Los corazones negros

Capítulo 1: Comenzando la historia

Si este soy yo. Mi nombre es Alexander Grahanel Pardo Armnio, si es un nombre muy largo para un experto en artes marciales y manejo de la vara de bo. Mis compañeros son bastante peculiares uno de ellos, Eduardo Campos, si es un buen amigo le gusta mucho el fútbol y por su tamaño maneja muy bien las espadas.

Mi otro compañero o conocido como "mi estúpido mejor amigo" es Marlon, si es bastante fornido y le gusto chingarle al gimnasio, es un experto de las artes marciales al igual que yo, es lo mejor que tengo.

La chica, bueno ella es una terca a la cual tuvimos que unir al grupo, su nombre Hanna o Hann, aunque se enoja porque le suena a hombre macho pecho peludo. En fin, cual es el objetivo de esta presentación.

Bueno por donde puedo empiezo, a ya sé por el principio, si lo sé es un estúpido chiste, pero tenía que serlo. Bueno este intrépido grupo de idiotas que están a mi cargo pues son los "corazones rojos" si y yo soy el líder, un idiota liderando otro grupo de idiotas, volviendo a la historia les diré:

Era la dulce mañana del 15 de octubre, en serio escritor que forma más mierda de hacer una historia, haz algo mejor.

Estábamos en la facultad de psicología, y como de costumbre yo estaba golpeando a un tipo por decirme marica:

—Sabes qué hijo de puta, la próxima vez que te vea espero que estés chingando a tu reputa madre— digo mientras lo golpeo en la cara.

En ese momento mis compañeros de clase me toman de los brazos para que no le propine esa golpiza.

—Calmate— dice Marlon.

—Señor Pardo, tendremos que hablar— dice el Lic. Martínez.

Me lleva a una clase vacía y yo me siento para escuchar la misma sermoneada de siempre.

—No diga nada, me dirá lo de siempre, que soy impulsivo y debo manejar mi fuerza bruta para ayudar a otros— digo sarcástico.

—Ya usé los miles de excusas que pude y la verdad no quiero desperdiciar mi saliva en palabras que no se quedan penetradas en tu cabeza— dice el licenciado. muy enojado.

Para no hacer larga la historia, salimos de clase, el me cubriría nuevamente omitiendo esta golpiza que le di, aunque es el coordinador de la facultad se ha portado buena gente conmigo, sin duda alguna por eso me cae muy bien, pero eso no significa que cambiaré. Me gusta sentir esa sensación de adrenalina, me gusta golpear a las personas.

—¿Qué dijo el licenciado? — Pregunta Eduardo.

—Lo de siempre, no es necesario repetirlo— digo mientras me siento en mi lugar.

Algo que me ha llamado la atención es a esa chica, Gálata Rodas, es una linda niña y me gusta fastidiarla, una vez le dije que sus cachetes eran plastilinas y las mordí, lo peor no fue que me gritara, fue que me patio en las bolas, si esa mujer es muy fuerte y sabe dónde atacar en el punto más débil de un hombre. Creo que lo peor que me paso con ella por arruina nuestra supuesta amistad fue que me peleé con su novio o sí soy un busca problemas, pero bueno cuando empezó a cambiar mi vida, tranquilos en un momento se los digo, pinche lector jajajajajajajaja.

En Guatemala siempre existió los corazones negros, una sociedad que emigro hace muchos años para trata de blancas y lo peor de todo no han podido desarticular a esta gran mafia porque siempre salen nuevas sectas y nuevos líderes, el gobierno creo un programa especial que incluye personas especializadas en el tema de la trata de blancas, graduaron a unos mil agentes especializados el 80% de ellos mujeres, pero muy pocas lograban salir de ese horrible destino.

Lo peor de todo fue que descubrieron que en la mayoría de universidades del país, jóvenes seducían a mujeres de todas clases y las obligaban abordar un barco en Puerto Quetzal, en fin, la policía no pudo mandar agentes encubiertos debido a que podrían descubrirlos. Así que secretamente, recluto jóvenes universitarios para poder acabar con la amenaza protegiendo a las jóvenes mujeres, pero no hubo éxito, el índice de prostitución bajo de 65% a 64.5%, ahora como resulte yo en este grupo de élite.

Todo empezó la semana número 15 del año, si, estaba yo leyendo cómodamente en mi escritorio y me dio ganas de comprar unas manías y una pequeña big cola de Q2, así que me levante tome mi billetera de cuero saque un billete de Q5 me encamine a la tienda y en ese momento escuche un grito era mi compañera Gálata pidiendo ayuda.

Vi a varios sujetos tomándola de las piernas y los brazos, le informé a uno de los policías, pero no quiso arriesgar su vida. Tome la iniciativa de tomar la pistola 9mm, una cachiporra y un par de piedras.

Lo primero comencé a lanzar las piedras para darles en la cabeza, uno de los sujetos se enoja conmigo y decide combatir conmigo, así que desperdicio una bala en su pierna.

Luego apunto a la cabeza del otro sujeto, agarra del cuello a Gálata y la apunta con la pistola.

—Dispara hijo de puta— dice.

—No quiero hacerte daño— digo.

—Quieres verla morir— dice mientras quita el seguro.

Así que disparo justo en la frente y cae. No esperen mucha emoción, es una historia muchachos, no es necesario tanto drama.

—Gálata estas bien— si dice asustada.



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En el texto hay: problemas, peleas, asesinos

Editado: 14.03.2018

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