Kas nos ayudó lo suficiente para conocer un poco a nuestro enemigo, pero debemos descubrir el motivo principal, ¿Por qué nos ataca? No puedes atacar a alguien sin ninguna razón alguna.
Ese día la pasamos tranquilo, pero a la vez estuvimos poco a poco en un estado de alerta porque no sabemos si el sujeto puede manipular nuestros sueños como tal.
Al día siguiente vamos a la universidad y dudo de todos los ruidos y también las personas que me saluda, es como el primer día de clases; eres el nuevo y no puedes evitar sentirte como un desconocido y tímido.
Hanna pasa con nosotros y nos saluda mientras empiezan las clases, estamos tranquilos y todo transcurre con normalidad. Me gustaría saber cuando entramos en algún transe de ilusión como tal, debe de a ver alguna señal o algo fuera de lo normal para que sepamos cuando reaccionar. Tengo miedo de que algún día podamos dañar alguna persona como tal.
— Salgamos— dice Hanna.
Axel nos espera afuera para hablar con nosotros.
— ¿Por qué nos sacaste? — digo.
— Creo que encontré algo útil— dice mientras saca una hoja de papel.
— En la red profunda encontré algunos grupos dedicados a la magia blanca y negra, pero encontré el nombre de una secta que apenas fue fundada hace un año, logré infiltrarme y encontré un nombre que es familiar— dice Axel.
Al mostrarme el papel vemos la foto de un grupo de personas y entre ellas varios miembros de los corazones negros. Su líder, Leo, sigue en prisión; eso no quiere decir que él no este implicado en lo que nos ocurre.
— Hablamos con él, suena algo loco— digo.
— Sería bueno que lo intentaras— dice Hanna.
Trato de pensar en que le voy a decir porque simplemente no puedo entrar y pedir explicación alguna. Además, querrá saber sobre Galata, pero no tengo nada que perder porque ella esta a salvo en Francia.
— Iré— digo.
Faltamos a clases y nos subimos al carro de Hanna para que nos lleve a la seguridad de máxima seguridad que se encuentra cerca de la colonia San Isidro, un sector de ricos de la ciudad.
La cárcel esta a cincuenta kilómetros de los suburbios de los ricos y tiene la máxima seguridad que se imaginan: guardias altamente entrenados, bastones eléctricos en caso de que se pongan hostiles, armas de plasma, malla eléctrica y un sistema de seguridad de calmante en caso de que se hagan un motín.
Los muchachos y yo llegamos al lugar, la ventaja es que contamos con el apoyo de Tania y el ministro así que los guardias saben nuestra identidad y nos dejan pasar libremente. Uno de ellos me lleva a un cuarto de seguridad; las puertas son de cristal, pero cuando entro se esconden y salen unas nuevas con láseres, guardias apuntando a la mesa y uno escoltando a Leo con un traje especial.
— Todo suyo— dice el guardia.
Me siento y lo veo a los ojos mientras admiro su traje de preso color negro y sus grilletes en la pierna.
— ¿Qué quieres? — dice.
— Respuestas— digo.
Le muestra la imagen que Axel nos enseñó.
— Los “Alfiles negros”— dice.
— Tengo toda la información y dime si me equivoco. Los alfiles negros, una pequeña organización dedicada a buscar nuevas formas sobre la magia blanca y negra para poder crear su propia alquimia— digo.
— Haces bien tu trabajo— dice.
— Si me ayudas puede que te bajen la sentencia— digo.
— Eres hombre muerto, pero está bien— dice.
Me quito el suéter en caso de que debamos enfrentarnos a golpes.
— Los corazones negros existieron por años, generaciones venían y otras querían más poder. Los alfiles negros me integraron porque vieron algo en mí, un líder innato que podía lograr cosas mejores. Me darían todo lo que necesitara: dinero, mujeres, poder todo eso a cambio de que le entregara a una chica especial— dice.
— Entiendo porque escogiste a Gal— interrumpo.
— Ella contiene un espíritu que nunca habíamos visto, era como si su poder fuera infinito— dice.
Esto puede estar relacionado con el poder de los neo-humanos que en nuestra línea de tiempo ocurrió. Santi pudo cambiar algo en esta línea de tiempo y no cuento con alguna base o prueba para poder decir que esto sea cierto y él se fue junto con Camper para que resuelva mis dudas.
— ¿Por qué crees que ese poder era importante? — digo.
— Uno de nosotros podía utilizarlo y hacernos poderosos. No sabemos por qué ya no lo adquirimos— dice Leo.
— Sabes quién está detrás de nosotros— digo.
— Tienes que decírselo tú mismo— dice Leo.
— Gracias por todo Leo, hablare con el juez para que tu sentencia sea reducida— digo.
Me levanto y tomo mi abrigo.
— ¡Oye! — dice.
— Valió la pena que el futuro cambiará—
— Sí— respondo.