Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 41: Un poema desde el corazón.

Ella comienza a reír y niega.

Comenzamos a tirar, los números iban incrementando cada vez que acertábamos, y el tiempo disminuía.
 

Un sonido nos indica que ha terminado el tiempo y ella gritó en emoción.—¡SOY LA FUCKING AMA!—Me empecé a reír y la abrazo bruscamente para besarla en un beso necesitado. Ella se ve sorprendida al principio y luego me empieza a besar.

Me separé para tomar aire y ella igual,me muestra una sonrisa grande. Estaba algo atónita —¿Q-Qué fue ese beso?—Pregunta y me siento apenado ahora.

—Yo...simplemente, me veo encantado y emocionado por ti.—Me sincero y ella acaricia mi mejilla y me besa nuevamente.—¿Que quieres de cenar?—Le pregunto.

—Pensé que ya estábamos en ello.—Seductoramente dice y comencé a reír.

-

—Así que ¿has decidido eso?—Me dice mi padre, mientras bebe de su taza con café.

Asentí.

Él traga el líquido y me mira.—Dime algo, Jackson. Tu detestas el fútbol ¿porqué tu decisión de entrar?

Lo miro.—Ya te dije, quiero obtener la beca, y... quiero independizarme un poco más de ti.

Él asiente.

Parece que mis palabras de alguna forma lo lastiman, no veo lo malo en ellas, todos alguna vez tenemos que independizarnos de nuestros padres.

—Veo que nunca podremos tener una buena relación de padre e hijo.

Exhalé.—¿Que hay de malo en ello, papá? Eso no afectará en esto.—Nos señalo. Él parece pensativo y sin embargo no dice nada.—La amo papá.

Soy sincero.

Él me mira.—Estoy enamorado de ella, q-quiero casarme con ella en un futuro. E-Es una idea loca...una completa locura, pero cuando la veo sé que es con ella.—Le digo—Cuando siento que mi estómago se revuelve de tantas emociones, sé que jamás voy a amar a nadie más que a ella.

Mi padre asiente.

—Quiero independizarme de ti, por que no es justo que me des la vida regalada. Quiero mostrarle a ella que estoy construyendo un futuro para ambos. ¿Comprendes? Le daré la vida que se merece, y la haré tan feliz. Es por eso que he optado por entrar al equipo, eso me ayudará a ser responsable.

—Si ya has tomado la decisión, entonces te apoyo hijo.

Asentí con una pequeña sonrisa.

-

Martes.

Las clases iban tan normalmente como siempre. La maestra de poesía comienza a anotar en el pizarrón la actividad para esta clase.

—Un poema. Libre.—Dice mientras escribe en el pizarrón.—Quiero ver lo que hay dentro de esos corazones. Joanne estaba sentada a un banco adelante del de la derecha mío, mientras que Alex estaba en un rincón.

La maestra comienza a darnos una hoja en blanco, banco por banco, se detiene frente a mí.—Necesito que esta vez pienses con el corazón y no con la cabeza.—Me susurra.—Piensa en la persona que está en tu cabeza últimamente, aquella que te hace sentir diferente.

La miré y asentí.

Un poema.

Miré la hoja en blanco y sentí que era difícil.

“¿Cuál de las dos personas que están en mi corazón ahora mismo me inspiraría a hacer un poema?”

Miré a Joanne, ella estaba escribiendo, luego borrando, parecía tener algo de problemas con ese poema.

Tomé el lápiz y comencé a escribir, borrando algunos renglones y luego volviendo a escribir.

Pasó hora y media, cuando la maestra se levantó y comenzó a recoger los poemas. Se detuvo en mi banco, miró mi hoja, la leyó, miró a Joanne y me miró nuevamente a mí, mis nervios comenzaron a darse a notar, Joanne parece sorprendida por esa mirada rápida, luego la maestra asiente hacia mi dirección.
 

—Muy bien, veamos.—Dice observando los poemas de forma rápida, podría apostar que ni siquiera los estaba leyendo.—La dinámica de hoy, será que yo tomaré uno al azar, mencionaré el nombre y pasará a leerlo.
 

Mi frustración comenzaba a incrementar. “¿Qué había sido esa mirada?”

Ella revolvió las hojas y seleccionó una al azar.

—Garamond, William.

La maestra comenzó a pasar a los chicos de uno por uno al azar, la sensación de culpa me invade, pretendo prestar atención a la clase pero no lo consigo.

Mis compañeros se levantan de uno en uno expresando lo que han escrito en sus hojas, pero entre esas estaba yo, tan seco y tan distraído.
 

La maestra mira su muñeca.—Ya por último, quisiera que Jackson leyera su poema.—Ahí iban esos nervios tercos de nuevo.
 

Mi quijada se tensa y ella comienza a buscar mi “poema” entre las hojas. La encuentra, y lo observa.—¿quisieras leerlo?
 

Me levanté, sintiendo todas las miradas hacia mí. Apenado la miré y le recibí mi poema.

—Maestra, yo...—comienzo a decir, pero ella se detiene.

—Vamos, léelo, no tienes nada qué perder.

Exhalé.

—Yo...—Me contuve, miré hacia Joanne, y mi estómago estaba aleteando de tantas emociones. Exhalé.—Nuevamente he dejado la hoja en blanco.—Mencioné y me callé.

El reloj grande suena, indicándome la salida. Doblé la hoja, la maestra me mira seria y asiente.—Muy bien clase, pueden retirarse, nos vemos el próximo jueves.—Dice, sin quitar su postura, me miraba algo ida, agaché la mirada, luego tomé mi mochila, Joanne se acerca a mi y me sonríe.

—¿Nos vamos?—Pregunta, dulcemente le asentí. Ella me sonríe y se ve interrumpida por la maestra.

—Joanne, ¿puedes darme algunos minutos con Jackson?—Ella algo sorprendida la mira y asiente.

—Seguro,maestra.—Le dice y me mira.—Te espero en el estacionamiento ¿bien?

Asentí.

—Seguro.

Joanne se retira y la maestra se sienta sobre el escritorio y me mira fijamente.

—¿De que quiere hablar, maestra?—Dije sosteniendo mi mochila de un lado, y en la otra mano mi “poema”

—¿por que?—Me pregunta sin más.

—No me correspondía leerlo.—Aseguré.

—¿Ella lo sabe?—Me pregunta curiosa.

Solté una pequeña risa nerviosa. Asentí.

—La mayor parte.—Le informé.

Ella asiente con una pequeña sonrisa.—Te felicito, es el primer poema que en todos estos años has terminado.—Me dice y siento que mi rostro se calienta, puedo asegurar que estoy sonrojado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.