Capítulo 23
Quiere decirle tanto, pero se desvanece en los brazos de Sebastián.
Después de un par de horas unos soldados entran la toman de los hombros la levantan la llevan a un pequeño consultorio y le curan las heridas, Rous no opone resistencia se siente tan cansada mentalmente que no emite ningún sonido. Al terminar la llevan de nuevo a su calabozo donde ya la espera un bote de agua y un paquete de galletas.
Ella se sienta toma el agua y la bebe, así transcurren varios días, la vuelven a sacar para mandarla a otra misión, pero ella al llegar a la pequeña comunidad y tocar suelo y ve al primer condenado se lanza sobre él y lo destroza arrancándole las los brazos con sus propias manos, se vuelto más salvaje y violenta, ya los mismos soldados que la acompañan le temen y la ven de reojo. El vacío en la celda la ha vuelto más violenta, ya no pregunta a donde van, se limita a matar a condenados a diestra y siniestra sin fijarse si son de sus compañeros, y de una forma más violenta, se ha logrado volver más rápida que la mayoría, más ágil, más fuerte, y astuta de todos ahí, pero al encerarla en esa habitación ella se vuelve como un gato miedoso.
Los sueños son cada vez más reales, se sueña en diferentes tiempos de la historia, de diferente color de piel, de sexo hasta de especie. Se repite muy seguido ese sueño donde ella se encuentra lavando la ropa, y mientras lava siente la presencia de alguien que ella no sabe ubicar, y a pesar de que es observada no siente miedo, al contario siente gusto de que la observen.
Un día por la mañana Rous es sacada de su prisión y es llevada en helicóptero. Ella siempre está sentada junto a Tom que es la mano derecha de Eva y quien la custodia para que no trate de escapar. Ese día ella se sentó a lado de él.
Rous: Tom… (el la regresa a ver), porque siempre matamos condenados que viven en comunidades pequeñas y apartadas, me da la impresión que son condenados que viven tranquilo y pacíficos, tiene casa y viven en parejas, en su mirada hay muerte como en todos, pero también hay paz y calma. Se ven felices…
Tom: yo solo recibo órdenes
Rous: yo lo se… solo pregunto por qué matamos a condenados relativamente felices y no condenados que represente peligro para Eva.
Tom: Mi señora ordena y yo obedezco.
Rous: a ti también te forzó a estar aquí ¿verdad?
Tom: no
Rous: si lo veo en tus ojos… veo remordimiento al terminar la matanza, veo preocupación y tristeza debajo de tanta ira. A mí no me lo puedes ocultar.
Tom mira al piso suspira.
Tom: cállate o te hago callar.
Rous guarda silencio no por miedo si no porque no quiere discutir. Después de unos minutos de viaje Tom da indicaciones antes de bajar como siempre lo hace.
Tom: estos condenados en particular no tiene un lugar fijo donde vivan, tiene meses aquí tendremos que rastrearlos para ubicarlos, viven casi como animales cazan o comen excelente, viven en manada son aproximadamente 5 así que hay que tener cuidado.
El helicóptero se posiciona arriba de un pequeño espacio de bosque donde hay pocos árboles. Mientras todos se colocan el arnés para bajar de rapel, Rous se coloca en la orilla del helicóptero haber sus brazos y dice “de aquí a la gloria” y se deja caer de una altura de casi 40 metros de alto, y cae en forma recta al suelo sin ocasionarse un daño, se pone en posición de guardia con su arma en mano.
Cuando por fin están todos en piso empiezan a caminar por el bosque tratando de buscar algún rastro, Rous empieza recordar cuando entrenaba en la base con sus compañeros en medio del bosque una actividad muy similar a la que estaba haciendo en ese momento. Todos lo demás buscan huellas o algún rastro, mientras Rous mira las plantas, los árboles, los insectos, las nubes, como si no le importara que los emboscaran, ella solo veía el gran paisaje de grandes montañas a su alrededor, ella pensaba que era hermoso.
Después de muchas horas de buscar el sol ya se estaba ocultando y no encontraban nada, Tom decidió que acamparía y pasarían la noche ahí, a Rous le agrado la idea y pidió hacer la primera guardia, Tom no tubo objeción y la dejo. Rous sube a un árbol para tener mejor visión, pero también para de ver un poco más cerca las estrellas.
Sentada ahí en la cima del árbol bajo el inmenso cielo se imagina ver a su madre y sus hermanas, se recarga en el troco del árbol y se imagina que está en un entrenamiento con Víctor y los demás, como extraña y añora esos momentos. Se consuela el saber que ellos y su familia están bien, se pregunta cuánto tiempo lleva enclaustrada en ese lugar, que habrá sido de sus hermanas, si ya se habrán casado… Pero la pregunta más inquietante es si Sebastián y Uriel la estarán buscando ya se habrán dado por vencidos, aunque ella en el fondo sabe que no, también sabe que mientras esta bajo el mando de Eva será difícil a ellos rescatarla y le da miedo huir por miedo de represarías con sus hermas o a su madre. De pronto Rous ve a lo lejos una sobra semejante a la de un hombre está casi a 50 metros, pero ella lo distingue bien, es un condenado pues siente como el calor nuevamente le invade el cuerpo, pero no alerta a los de más, se pone en posición para disparar y dispara dándole al hombre en una rodilla y lo hace caer. A su izquierda ve otras 2 sombras se da cuenta que es una emboscada.
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Editado: 23.03.2023