Pasaron unos días desde que todo volvió a la normalidad. Sin duda fue una experiencia placentera el formar parte de un nuevo grupo de amigos con lo cual protegimos el planeta Tierra. Aun trato de comprender lo que ocurrió en mí; no tengo el brazo metálico, Leo esta en la cárcel y recupere a mis amigos nuevamente.
No sé qué ocurrió con el ministro y Galata parece que esta en sus facultades mentales. El viaje en el tiempo me dejo con muchas incertidumbres que aún quiero resolver, pero ahora esta es una oportunidad de poder iniciar de nuevo con mi vida.
En resumen, tengo que recapitular mi vida porque para ser franco, todo esto se puso normal. Ya no tengo una convicción, razón, circunstancia, problema o algo que me motive; hablamos con el ministro y resulta que la organización conocida como los corazones negros fue desmantelada sin necesidad de nuestra ayuda, Galata se ira a estudiar a París por una beca que obtuvo, los muchachos y yo nos quedamos sin trabajo por lo cual ya no existen los corazones rojos, pero lo más curioso es que Hanna y yo somos buenos amigos ahora.
Este suceso cinematográfico nos ayudo a ser más unidos entre nosotros y lo que siento por Galata creo que sigue ahí, pero se ira por un tiempo y eso ayudará a que podamos querernos más. No sé que puede ocurrir en estos meses o días, pero creo que lo mejor es disfrutar la vida al máximo.
Hanna y yo decidimos pasar un rato de amigo y amigo; recordando los buenos momentos que aun siguen en nuestra cabeza: el juicio, la pelea contra Crusher, el fango absorbiéndola. Todo esto aún sigue en nuestra cabeza y seguimos tratando de descifrar el por qué.
— Es increíble— digo.
— Sí, fue una gran aventura— dice Hanna.
Tomo la rebanada de pizza con salchicha para poder contenerme un poco de la risa.
— Por un segundo sentí que te perdí y estaba en mis manos poder ayudarte— digo.
— No sabes lo que sentí ahí adentro— dice Hanna algo molesta.
— ¿Qué ocurrió? — digo.
— Solo podía ver la obscuridad y como succionaba mi energía—dice algo desconcertada.
— Fue duro, pero logramos lo que logramos— digo consolándola.
Nos abrazamos fuerte como si fuera la última vez que nos viéramos.
— Escucha— digo.
Se escuchan sonidos de sirenas de la policía, bomberos y ambulancias. Buscamos rápidamente en todas las redes sociales lo ocurrido. Algunas cárceles presentaron disturbios y algunos fugitivos se escaparon, esto es algo que suena mal, pero no creo que sea de nuestra jurisdicción, la división de los corazones rojos fue clausurada temporalmente hasta que exista una nueva amenaza y esto queda en manos de la seguridad nacional.
Hanna decide regresar a su casa a pesar del peligro que corre y yo decidí quedarme hasta tarde chateando con Galata. Ella parece estar muy contenta en Francia y yo me alegro por ella, siempre hablamos de lo mismo: metas, sueños, ocurrencias, problemas y lo difícil que es hablar a distancia cuando quiero que esta a la par. Pronto tendré que regresar a clases y espero que me traiga algo nuevo a mi vida.
Desde que deje la acción ya no me siento igual, es como si una parte de mi vida se apagará repentinamente y no pudiera hacer algo más. En algún momento de la conversación escucho ruidos afuera de mi casa y al acercarme a ver, veo a un sujeto con un sombrero de mago y lo que es una varita mágica.
— Te puedo ayudar— grito desde la ventana del segundo piso.
El sujeto simplemente corre, aunque me parece algo extraño todo esto. Me despido de Galata porque tengo que resolver los últimos tramites de la universidad antes de que inicien las clases.
Pasaron varios días y comienza el regreso a clases. Hanna y yo nos vamos juntos para poder concluir la carrera con éxito, mis amigos Marlon y Edward decidieron optar becas para el extranjero y quizás se queden viviendo allá. Es el fin de nuestra pandilla, pero no hay de qué preocuparnos.
Antes de entrar al edifico de clases vuelvo a ver a un sujeto con sombrero y la varita de mago, no sé si se parecen como tal. Lo ignoro y decido ir a buscar nuestra clase.
Nos sentamos en la parte trasera y también conocemos nuevas caras. Una chica encantadora: cabello oscuro, ojos cafés, un poco chaparra, lindos labios y una sonrisa encantadora.
— ¡Oye! — dice Hanna.
— Eres celosa, esa no me la esperaba— digo.
La chica hermosa se sienta cerca de nosotros, creo que es mi oportunidad de hablarle.
— Recuerdas a Galata, verdad— dice Hanna.
— Ella está en París y no hemos formalizado nada. A demás ella esta con algún francés— justifico.
— Buen punto— dice Hanna.
Me levanto y en ese momento entra el licenciado para dar clases, una oportunidad que se me va, pero no me rendiré. En ese momento entra un nuevo compañero y se sienta de mi lado derecho.
— Hola— dice amablemente.
Cordialmente le devuelvo el saludo.
— ¿Cómo te va? — dice.
— Bien— digo.