Los Cuatro Príncipes

Rompimiento

—¿Por qué se desaniman todos? ¡Vamos a bailar! —exclamó Dany, al notar la tensión en su fiesta.

Todos regresaron al ambiente y siguieron platicando y comiendo, mientras que otros optaron por ir a la pista de baile, la música comenzó a sonar.

—Pobre Sherly… nadie fue a defenderla —se lamentaba Melany.

—Era un asunto entre ella y Kenneth. Sabíamos que él reaccionaria así… ya se había tardado —comentó Jamie.

—¡Qué mal!

Joshua estaba bailando con Sharon, cuando vio que se acercaban Sandra y Uriel. «No debo intervenir… ellos harán todo» Pensó. Francis y Jamie se dieron cuenta de la presencia del Hechicero.

—Tengo que ir… al baño… —se excusó Francis, dejando a Nelly en la pista.

—Sabía que salir con él sería pésima idea.

Jamie fue más cortés…

—Tengo que ver un asunto, regreso en unos momentos.

Melany estaba confundida, pero lo dejó ir sin problema. Se reunieron los dos…

—Bien, ¿Cómo iba el plan?

—Primero, hay que hablar con ellos por separado —respondió Jamie.

—¿Cómo haremos que se separen? ¡Están bailando en medio de la pista!

Joshua no dejaba de mirar a esa pareja, aunque estuviera bailando, Sharon no se percataba de ello. Era una canción romántica y lenta.

—No es una noche mágica, es una noche perfecta —dijo Uriel—. Desde la primera vez que te vi, sabía que estaríamos juntos.

—Yo también tuve el mismo sentimiento —dijo ella, ilusionada.

En medio del baile, se acercaron para besarse de nuevo. Estaban tan enamorados.

—¡Sandra! ¡No lo hagas!

Esta llamada de atención interrumpió el momento romántico, las parejas que estaban en la pista dejaron de bailar al ver que Joshua había tomado del brazo a la chica para alejarla de Uriel. Sarah y Violeta, que estaban bailando con sus novios, se quedaron pasmadas y con una inmensa felicidad al ver que era una noche excelente para ellas.

Sandra se quedó muda en ese momento.

—¡No lo beses!

—¡Joshua! —Sharon se acercó a él y le dio una fuerte bofetada.

Todos los asistentes estaban impactados. Francis y Jamie se sentían muy mal por no haber intervenido a tiempo.

—¿Cómo te atreves a hacer esto enfrente de mí? —reclamó Sharon— ¡No quería creerlo! ¡No puedo creer que sea verdad!

—Sharon… —Joshua soltó a Sandra para dirigirse a ella.

—¡Terminamos! ¡Olvídate de mí para siempre!

La chica se marchó, tomando el mismo rumbo que había tomado Sherly hace unos momentos. Estaba decepcionada, molesta y triste a la vez, pero también ya estaba harta de tanto interés que Joshua tenía en esa chica.

Uriel no dijo absolutamente nada, aunque sabía perfectamente el por qué la actitud del joven. Solo se limitó a acercarse a su amada y preguntarle si estaba bien.

—Sandra… no puedes enamorarte de él.

Fue increíble para los demás ver que Joshua, en lugar de seguir a Sharon, se quedara y le hablara a la otra…

—¿Por qué lo dices? —preguntó ella.

—Creo que debemos ir a otro lugar —Mark llegó y se llevó a Joshua.

Jamie y Francis le siguieron.

—Mira todo lo que pasa sin que yo tenga que intervenir —Arthur estaba disfrutando del espectáculo.

—Ya cayeron dos de las chicas mágicas en la misma noche —murmuró Elizabeth.

Sharon llegó al jardín y en medio de su enojo y frustración, escuchó el llanto de Sherly.

—Sherly… —rápidamente se acercó a ella— …pensé que te habías ido a casa —dijo al abrazarla.

—Creo que no soy la única que la ha pasado mal —dijo, recuperándose un poco.

—Son unos idiotas. No debemos sufrir por ellos…

La chica no dijo nada más, parecía que Sharon ya sabía cuál era la razón de su tristeza… su mirada triste revelaba toda la verdad.

—Hay que irnos.

Sherly asintió. Las dos tomaron el camino que evitaba pasar por la sala, no querían ser vistas por los demás después de tremendos escándalos.

—¡Vamos a ver a Sharon! —dijo Nelly a Melany, quien estuvo de acuerdo y la siguió.

Mark se había llevado a Joshua, en compañía de Francis y Jamie. Dany y Lucero estaban muy confundidos con lo que había pasado. Nelly y Melany buscaron a su amiga, pero tardaban en encontrarla.

—Aprovechemos esta noche para descubrir a esas chicas —dijo Arthur—. Es hora del primer ataque.

—¿Cómo vas a atacarlas si ya se fueron? No me digas que las vamos a seguir.

—Tengo un nuevo aliado… —Arthur comenzó a meditar: «Unknown… ¿me escuchas? Es hora de tu primera tarea. Ve y ataca a esas dos chicas.»

Encima de la barda que daba hacia la calle, estaba parado un individuo vestido de negro, sus ojos se cubrían por la sombra del sobrero que llevaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.