Los corazones negros 3- La Sociedad Subterránea

Capítulo 13: De nuevo en el interior

 

El portal me lleva a lo que es la parte central de la ciudad subterránea. Al parecer toda esta vació y sin ningún habitante, puede ser porque todos están cooperando en la búsqueda de los pilares y también llevándolos. 

 

Mi reloj me indica que hay una señal fuerte de los trajes de mis amigos, lo que desconozco es que si los traen puestos o fueron retirados. Además de no conocer su estado de conciencia. 

 

Decido desplegar mi tabla deslizadora para ir a explorar por los aires y no por los suelos, ya que deben de alertar a los guardianes. Exploro varias partes de la ciudad, puedo observar como los comerciales están con luces apagadas e iluminadas por los faroles en las calles. En ese momento escucho una explosión. 

 

Al parecer esta ciudad cuenta con su ejército privado que puede detener a los intrusos como yo. Activo el modo 2, la armadura de poder que me da mejor protección y mejor capacidad. Los antebrazos cuentan con ranuras que lanza las cartas explosivas y debo cambiarlas con el reloj, el traje también cuenta con cuerdas de alta tensión para irme columpiando entre los edificios, también mi escudo fortalecido que se activa cuando coloco los brazos en equis (X). Además de las suelas que soportan la fricción, eso y más aditamentos. 

 

Con mi tabla nos dirigimos a una parte un poco más baja, parece ser el sector pobre. Espero que a nadie le afecte el hecho que destruyamos casas. Cuando doy media vuelta puedo ver a lo que es un robot, pero no es un androide, al parecer es un humano. En ese momento decido huir del lugar y activar mis varas para partirlos en dos y así poder tener una mejor ventaja.

 

El sujeto y/o androide me toma del pie derecho, así que utilizo el campo eléctrico de autodefensa de mi traje para evitar eso. Aterrizo en un helipuerto, desconozco si el edificio es un hospital o clínica. 

 

—¿Quién eres?

 

El sujeto solo se me queda viendo.

 

—Responde a la pregunta — digo mientras saco mi espada

—No sabes quién soy — dice con un sintetizado de voz.

 

En ese momento corro y empuño la espada para cortarle, mientras él simplemente lo esquiva y me da una patada en la espalda. Lanzo varias cartas eléctricas, las cuales él logra desintegrarlos con un humo.
 

Me lanza una red que me captura, pero esta es completamente diferente porque al parecer las cadenas son de plasma y no de metal. El sujeto se me acerca, ya abre su casco. 

—Es un gusto — dice Leo.

 




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