Capítulo 9: Listado

Con mi reloj (otorgado por el amado ministro de gobernación) puedo utilizar el dispositivo GPS que me permite seguir al corazón negro a su guarida secreta, tengo que faltar a clases, pero será por una buena causa así que tomo un taxi que casualmente está afuera de la facultad para seguirlo, eso me afectara el bolsillo, pero no me importa.

Cruzamos casi 4 km de la ciudad para llegar a unos apartamentos lujosos en el sur de la ciudad, J decide tomar el ascensor así que tendré que subir gradas mientras dejo tirado algún órgano en cada uno de los pisos.

Por suerte se reúne en el piso cinco. Gracias a la tecnología proporcionada por la querida desarrolladora puedo utilizar la nueva herramienta, "los mini-micrófonos", si un nombre un poco obvio, pero me puede servir para grabar toda la reunión.

Me coloco en un pequeño espacio en donde nadie me vea, puede que me acusen de ser un depredador sexual homosexual o de espionaje, no sé qué es peor.

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—No tengo necesidad de presentarme o sí— dice un sujeto al que denominare el líder.

—Para que nos ha llamado jefe— dice uno de los miembros.

—Es algo simple muchachos. Ustedes juraron lealtad a la hermandad de los corazones negros y ahora es momento de asignarles uno de los trabajaos más importantes que les puedo dar y es la eliminación de los corazones rojos— dice el líder.

—¿Quiénes son los corazones rojos? — pregunta alguien cuya voz desconozco.

—Son un escuadrón de jóvenes altamente capacitados y armados para combatir nuestra organización lucrativa, se creen que son cuatro jóvenes que protegen a nuestra querida Gálata. Ya saben la joven que nos hará muy ricos y nos dará fama mundial, lamentablemente no me han identificado a las guardias de la joven, así que tendrán que traerme esa información a mí— dice el líder

—Tranquilos he centrado a cinco jóvenes que nos ayudaran a conquistar el corazón de bella Gálata. Los presento:

Escucho pasos de personas...

—Él es Gael,  y su líder será Leo. Cada uno de ellos son sujetos encantadores y expertos en el arte de la conquista además son personas muy guapas y que tendrá a muchas chicas a sus pies. Su trabajo no solo será conquistar a Gálata sino traer más mercancía a nuestro pequeño negocio. Ahora brindemos por nuestros nuevos miembros.

—¡SAAAAALUUUUUUUUUUUDDDddd ¡— gritan todos.

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Yo decido irme del edificio antes de que me descubran y lo mejor de todo es que tengo todo grabado, genial pensaba que trece miembros eran difíciles de identificar, pero ahora con dieciocho es mucho peor.

Llego a la universidad y para mi suerte las clases se terminaron así que me reúno en una clase alejada de las demás y que no se pueda escuchar nada de lo que logre captar en la reunión.

—Vaya viejo, esto sí que se puso fuerte, apenas si podemos con trece idiotas como lo haremos con esos cinco tipos que deben de estar más mamados que nosotros y deben de saber pelear mejor que nosotros— dice Eduardo.

—Siempre cuento contigo para decirnos lo obvio— digo.

—Escucha algo que podemos hacer es comparar las voces de cada uno de los hombres que vienen todos los días estudiar— sugiere Marlon.

—No, tardaríamos meses en lograr identificar— digo.

—Yo tengo una sugerencia— dice una voz femenina.

Cuando volteamos a ver nos encontramos a la famosa Hanna parada con su muy espectacular combinación de vestido con zapatillas.

—¿Qué haces aquí?, no me digas que escuchaste todo— digo nervioso.

—Tranquilo soy la única que sabe que pertenecen a los corazones rojos y que protegen a la creída de Gálata— dice ella seria.

—Para empezar, ella no es creída y por suerte no es odiosa como tú floricienta— defiendo.

—Escuchen les tengo un pequeño trato. Les daré mi solución, pero a cambio quiero pertenecer a su pequeño escuadrón de anoréxicos para proteger a una mujer que no vale la pena— dice Hanna.

—Te daré tres razones para que no te incluyamos en el grupo: odias a Gálata, eres una tipa enojada y rara y eres mujer— justifico.

—No puede ser, no utilizaste esa frase y esas palabras. Sólo porque soy mujer ya he caído en el machismo, en el patriarcado, en esta maldita sociedad que me obliga a ser una mujer sumisa que se deja humillar por un hombre solo porque la tiene grande— dice impetuosa.

—Sonaste como una fémina y la verdad no te va ese estilo y no pertenecerás a nuestro grupo— digo ya con la cara roja de la furia.

—Muy bien, no pertenezco aquí, me iré de este lugar, pero recuerden esto. Me van a necesitar— dice mientras se acerca la puerta.

—Voy a aclarar algo, no la tienes grande lo que pasa es que en esos pantalones no cabe tremendo paquete— dice antes de irse.