Los condenados

Capítulo 20 Ella nunca será feliz con nosotros

Capítulo 20

Ella nunca será feliz con nosotros

 

Rous trata de correr para detener la pelea, pero Antón la detiene tomándola del brazo y le hace señas de que no se meta.

Sebastián: ella nunca será feliz con nosotros

Uriel se lanza sobre el e intercambian golpe en el rostro. Sebastián logra conectar más golpes ya que su vida 100% militar le ha ayudado mucho.

Uriel toma una silla y se la rompe en la cabeza a Sebastián, el cual cae de rodilla y con la mano derecha le da un golpe a Uriel en la rodilla. Intercambian varios golpes al punto que Uriel sangra de los labios y tiene una gran herida en la cabeza y por otro lado Sebastián tiene una ceja partida, sangra por la nariz.

Rous: ¡basta por favor!

Antón: déjalos siempre es lo mismo (Antón la sigue sujetando para que no intervenga).

Rous: ¡se van a matar ¡

Antón: cómo crees… ellos vivirán así eternamente

Sebastián toma un trozo de una pata de una silla se lanza sobre Uriel que se encuentra en el piso y está a punto de clavárselo en el corazón. Rous Se zafa del brazo de Antón y corre hacia Sebastián para evitar que le clave la pata de la silla a Uriel. Sebastián al sentir el tacto de Rous por inercia la lanza hacia un pequeño bar que se encuentra cerca de ahí.

Ella sale expulsada por la fuerza de Sebastián golpea la barra rompiéndola junto con todas las botellas de licor que se encuentra ahí.

Antón: ¡Rous!

Tanto Sebastián como Uriel al oír los gritos de Antón cesan su pela. Rous se levanta despacio, y se puedes escuchar como los cristales se quiebran cuando ella se mueve. Se ha hecho una gran herida en la frente por la cual sangra, tiene varias cortadas en los brazos, pero tiene una gran herida en la pierna donde todavía se encuentra un cristal enterrado. Antón corre para tratar de levantarla pero ella con la cara le dice que no, como puede se pone en pie, mira a su alrededor y observa un sillón que se encuentra a un costado y se sienta. Los tres se acercan a ver sus heridas. Rous todavía un poco desorientada se mira las manos y los brazos y observa pequeña pero muchas cortadas, siente algo húmedo en su mejilla la cual toca y se da cuenta que es sangre, se observa la pierna la cual todavía tiene incrustado un cristal, ella toca el cristal.

Sebastián: no lo toques, Antón ve por el botiquín.

Antón: Si

Rous toma el cristal y lo saca en un solo movimiento, haciendo que salga mucha más sangre.

Sebastián: enseguida hace presión en la pierna para evitar que salga más sangre.

Rous: ¿siempre hemos vivo así? (pregunta a nadie en particular).

Uriel: por eso creamos el sistema y nos ha funcionamos por siglos

Rous: funcionado a ustedes

Antón: háganse a un lado (se acerca con el botiquín).

Sebastián se hace a un lado para que Antón atienda las heridas de Rous, pero ella se resiste no quiere que nadie la toque, empuja a un lado a Antón.

Rous: ¡estoy harta!, estoy cansada, fastidiada, me han disparo, acuchillado golpeado más en estos meses que en toda mi vida, esta es su vida no la mía y hoy se acabó… (se levanta del sillón y la pierna sigue sangrando), como quieren que los otros no me ataquen si ustedes mismo se están matando y me causan daño.

Uriel: fue un accidente, pero de ahora en adelante…

Rous: está muy equivocado si crees que me quedare contigo… no soy esa mujer que murió en tus brazos 2 meses después de la boda esa ya no existe, se acabó, no soy dócil, seria, calmada, sensible, ni tímida, no soy ni virgen me he acostado con más hombres en esta vida que en todas mis vidas juntas, esa mujer que leía la biblia y era religiosa está muerta, no existe, a la mejor físicamente es la misma pero espiritualmente ya no está aquí.

Rous toma el botiquín y trata de caminar hacia las escaleras, pero le cuesta un poco de trabajo, pero se resiste a recibir ayuda de nadie se apoya de los muebles, para avanzar dejando rastros de sangre por donde pasa.

Uriel: deja que te ayudemos (se acerca hacia ella).

Rous: no me toques nadie de ustedes me vuelve a tocar, y te advierto de una vez mañana me voy por las buenas o por las malas

Sebastián: eso es peligroso

Rous: no es decisión de ustedes (lo regresa a ver).

Rous sola con mucha dificultad sube a las escaleras entra al baño, abra la llave de la tina, se desvistes mientras escucha la voz de Antón

Antón: ¿puedo entrar?

Rous se cumbre con la toalla y abre la puerta

Antón: déjame ayudarte

Rous afirma con la cabeza, el entra hecha unos polvos en la tina de baño que ya se encuentra casi llena, ayuda a Rous a entrar a la tina. Ella puede sentir un poco de ardor en cuerpo que le cusa malestar, pero al mismo tiempo siente que su cuerpo va sanando. Antón acerca un pequeño banco y se sienta junto a ella.

Antón:  si te vas cometerás un error.



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En el texto hay: rencarnacion, inmortales, amor dolor

Editado: 23.03.2023

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