MUNICH, ALEMANIA, 26 de junio de 1992.
Habíamos pasado cinco horas de vuelo.
Tenía abrazada a Joanne, mientras ambos caminábamos por el corredor del aeropuerto, observando a través de los ventanales los aviones. Jess y Jimmy estaban delante de nosotros, estaban muy melosos hoy.
En mi brazo izquierdo cargaba la maneta de Joanne y la mía. La emoción se veía reflejada en sus ojos, besé su nariz al observar que está algo nerviosa y entusiasmada por que sea el día del concierto.
Al cabo de una hora casi, nos hospedamos en el hotel. El padre de Jimmy nos acompañaba para que los padres de Jess y los abuelos de Joanne se sintieran tranquilos de que habría alguien acompañándonos, pero creo la verdadera razón del que él esté aquí era más que nada que tenía esta semana llena de negocios en esta ciudad, el señor Niel muy apenas nos prestaba atención, estaba sobre los teléfonos que encontrara en el camino o su teléfono ladrillo que cargaba.
Subimos por el ascensor los cinco, la voz demandante del padre Jimmy adornaba el espacio reducido. La puerta se abrió y él siguió caminando sin preocuparse de nosotros.
Jimmy se ve algo molesto por la actitud de su padre.
—Mierda, ¿podría por lo menos hacernos caso un minuto? —Expresa Jimmy fastidiado de la actitud de su padre.
—Vamos, cielo. —Dice Jess, haciéndolo caminar.
Joanne y yo nos manteníamos callados ante la situación. Llegamos hasta el padre de Jimmy, él nos mira y cuelga al fin su llamada.
—Bien, la habitación 200-A es para los chicos y la 201-A para las damas. —Nos extiende una tarjeta.
Jimmy frunce el ceño. —No hablarás en serio. —Suelta.
—¿Crees que estoy bromeando? —Suelta el señor Niel y nos coloca unas pulseras en los brazo a los cuatro. —Di mi palabra de que estarían separados y así será. —Nos mira.
—¿Para qué sirve el brazalete? —Pregunta Joanne.
—Les ayuda a los del hotel a saber que ya están registrados, y les da acceso a las salas V.I.P del hotel. —Explica el señor Niel.
Joanne asiente.
—Bien, quiero ver que se separen como he dicho.
Jimmy exhala y se mete a la habitación asignada para nosotros. Lo seguí, el señor Niel esperó a que nos metiéramos los cuatro a la habitación para él hacer lo mismo.
—¡Debe estar jodiéndome! —Escupe molesto y se camina por toda la habitación, toma una bebida del pequeño refrigerador que está en la habitación.
Lo observaba algo divertido. Sabía que le molestaba por que quería estar con Jess.
—¿Qué cama eliges? —Quise cambiar de tema para reducir su enojo, se queda parado, mirándome confundido.
—¿En verdad no te importa? —Suelta. —Vamos, Williams. No se viaja a Alemania todos los días. —Me dice y consigue hacerme reír.
—Tu padre no estará las 24 horas despierto, observándonos todo el tiempo por la puerta. —Digo mientras acomodo la maleta y luego lo miro con una sonrisa, el cuál él empieza a entender y se ríe.
—Sólo tienes la cara de idiota. —Se ríe y giro los ojos.
El padre de Jimmy nos llevó al Karlsplatz, donde se encontraban las fuentes, todos estábamos tan emocionados, grabando, tomando fotos y bromeando y el señor Niel en una esquina hablando por teléfono.
—¿Puedes tomarnos una fotografía aquí? —Le dice Joanne a Jess, entregándole la cámara que Alex le había regalado en México.
—Seguro. —Dice alegre y comienza a tomar las fotografías de Joanne conmigo. —¡Listo! ¡Salieron muy bien! ¡Mira!
Me acerqué un poco hacia Jimmy quién mantenía la mirada hacia su padre.
—¿Sucede algo? —Le pregunto y él niega.
—Sólo míralo, hablando por teléfono, perdiéndose de todo lo bueno que tiene este lugar, un completo tonto y rico hombre que se pierde de la vida por ser ambicioso. —¿De qué le sirve tanto dinero si no lo disfruta?
La voz de Jimmy suena con resentimiento, algo de mí comprendía que se sintiera así, pues sé lo que se siente que tu padre no te de el tiempo suficiente que mereces, el cariño y que vea más allá en ti.
—¿Ves ese otro carro? —Señala un auto lujoso, negro que esta aparcado cerca del que llegamos.
—Sí, ¿Qué tiene? —Le pregunto.
—Viene por mi padre, estoy seguro de que es el único momento que posiblemente pasemos juntos en todos estos días, y él se la pasa hablando por teléfono.
—Miren, salieron fabulosas. —Expresa Jess emocionada sin darse cuenta del momento, frente a Jimmy, quién rápido muestra un mejor semblante y la ve feliz. Haciéndome saber que daría cualquier cosa por ver a Jessica feliz, consentida y sobre todo amada, dándole su atención por completo, todo eso que no tenía de su padre.
—Salieron maravillosas, mi amor ¿Las has tomado tu? —Le habla a Jess con cariño y comienza a ver las fotografías.
Joanne se despega un poco de nosotros, tomando fotos al lugar, la observo realmente emocionada y feliz, no pude evitar sonreír, estaba a punto de acercarme cuando el padre de Jimmy se acerca.