Ha pasado más de un año desde que salvamos al mundo. Hanna, Kas, Tania y yo disfrutamos de vivir en la ciudad de Nápoles, en dónde nuestra vida ha cambiado y también hemos logrado vivir tranquilamente. Los días de salvar a Gálata de los corazones negros han acabado, aunque muchas veces sueño con el hecho de que tengo ese brazo robótico al cual siempre estaba acostumbrado a portar y también como Crusher acaba con el mundo entero.
— Hola — dice Hanna.
— Hola
— Vamos a comer— dice.
En ese momento nos reunimos con mis amigos para desayunar algo delicioso, además de disfrutar de la vista de la ciudad.
—¿Cómo les va en el trabajo? — dice Hanna.
—Estamos trabajando para la boda y lo sabes — responde Tania.
—Sí, pero esperemos sea algo lindo.
—Claro que sí, aunque la pregunta aquí es ¿Para cuándo ustedes? — dice Tania.
—Púdranse — respondimos ambos al mismo tiempo.
En ese momento tomo el periódico y leo las noticias no solo del mundo sino de nuestra ciudad que parece aún estar en caos con la violencia. Desde que nos fuimos hemos hablado con nuestras familias que han aceptado el hecho de que nosotros decidimos qué hacer con nuestras vidas. Incluso la población ya sabe nuestra identidad y han hecho murales en diferentes partes de la ciudad en conmemoración de nuestros actos, el gobierno nos busca como enemigos números uno por los daños que hemos hecho, pero eso es lo de menos.
—¿Por qué siempre estás leyendo noticias? — dice Kas.
—Me gusta informarme de la situación
—Dejamos la vida de héroes para tener una normal — dice Kas.
—Tienes razón, no me preocupo por nada — digo un poco molesto.
—Dejamos los corazones rojos por el riesgo que representaba y aún mantienes viejos hábitos de líder— dice Kas.
—Quiero decir algo, pero siento que es una locura
— Eres un loco, así dilo— justifica Tania.
— Hace unos meses he estado sintiendo retumbos, como si fuera a dar un temblor, pero no pasa nada y esto ocurre siempre cada inicio de mes.
—Estás loco— dice Hanna.
—No crees que es solo una coincidencia, hay microsismos todo el tiempo— dice Kas.
—Suena una locura. Saben que debemos salir esta noche por una buena pizza y una copa de vino, yo les invito.
Todos se ponen contentos de mi invitación, pero lo que no saben es que necesito llevarlos al lugar para poder demostrar mi punto. Cuando terminamos de comer decido salir a estar a solas y caminar por la ciudad. La gente aquí es muy amable y muchas veces me piden que los ayude con sus situaciones del hogar: limpiar las banquetas, ayudar a descargar producto agrícola, cruzar ancianas o ciegos por las calles, también compañías con taxis turísticos e incluso de intérprete. Es algo que me gusta hacer y devolverle a la gente lo que hago.
También tengo un lugar secreto en dónde trabajo mi investigación, además que he encontrado algunos sucesos fascinantes. Los corazones negros, además de ser una organización criminal que ha trabajado por siglos, pero descubrí lo que es un antecedente fascinante; los corazones negros sufrieron una división cerca del siglo XVII, uno de sus antiguos líderes decidió darle un mejor uso al poder que ellos habían creado y por ello formo su propia sociedad.
Este antecedente histórico jamás había sido investigado o salido a la luz. Los corazones negros son conscientes de lo que hacen y puede que hayan ocultado esta información a los medios y registros históricos.
Para mí puede ser algo grande y por eso lo mantengo en secreto, en la noche salgo con mis amigos y disfrutamos de una pizza completamente napolitana con su dulce sabor, salsas y queso que sin duda es lo mejor. El vino no es algo de mi gusto, pero se suele degustar muy bien.
—Esto si es vida— dice Tania.
—Claro, comprometida y con un futuro por delante— digo.
—Extrañaba esto— dice Hanna.
—Antes de conocernos— digo.
—Sigo pensando en el día que me uní a ustedes, jamás pensé que estaría disfrutando una copa de vino en Nápoles. Puede que estuviera pensando en dónde trabajar todavía— dice Hanna.
Todos nos reímos.
—Al menos ellos encontraron el amor.
—Gálata no era para ti y sé que duele, pero es momento de seguir adelante— dice.
—Por ella estamos aquí, así que no todo es malo.
En ese momento siento algo sobre mis pies.
— Pasa algo— dice Kas.
— No, sentí una brisa.
— Estamos en verano— dice Hanna.
— Esperen— dice Tania.
En ese momento podemos ver cómo se crea una ola de mar en las orillas.
—¿Qué mierda está pasando?— digo.