Los condenados

CAPÍTULO 28 Y AUN ASÍ MURIÓ, MURIÓ EN MIS BRAZOS, PROTEGIÉNDOME MIRÁNDOME A LOS OJOS

CAPÍTULO 28

Y AUN ASÍ MURIÓ, MURIÓ EN MIS BRAZOS, PROTEGIÉNDOME MIRÁNDOME A LOS OJOS

Rous camina hacia la cabaña mirando alrededor buscando a Sebastián, pero no lo encuentra. Entra a la cabaña donde Salome ya se encuentra despierta y sentada. Ella se sienta junto a Salome.

Salome: ¿hola Rous?

Rous: hola Salome ¿te sientes mejor?

Salome: he tenido mejores días,

Rous: ¿te puedo ayudar en algo?

Salome: si me quiero ir de aquí este lugar es horrible.

Rous: si lo miras bien no es tan feo.

Salome: pero … si no tiene ni baño

Rous: bueno hay que mejorarlo un poco.

Salome: ¿qué planeas quedarte?

Rous: no… me voy con Sebastián

Salome: lo bueno que ya te decidiste, que yo en tu lugar me iría conmigo y vivir la vida juntas, te enseñaría los placeres de la vida

Rous: jajaja… si me imagino. Pero ya tomé mi decisión

Salome: sabes que siempre si necesito un poco de agua. Quiero lavarme un poco he irme de este lugar.

Rous: ok voy a traerte el rio no está muy lejos

Salome: ok.

Rous sale de la casa y mera a Uriel que se encuentra cortando unos leños, toma una cubeta de vieja y se dirige al rio. Mientras camina mira alrededor y no logra ver a Sebastián por ningún lado. Se acerca a la orilla del rio y cuando está sacando la cubeta del agua de la nada a parecer Sebastián por la parte de atrás, haciendo que ella se asuste y tire la cubeta.

Rous: haa!! me asustaste. (Recoge la cubeta)

Sebastián: así tendrás la conciencia (tono de enojado).

Rous: ¿Cómo dices?

Sebastián: te vi… te vi con mi hermano como lo abrazabas y besaba. ¿Porque lo hiciste?  que no te importo lo de ayer en el lago, solo fue para satisfacerte.

Rous se queda cañada mientras escucha como Sebastián se altera más y más, y se acerca a ella lentamente mientras frunce el ceño.

Sebastián: solo me usaste, para satisfacerte físicamente como lo hiciste con Alain, en ese hotel sucio, repugnante a la vista de todos.

Rous: no lo hice a la vista de todos…

Ella se voltea dando le la espalda a Sebastián y se agacha a llenar la cubeta de agua, como si no verle la cara serviría para que se calmara.

Sebastián: todo mundo se entero

Rous: se enteraron por ti, por que no eres capaz de controlar tus emociones.

Sebastián: se enteraron por que gemías como animal en celo…

Rous: no es cierto.

Sebastián: y el un idiota, pervertido que te hizo el amor, que digo el amor te abrió las sin respeto a la mitad de un pasillo, exponiéndote, no importándole tu honra.

Rous: no te expreses así de el..

Ella se voltea quedando uno enfrente de l otro, y observa odio y rabia en los ojos de el, mientras ella agarra con mas fuerte la  aza de la vieja cubeta

Sebastián: ¿ por que?

Rous: el, el …

Sebastián: no me digas que lo amas, porque no te lo puedo creer, lo amabas tanto que lo dejaste, lo abandonaste en la primera oportunidad y te ocultaste por años, lo amabas tanto que ayer te acostaste conmigo y hoy besas a mi hermano. Siempre ha sido así en todas tus vidas, yo soy un estúpido en creer que me amabas a mí.

Rous: estas muy enojado mejor hablemos después.

Sebastián: no vamos hablar a hora (le tira la cubeta que ella tiene en las manos).

Rous: ¡qué haces!

Sebastián: ¿Por qué lo besaste?

Rous: solo esta vamos platicando (suspira tratando de guardar la calma).

Sebastián: entonces te besas y abrazas con todos los que platicas, yo te vi muy cómoda en sus piernas, ya te comportas como Salome como una cualquiera.

Rous: ¡basta!

Sebastián: que suerte tubo Alain de morir antes de verte convertida en una mujerzuela.

Rous se enoja tanto que le suelta una muy fuerte cachetada, mientras el la ve con asombro y coraje.

Rous: si lo amaba y mucho, fue un gran hombre, no un sádico como tú, el tenía principios, valores; (lagrimas empiezan a rodar por su mejilla) el me demostró su amor desde el primer momento que me vio, y no le importo lo difícil y complicado que seria estar con migo, no… no te tuvo miedo, ni a ti ni a ningún condenado, porque me amaba, porque su amor eran tan intenso y puro que rompía las cadenas del miedo y el que dirán, y no necesito matar, castiga o torturar para ganarse mi corazón, no me obligo a elegir y nunca me dio ultimátum, no me reprocho nada, ni los entrenamientos contigo sabiendo lo que tu sentías por mí, ni la cantidad de hombre con lo que me acosté (se seca una lagrima de la mejilla con coraje), y si me hizo el amor en ese pasillo de hotel no le importándole nada, que no fue muy diferente a lo que hicimos los dos ayer;  y si lo abandone por que lo amaba lo amaba tanto, que lo deje, porque sabía que tu o Uriel lo matarían, y aun así murió, murió en mis brazos, protegiéndome mirándome a los ojos (llora con mas intensidad, tensa su cuerpo cerrando los puños a su costado). Murió en mis brazos, protegiéndome con su cuerpo débil, contra personas que lo superaban en fuerza, la sabia que si me encontraba moriría, y no le importo, no le importo, y murió en mis brazos, viéndome a los ojos, vi su última exhalación. Tu jamás serás como el (lo mira a directamente a los ojos).



#16073 en Fantasía
#6564 en Personajes sobrenaturales
#9737 en Thriller
#3892 en Suspenso

En el texto hay: rencarnacion, inmortales, amor dolor

Editado: 23.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.