo es sentir el amor de una hermana? ¿Cómo se siente el ser protegido por una hermana o un hermano? Tenía a Robert, siempre ha sido como un hermano para mí, mas nunca tendría una sensación igual, es decir de vivir sobre el mismo techo, el de bromear en casa, el pelear si alguien se pone mi ropa o esos secretos que solo se tiene con los hermanos.
El chico me mira. —¿Y él quien es, Joanne? —Pregunta curioso. Su hermana me mira y sonríe, el parentesco de ambas hermanas era sorprendente, quizá lo único que las diferencia es la edad.
Joanne se pone de pie y me mira. —Él es Jackson, es un amigo de Londres.
Las comisuras de mis labios se elevan un poco y les sonrío. —Hola, es un placer conocerlos, moría por saber quién eran esos famosos hermanos traviesos.
—Soy Sally, y él es Max. —Dice abrazando a su hermano menor. Sally me mira con una sonrisa diferente, como si supiera algo de mí, y no quisiera decirlo. Ella se gira a ver a su hermana mayor y le dice. —Vaya, Joanne, nunca me dijiste que era apuesto. —Le dice picándole el estómago.
Sentí como mis mejillas se calentaban, su comentario me había tomado por sorpresa su mención. Joanne se ruboriza también y parece muy apenada.
—¡Sally! —Dice, abriendo los ojos en señal que se callara.
Sally comienza a reír. — Lo siento, la verdad es que me encanta hacer eso, sé que le molesta mucho.
Sobé mi nuca en pena y solté una pequeña risa. —No te preocupes, creo que tenemos algo en común tu y yo, nos gusta molestarla de vez en cuando.
Ella me acompaña con una risa, mientras el pequeño hermano me mira sorprendido, le toma la mano a su hermana mayor y le susurra en un tono aun audible para mí. —Su acento es raro.
Joanne me mira riendo y sólo le acompañé. —Es debido a que mi español no es mi idioma principal. —Le digo, revolviendo el cabello lacio de su hermano y me mira. —A pesar de tener a mi madre, la cual su lengua natal si era el español, me tocó aprender el español en academias en Londres. —Le digo. —También sé que mi español es muy raro. —Reí, y el pequeño sonríe.