Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 29: Sentimientos a la luz.

Joanne se aleja, sintiendo el frío recibimiento de su madre, puedo verle sus ojos de perfil, llenos de lágrimas, un nudo se me posiciona en la garganta y quisiera aliviar el sentimiento que está acumulando en el pecho ahora mismo.

—No lo mencioné, porque ella…no se sentía muy bien, pero veo que ya se te pasó el malestar, amor. —Dice el padre, tratando de ocultar la verdadera razón de su padre, y en segundos me imaginé que era por Joanne.

La mirada de su madre sigue en mí. Me veo en la necesidad de levantarme de mi lugar y acercarme para extenderle la mano. —Jackson Williams, un gusto conocerle. —Le dije manteniendo mi mirada dura y mi mano extendida, ella asiente dejándome con la mano extendida y se aleja para sentarse en la mesa, tragué el nudo en mi garganta y la bajé.

Joanne me da la espalda para mirar hacia la pared, muy cerca de mí, vi que sus manos suben a su rostro y el coraje se incrementa dentro de mí. Mis manos toman sus hombros y le susurro. —¿Estás bien? —Con un tono dulce y cálido, ella asiente y pasa nuevamente su mano por el rostro y se gira con una sonrisa grande, sus ojos estaban rodeados de ese color carmesí que indicaban que había llorado, sus ojos tenían ese brillo apagado nuevamente.

—Sí, todo muy bien. ¿Comemos? —Me sonríe, le miro, admirando su fuerza y esa manía que tenía de aparentar que estaba muy bien aún que se estuviera desmoronando por dentro. Asentí, apretando mis labios y juntos nos sentamos de nuestro lado.

Comíamos, mientras Leonel platicaba algunas anécdotas de cuando Joanne era una niña. La mesa se había inundado de risas, excepto por esa mujer que se mantenía en un estado neutral de sus emociones, comía en silencio. —¡Te lo juro! ¡Le encantaba revolcarse en la tierra! —Comencé a reírme, Joanne tenía sus mejillas rojizas, moría de pena, pero estaba riéndose. —De hecho, llevo una fotografía de ese día. —Dice tocándose la chaqueta y luego los pantalones, en busca de probablemente su billetera.

—¡No papá, por favor! —Dice cubriéndose el rostro, yo sólo estaba riendo de toda esta situación, su padre me entrega la fotografía y sonrío. —¡Ay, no! —Exclama con tremenda pena, su rostro está rojizo.

—Oye no… ¿Por qué te da pena? —Reí y la miré. —Es una fotografía muy buena realmente. Te ves muy dulce, y bueno, lo bonita siempre. —Le sonrío, sentí mis mejillas enrojecerse.

No puedo creer lo que acaba de decir.

Ella abre un poco sus labios, sus mejillas siguen rojizas y se ríe. —Ay, que bobo. —Dice riendo, mientras pega su rostro en mi brazo. — Sólo quieres alagarme para que te dé más postre ¿Verdad? —Toma el tazón que tiene ese delicioso pay.

Solté una pequeña risa, y miré a su padre que reía junto a nosotros.

—La verdad es que sí. —Dije riendo, en broma. Tomé el tazón y me serví un poco más.

Todos reían en la mesa, hasta que la poco entusiasta de su madre habló. —Por supuesto que él sólo quiere eso ¿Qué esperabas? —Suelta en amargura. —¿Que el británico se enamorara de ti? —Dice y siento mi estómago retorcerse ante sus palabras, Joanne borró su sonrisa, y le miró con el rostro fruncido, su madre se ríe, en forma de burla. —Por favor, no me hagas reír. Ni siquiera pudiste retener a Milton ¿en qué mundo vives, Joanne? ¿Cuándo vas a madurar? —Dice, limpiándose la boca con una servilleta, se levanta y camina a la salida. Joanne tiene la mirada perdida, noto que sus ojos se llenan de lágrimas, mi mano toma la suya por debajo de la mesa, para demostrarle que estoy con ella siempre.

—P-Pensé que te daría gusto tenerme aquí después de tanto tiempo, mamá. —Le reprocha con la voz quebrada, su madre se detiene y le mira, Joanne levanta su rostro, el cual empieza a llenarse de esas lágrimas saladas que apagaban sus hermosos ojos. —Y-Yo sólo no logro entender, ¿por qué me odias? Aunque ya me lo has dicho muchas veces, aún siento que…—Dice y su brazo llega hasta sus mejillas, limpiándolas por completo. —sólo es un escudo, porque tu orgullo de adolescente no puede darse la oportunidad de amarme…después de todo eres mi madre…—Su madre la interrumpe y le mira con esos ojos frívolos.

 

—Madre por obligación, y por qué realmente ya habías pisoteado todos mis planes. —Le dice, tan pronto como su madre suelta esas palabras, Joanne deja caer las demás lágrimas, ella suelta mi mano y se levanta, corriendo lejos de la cocina.

—¡Joanne! —Le dije, sentía mi corazón golpear mi pecho y esa impotencia de poder hacer algo, pronto me levanté para seguirle.

—Dale su espacio, ella va a estar bien. —La mano de su hermana me detiene, su rostro triste me mira y después miro a su madre.

—Y tú, realmente no te pierdes de nada. —Me dice dura. —Si no te alejas de ella, va a cambiar tus planes para mal, no te creas nada de lo que te hace creer. —Dice.

Su padre mira a sus hijos. —Vamos, es hora de hacer la tarea. —Les dice y se los lleva fuera de la cocina.

Tragué el nudo en mi garganta, miré a su madre, enojado. —Con todo el respeto que usted se merece de mi parte, está totalmente equivocada, Joanne es un ser maravilloso, es luz en las vidas de los demás, es una mujer fuerte y que nunca se rinde, la he visto reír, la he visto trabajar muy duro para sacar adelante a sus abuelos y pagar la universidad sola, y-yo le he visto tragarse ese mar de emociones que lleva en su corazón y poner una jodida sonrisa, es una chica increíble, es estudiosa, comprometida, inteligente, amorosa y sobre todo es un alma preciosa que va en la vida de todos iluminándonos con ese poderoso brillo—Tragué nuevamente el nudo en mi garganta.




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