Pasaron varios días y Hanna seguía sin despertar. Las noticias no han sido tan alentadoras, sino el antídoto no tiene algún efecto puede que Hanna sea llevada al Proyecto Elite para ser estudiada y tratarla.
Leo y su pandilla de idiotas siguen sueltos y ahora mantienen un perfil bajo, además tienen un hombre menos que nos causarán problemas.
En estos días no me he separado de ella, se que en algún momento el saque de sus casillas y ella siempre estuvo para apoyarme sin duda alguna y ahora es mi turno para poder saldar mi deuda moral.
Me acerco a la cocina para tomar un vaso de agua con hielo porque nada me logra calmar la ansiedad.
— Ella esta bien— dice Tania consolándome.
Me siento enojado y con impotencia de no poder hacer nada o a ver fallado a mis amigos y en especial a ella.
— Me siento un inútil, no puedo hacer nada por ella— digo.
— Se tienen que despertar y luego sabremos sus efectos— dice Tania.
Quiere ayudar y eso no lo voy a negar, no tengo porque rematar con ella.
— Hice un análisis a tu traje— dice Kas.
Me muestra en un holograma en la mesa y es acerca de las habilidades de absorción.
— Pudimos replicar el poder, pero solo puedes absorber tierra. Lo demás es inútil— dice Kas.
Es una buena noticia en este mar de ansiedad y decepciones. Debemos utilizarlo a nuestro favor y también necesito buscar a la pandilla de los nuevos alfiles negros.
— Chicos— dice alguien.
Cuando nos volteamos vemos a Hanna buscando soporte en el marco de la puerta así que Kas y yo la ayudamos para sentarse. Avisamos a los soldados de la elite y todo parece ser que hay una nueva luz de esperanza.
— Estas bien— digo.
— Sí. ¿Qué paso? — dice ella confusa.
— Muchas cosas inesperadas— digo.
La llevamos nuevamente a la cama para que descanse y además se le deben tratar sus heridas por los golpes y también eliminar las jaquecas que son efectos secundarios del suero que le inyectaron.
Al día siguiente Charles y Allister le hacen una revisión con su tecnología y determinan que el suero fue aceptado por su cuerpo sin ningún problema. Esto es bueno, pero a la vez no porque tendremos un elemento menos y no creo que Tania quiera exponerla a ataques tan temprano.
— Necesitamos hablar— dice Charles.
Vamos a la sala para saber que ocurre.
— Los nuevos alfiles negros están planeando algo grande y hablamos sobre una guerra civil entre buenos y malos — dice Charles.
Por qué no suena bien esto.
— Están planeando que el ejército y la sociedad civil entren en guerra para poder buscar excusas de compras en armamento— dice Charles.
Creo que tenemos una nueva misión entre manos.
Tania y yo decidimos ir con Charles y Allister para saber la situación. Se creen que habrá una reunión privada en un hotel lujoso en la zona comercial más importante de la ciudad.
Decidimos ir para poder realizar un espionaje discreto. El plan es disfrazarnos de meseros y atenderlos de forma discreta. El ministro y Galata van a reunirse con otros miembros conspiradores, así que mandaran infiltrados y nosotros estaremos cerca en caso de que tengamos que atacar.
Los chicos y yo nos preparamos para poder entrar. Charles y Allister se encuentran en la calle por si necesitamos refuerzos. Los trajes contienen el modo sigilo más perfeccionado y podemos obtener rostros virtuales con los cuales pasaremos desapercibidos, los infiltrados serán meseros y podremos escuchar todo con los micrófonos disfrazados de cubiertos y flores para captar todo y usarlos en su contra.
— Andrew fue alertado— dice Tania.
Ambos nos sentamos en mesa diferentes y disimulamos cualquier mirada y observación hacia a la mesa.
— Frecuencia establecida. Audio captado— dice uno de los infiltrados.
— Tienen todo para hacer el teatro— dice el ministro.
— Claro que sí. Solo debemos crear un altercado mínimo. Lo del estadio fue bueno, pero necesitarán más que una simple catástrofe— dice el otro sujeto.
Elemento que puede servir para culparlos por el atentado al estadio.
— Una guerra no será más que suficiente sino tiene culpables— dice el otro sujeto.
— Tengo lo necesario para poder buscar a los culpables perfectos— dice el ministro.
Esto me suena mal, no sé cual sea su plan o los chivos expiatorios que serán usados, pero detenerlo está en nuestras manos.
— Los corazones rojos— dice le ministro.
En ese momento todo el salón se vuelve oscuro y sabemos que nos tenemos que enfrentar.
— No ataques— digo.
Esta es una ilusión y si hacemos algún ataque correspondiente pueden culparnos. Tenemos personas aquí y no sabemos como nos jugará eso en nuestra contra.