Esa noche me enoje bastante con Gal y solo me ponía a pensar en ella y lo que le hará el tipo, pero en algo tiene razón y es que no lo puedo juzgar sino lo conozco lo único que se me ocurre es que poco a poco comienza a entablar relación con ella y luego lo comenzare a investigar.
Al día siguiente nos reunimos en nuestra habitual clase vacía para hablar con P sobre nuestras nuevas armas y aditamentos.
—Muy bien P, ¿Cuáles son nuestros nuevos juguetes? — pregunto.
—Gracias al apoyo de nuestro querido ministro les daremos nuevos intercomunicadores y también un exoesqueleto armable que despliega una armadura de titanio resistente con un casco con diversas funciones de vista y claro sus armas favoritas— digo.
Todos nos quedamos sorprendidos de cómo se arma en el cuerpo de P. Observamos que tiene un símbolo en la espalda, sin duda es leal a los tréboles negros, todos decidimos hacer la prueba para confirmar que estamos de acuerdo con las nuevas armaduras. Me encantan, son ligeras, nos permite escalara por cualquier superficie, tenemos mucha más fuerza y claro nuestras antiguas herramientas están al alcance de nuestra palma.
Sin duda es algo que vamos a disfrutar y nos permitirá controlar mejor a Gal. Vaya ahora que pienso en ella comienzo a enojarme por lo que ocurrió anoche.
—Te pasa algo— dice Hanna.
—Gal, me enoje con ella anoche— digo.
—¿Por qué? — pregunta.
Le comento mientras salimos al pasillo.
—Vaya, parece que estas enamoradas de ella— responde.
—Mi único deber es protegerla, nada más, nada de sentimientos con ella— replico.
—Puedes negarme a mi o a tus amigos lo que está pasando, pero sabemos que te enamoraste de ella— dice.
Me quedo en silencio por unos quince segundos. Me voy a mi clase y veo que Leo y Gal están hablando muy a gusto, la mirada de ella me apunta, pero luego le aplico la ley del hielo para que sepa que estoy enojado, aunque ella no le debe de importar.
Pasamos tres semanas sin hablarnos, pero en esas tres semanas me sirvieron para estudiarlo e investigarlo para descartar cualquier relación con los corazones negros, pero tengo mala suerte al parecer el tipo es tranquilo y no tiene relación con nada.
Lo único que me pongo a pensar es que demonios voy a pedirle disculpas a Gal, todos por mis malditos celos, creo que lo ideal sería hablar con Hanna así que lo cito a nuestra clase aislada.
—¿Por qué me has llamado? — pregunta mientras se sienta en un escritorio.
Tomo uno y comienzo a liberar todo eso que siento.
—Es ese tipo Leo, es una mierda de persona— digo.
—No puedes decir eso acerca de alguien que no conoces— dice.
—Hay algo en él que me hace desconfiar—
—Si se llaman celos—
—No me gusta admitirlo, pero tienes razón son los putos celos porque Gal es tan linda, maravillosa, encantadora, dulce, genial, vaya es una chica que no puedo compararla, siempre está en mi mente, incluso cuando estaba con Gael me preocupaba no verla más—
—AWWWWW—
—Nos tiempo para los momentos dulces, en serio quiero que estemos los dos juntos, pero dudo mucho vino ese hijo de puta en su vida—
—Te daré un consejo y es el siguiente: tuviste la oportunidad de conquistarla y quizás la desperdiciaste, pero también está el cuidarla y aparte el ministro te comerá vivo si sales con su hija—
—Sé los riesgos que estoy corriendo, pero aun así quiero intentarlo—
—Piensa que los corazones negros te van a cazar y a matar. Te volverás un blanco fácil. No corras ese riesgo—
Hanna tiene razón, puedo correr un riesgo mayor pero quizás sea capaz de hacer esa tontería es por amor que la protejo, es increíble lo que causa una mujer es como si fuera magia o quizás yo soy un estúpido enamorado.
Gal es loca, pero quiero ser feliz con esa loca.
Después de esa emotiva platica decido ir al baño a realizar mi asunto, ya saben a lo que me refiero y sino pues que mente más cerrada la que tienen.
En el momento que entro al cubículo del baño escucho pasos de personas entrando que no les tomo importancia, pero luego escucho que hablan por teléfono.
—Casi es mía, la tonta no sabe que esta cayó en la trampa. No sé preocupe jefe no le voy a defraudar como lo hizo Gael— dice.
Al mencionar a Gael supongo que es Leo. Estoy atento cuando se escuche la puerta nuevamente quiere decir que la persona salió del baño. Salgo discretamente y veo que Leo esta con Gal hablando en el pasillo así que decido usar una de mis cartas de corazón negro debajo de la suela de zapato para poder seguirlo al final de la jornada.
Marlon y Eduardo deciden acompañarme para saber quién es este hijo de puta que fastidia a mi Gal.
—Considero que eres paranoico— dice Eduardo.
—A ver hijos de puta, ya les dije que no estoy enamorada de ella — justifico.
—Si, claro, lo que digas— dice Marlon de forma sarcástica.
Llegamos a una bodega vacía en la carretera. Utilizo el radio proporcionado.
—Dame buenas noticias Leo— dice una voz desconocida.