Los condenados

Un sueño

Los condenados

Abre los ojos rápidamente y mira hacia arriba, puede ver el cielo y las copas verdes de los árboles, es un hermoso paisaje, una imagen digna de una postal, puede sentir con sus manos el pasto verde y el aire fresco, oler la tierra mojada, y escuchar los animales a su alrededor. Al mismo tiempo puede oler la sangre en sus manos, sentir el dolor de la herida punzante en su pecho, ver como la sangre sale a borbotones de ella, escuchar gritos y amenazas a su alrededor, distinguen a dos hombres que pelan a muerte a pocos metros de ella que no puede enfocar bien; pero poco a poco siente como disminuye el bullicio de su alrededor, y no es porque todo se calme, sino porque su esencia se está apartando poco a poco de su cuerpo, ya no siente tanto dolor, ya no se le dificulta respirar, ya no escucha tanto ruido, eso podría verse como un alivio, pero sabe que la consecuencia de no sentir dolor es que su cuerpo está perdiendo la vida, por una parte piensa que es lo mejor pues siente que ya no puede más, y por otra sabe que el circulo se reiniciara en el momento que deje de respirar. No quiere cerra los ojos, se resiste a darse por vencida, aunque ya no siente dolor, ya no huele y no escucha; pero puede ver sin entender que es lo que está pasando, aunque no entiende por qué ellos pelean, se da cuenta que lo único que no a muerto es su cerebro, pero sabe que pronto lo hará. Mira fijamente a esos hombres que pelean uno contra el otro, como se envistes con sus espadas, como se hieren y se insultan, puede distinguir el odio que existen entre ellos, y aunque pareciera que pelean por ella ninguno se ha dado cuenta que ella está muriendo, es tanto el odio y las ganas que tiene de vencerse el uno a otro que no se dan cuenta que ella poco a poco pierde la vida.

Respirar es más difícil, con cada inhalación su pecho arde y con cada exhalación su conciencia se pierde, y aunque sabe que esos dos hombres son los más importante en su vida, también sabe que lo último que quiere ver antes de morir son a esos dos hombres matándose por ella; así que decide girar su cabeza vuelve a ver ese cielo despejado, esas nubes tan blancas y esas copas de árbol tan verdes.

Se dice a ella misma no más, no más, no más dolor, no más tristeza, solo felicidad.

Y con su último suspiro y sin cerrar los ojos dice: hagamos un trato.

De pronto despierta y aunque sigue respirando agitadamente se da cuenta que ya no está en medio del bosque y que ya no está muriendo, se sienta en su pequeña cama individual respira profundamente tratando de calmarse y mira a su alrededor. Inhala y exhala una y otra vez. Se calma al verse en medio de sus compañeros los cuales siguen durmiendo, pues todavía no amanece y recuerda que se encuentra segura dentro de la base militar y que solo ha sido un sueño, uno más de los tantos que ha tenido, esos sueños tan realista y recurrentes que ha tenido desde que tiene huso de memoria. Esos sueños extraños, con esas personas que le parecen familiares, pero a la vez no reconoce, esos sueños que han que son muy parecidos unos con otros, pero también ella sabe que son muy diferentes.

Se talla la cara con sus manos, se truena la espalada y se repite una y otra vez, fue un sueño, solo un sueño, mientras su vuele acostar en su cama, se acomoda su almohada y ya que se ha calmado decide volverse a dormir.

Un día, que parecía iba hacer normal en la academia militar que se encontraba de Rous, ella estaba en una clase de tiro con su instructor y con 35 compañeros más. Ella se encuentra tirada en el piso con su rifle apuntando a blancos a mas de 300 metros de distancia cosa que a ella se le hace un poco tedioso, pues desde hace mucho tiempo a perfeccionado su técnica y nunca falla. Así que se puede dar el lujo de mirar a sus demás compañeros lo concentrados que están; escucha un ruido de motor a lo lejos y gira su cabeza y a lo lejos se ve llegar un carro tipo militar pero sin la típica pintura que los caracteriza , al parar el carro a cerca de 10 metros de distancia de su grupo se baja del vehículo un hombre alto de tez blanca con un cuerpo marcado por ejercicio, lentes tipo aviador, con gorra, pantalones militares, playera y calzado totalmente de negro , se baja de vehículo con papeles en la mano y se acerca al instructor de tiro, le enseña un documento , los cuales el instructor lo lee, este le pregunta algo hombre, el cual no contesta nada .

Instructor: Rous Arellano

Rous se sorprende, pero sin dudar se levanta y se pone en posición de firmes.

Rous: ¡aquí señor¡

Instructor: Acompañe al señor

Rous: ¡si señor ¡

Rous se dirige al carro y se sube sin preguntar, ya que su entrenamiento militar lea enseñado a obedecer sin preguntas, pero en cuanto se sube, empieza ella a preguntarse a sí misma que es lo que estaba pasando. Ella no recuerda a ver visto a ese hombre en ninguna clase, ni cerca de base, no presenta en su uniforme ningún rango militar visible, lo regresa a ver de reojo , y se logra percatar que en el oído se encuentra un peque audífono, y se da cuenta que el hombre ase señas con su cabeza, como si estuviera recibiendo información por el audífono y el afirma con la cabeza mientras ve su reloj, se da cuenta también que del brazo derecho de este hombre sobresale una cicatriz muy larga , que parece venir del hombro hasta su codo, ella se pregunta si será una herida de combate una cicatriz de operación. Al ver que toman el camino hacia la base ella tranquiliza.

Llegan a la base militar en la que ella se encuentra inscrita, entran hasta la plaza principal en la cual no se permite vehículos, pero eso no parece preocuparle al conductor, se da cuenta que no está sola que a unos 5 metros se encuentra un vehículo idéntico en el que ella se encuentra, pero este se encuentra vacío, al bajar del vehículo , y el hombre de negro finalmente se presenta.



#15910 en Fantasía
#6520 en Personajes sobrenaturales
#9654 en Thriller
#3857 en Suspenso

En el texto hay: rencarnacion, inmortales, amor dolor

Editado: 23.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.