Los corazones negros 2

Capítulo 17: ¿Qué paso ahora?

Mi cuerpo reacciona y también busca forma de evadir que algún carro me atropelle, pero mi mente está divagando por otra parte. He vuelto caer en una de las trampas de los nuevos miembros de los corazones negros y ahora lo que necesito es encontrar a mis amigos.

Busco el primer teléfono público, pero necesito fichas. Estoy atorado y lo mejor que puedo hacer es avisar en las casas. Toco una por una hasta que alguien me abra, todos parecen estar huyendo hasta que una humilde casa me recibe sin prejuicios.

— Esta bien— dice la señorita.

En ese momento el y su esposo parecen ayudarme para calmarme. Los niños parecen asustados mientras me recuestan en el sofá y yo trato de calmar la ansiedad.

— Necesita ayuda— dice la señorita.

— Buscar a mis amigos— digo.

El amable hombre me lleva una taza de café y yo le doy un sorbo para reaccionar y relajarme un poco, pero la cafeína no será un muy buen remido para calmar.

— Esta mejor— dice el hombre.

— Necesito llamar a alguien— digo.

En ese momento baja una joven señorita.

— Todo bien aquí— dice.

— Sí— digo.

La sorpresa que me llevo es saber que esa joven señorita es Kendrix. Lo que desconozco es si sabe sobre mi existencia.

— Todo bien— dice el hombre celoso.

— Sí— digo.

En ese momento la dulce familia me ayuda a darme un hogar tranquilo, pero parece que el cambio en el tiempo hizo con ella.

— Tu nombre es Kendrix— digo.

Ella se voltea sorprendida.

— ¿Cómo sabes mi nombre? — dice.

— Te suena el nombre “Los corazones negros”— digo.

— No— dice mientras sigue subiendo las gradas.

En efecto, nunca nos ayudo a derrotar a Leo en algún momento de la vida. Uno de los niños trata de hacerme compañía en la sala, pero enciende el televisor.

Por suerte están las noticias y muestran los daños causados en la última base que estuvimos y al parecer no hay personas afectadas. Eso me dice que mis amigos están en alguna parte, pero algo debo estar seguro es que Kendrix tiene las herramientas que necesito y el traje parece que recibió daño.

— ¿Dónde está el baño? —

El niño señala por las gradas, pero decide darme un pequeño tour por la casa, los padres nos ven y digo que usare su retrete para defecar. Por ahora no necesito más problemas y que piensen que soy un acosador, el baño esta cerca del cuarto de Kendrix y lo tiene entreabierto por lo cual puedo ver la pantalla de su monitor y parece que está revisando algunos archivos.

— Vaya— digo entrando sorpresivamente.

En ese momento ella quiere gritar, pero tapo su boca.

— Se quién eres y que fuiste enviada por una organización secreta para combatir el mal en el país. Necesito que confíes en mí porque en una vida pasada nos conocimos— digo.

Suelto mi mano lentamente, pero ella parece que confía en mí.

— Eres miembros de que … causa— dice.

No sé cual fue la razón para que la enviará a nuestro equipo, pero ahora necesito su ayuda.

— Los corazones rojos— digo.

Ella en ese momento busca en la computadora y encuentra mi identificación, pero es lo que necesito para contactar con mis amigos.

— Alex. Es un gusto, pero. ¿Por qué estás en este estado? — dice.

— Estuve en una especie de transé hipnótico y cuando me di cuenta estaba en la realidad — digo.

— Necesitas contactar con alguien— dice.

El destino siempre logra su objetivo y de alguna u otra forma ella está en nuestras vidas.

— Tania— digo.

Ella busca y manda un mensaje en la red privada y encriptada.

— Están en una base secreta subterránea, no está lejos— dice.

Ella me entrega una hoja impresa en dónde está la ubicación.

— Gracias— digo entre lágrimas.

Bajo y me acerco a la salida. Agradezco a la familia por su amble hospitalidad, pero mis amigos y el destino esperan por mí.

— Espera— dice.

Ella me entrega una USB, supongo que significa algún mensaje importante o quiere que lo use en algún caso especial. La lluvia me cubre hasta desaparecerme así que comienzo a correr hasta llegar a uno de los tragantes y meterme para encontrar el punto de reunión.

Al final de la red de túneles encuentro la base que esta protegida, Tania y Kas se encuentra y nos volvemos a encontrar.

— ¿Dónde demonios estuviste? — dice Tania.

— En una ilusión— digo.

— Kas y yo seguimos buscando al equipo. Andrew patrulla desde afuera en caso de que aparezcan— dice Tania.

En ese momento solo me tiro al suelo y agradezco que todo este bien de mi parte, quiero descansar.




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