Los colores del alma|lg(b)tq+

Capítulo 45: La historia detrás del rechazo.

AVISO: Este capítulo tiene contenido sexual, lo explícito está en cada quién, es decisión de cada quién consumirlo, en dado caso que no desees hacerlo te haré saber con algunos signos (***) para que sepas en donde comienza y en donde termina. De antemano muchas gracias por tu apoyo.

El camino a la cama fue un largo recorrido de besos y respiraciones en incremento. La recuesto sobre la cama y al momento de acomodarla mejor se golpea la cabeza con la cámara de Robert que había dejado sobre la ella, ella suelta una carcajada y me siento apenado.

—Mierda, no sirvo para esto. —Solté una pequeña risa nerviosa y quité la cámara para que ella estuviera mejor. —Lo lamento. —Le ofrecí una sonrisa y ella muestra una igual. —¿Mejor?

—Definitivamente. —Me dice y me atrae con ambos brazos, y ahora estoy sobre ella, apoyando ambos brazos en la cama para no aplastarla. Una de mis manos recorre su pierna con lentitud, mis labios bajan lentamente por su quijada para después descender por su cuello y dirigirme a su hombro.

Mi mano baja el tirante de su hombro lentamente y beso ahí.

Realmente no sabía como quitar esta cosa. “¡¿Qué se supone que haga?!”

Mi mano izquierda va a su vientre, introduciéndose dentro de la lencería, quería revisar si había algo, quizá un broche o un cierre, no sabía un carajo de esto, no había nada, mi sistema comienza a alarmarse al no encontrar una solución, seguí besándola para evitar que se diera cuenta que tenía problemas con este sexi y estorboso traje. Mi mano llega hasta su pecho y comienzo a acariciarlo, mis labios bajan a esta zona.

“Pensará que soy un completo idiota si no se lo quito ya”, mis manos toman el escote y trozan toda la tela. “Luego le repondría este

Ella se carcajea. —¿No te ha gustado? —Pregunta y le sonrío.

—Digamos que me vi un poco en problemas con el tiempo. —Quise repararlo. —Quizá después te lo reponga. —Le susurré y la besé, ella responde y se sigue riendo.

—En realidad, tendrás que reponérselo a Mery. —Me dice. —Ella insistió en prestármelo, lo acaba de comprar. —Se ríe.

“Entonces, ¿por eso estaban en la habitación?”

—Ella sabía que se arriesgaba conmigo. —Dije y ella sonríe, sus manos están en mi espalda acariciándome, mientras que una va a mi cabellera mojada. —Joanne, ¿segura que quieres esto?

Ella arruga el entrecejo con una sonrisa. —Por supuesto, ¿Qué te hace dudar? —Me pregunta.

La miro y beso rápido sus labios. —No lo sé, bebiste, yo bebí, creo que no sería bueno. —Le dije.

—Puedo razonar aún y estoy segura de que quiero esto. —Menciona y besa mis labios durante un tiempo corto.

—Ah ¿sí? —Le pregunto. —¿Cuánto es 8 por 5? —Ella se ríe.

—¿Qué? —Niega—¿Hablas en serio? —Se ríe. —Estamos a punto de hacer esto y hablas de matemáticas. —Me río.

—Estoy seguro de que un borracho no sabría la respuesta. —Le dije.

—Cuarenta. —Dice segura.

—Eso es suficiente para mí. —Dije y la besé, ella se reía, no podía ser que en este momento le sacara más risas que gemidos. Eso realmente es triste.

****** Inicio del contenido que podría ser “explícito” *******

Mi mano derecha toma su pecho izquierdo y mis labios están sobre el otro, depositando pequeños besos, mis ojos se elevan, observando que ella tiene los ojos cerrados, mientras su cuerpo se arquea levemente, se eleva un poco más cuando mi boca tiene su pezón dentro. Succioné unas cuantas veces, y conseguí como respuesta unos tímidos gemidos.

“Recuerda lo de la muñeca, recuérdalo” —Me repetí para no olvidar nada.

Mi mano derecha baja lentamente, marcando un camino con mis dedos hasta llegar a su vulva. Mis dedos se introducen en busca de ese amiguito escondido, moviendo en forma circular y lentamente.

—Hum. —Sus labios expresan y una sonrisa se apodera de mi rostro, ella trataba de ser silenciosa, podía notarlo, en la siguiente habitación estaban los chicos y no queríamos que nos escucharan, entonces mis labios van a su boca, tratando de silenciarla un poco, pero sin dejar de mover mis ledos, provocaba que dentro de mí ardiera en una pasión que no podía controlar.

—¿Se siente bien? —Susurré en su oído, inundando en la lujuria.

Gime un poco y asiente. —En realidad muy bien. —Muerde su labio levemente. Besé sus labios y lo mordí levemente.

—Y eso no es todo. —Susurré, haciendo contacto con ella mientras que bajaba, ella me mira, puedo notar esa mirada llena de deseo.

Mis manos toman sus piernas y me pongo en medio, su pecho estaba acelerado, me acerqué mirándola aún, ella al sentir mis labios en ella se curvea y gime levemente. —¡Oh, dios! Y eso que no es mi cumpleaños. —Gime, mientras habla y su mano lleva una cobija a su boca, para tratar de disminuir sus quejidos. Seguí succionando, mientras su cuerpo comenzaba a curvearse por el placer que estaba sintiendo, su mano libre llega a mi cabello y lo jala levemente, estaba volviéndome loco.




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