Los Cuatro Príncipes

Misión Secreta

Nancy tuvo que ingeniárselas para robar esa pintura. Entró a la escuela, aprovechando que el evento era libre. Se acercó a una chica rubia de lentes de color que estaba afuera del salón donde se llevaba a cabo el Concurso de Arte.

—Hola. Soy la nueva consejera estudiantil —dijo, amistosamente—. Mi nombre es Nancy.

—Hola. No sabía que tuviéramos una consejera —respondió Violeta.

—Acabo de llegar. Veo que está el concurso de pinturas, ¿entraste?

—Para nada… odio eso del arte. Es como ser nerd.

—Entiendo, eres una chica muy bonita para eso. ¿Tienes amigas?

—Sí, bueno… según tengo una amiga. Últimamente está insoportable, su novio la dejó y ella cree que fue por otra.

—¿En serio? —Nancy se hizo la preocupada.

—Es ella —Violeta señaló a Sarah, que estaba llegando de la cafetería.

—Iré a hablarle.

Nancy se acercó a Sarah.

—Hola, oye… me contaron algo muy curioso.

—¿Quién eres tú? —preguntó con cierta molestia.

—Soy la nueva consejera estudiantil. Me dijeron que tu novio se besó con otra chica, pero yo creo que es un rumor y no deberías hacer caso…

—¿Qué? ¿Mi novio se besó con la idiota de Sherly? —preguntó inconscientemente.

—Sí… —siguió la corriente.

—¡Me las va a pagar esa maldita zorra!

Sarah caminó hacia donde estaba Sherly. Por orden de Candy, todos los alumnos debían asistir al Concurso de Arte, así que había algunos afuera para cuando anunciaron al ganador.

—¿Cómo te atreves a besar a mi novio? —Sarah llegó y, al preguntar esto, le dio un jalón a su largo cabello negro.

La chica reaccionó y se soltó rápidamente.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando? —preguntó.

Pero en lugar de recibir una respuesta, Sarah le dio una fuerte bofetada. Sherly se enfadó más y le regresó el golpe. Así fue como las dos comenzaron a golpearse y a llamar la atención de los demás alumnos.

—¡Oigan! ¡Aquí hay una extraordinaria pelea! —Giovanni se asomó al recinto e invitó a todos los que permanecían dentro.

Fue cuestión de segundos para que salieran a ver algo mucho más interesante que el concurso.

—Las adolescentes son tan estúpidas… —murmuró Nancy, caminando hacia la pintura ganadora.

Mientras tanto, en otra parte…

—Estas son las fotos que tomaron los paparazzi.

Clara recibió un sobre. Su sirviente se alejó para que ella pudiera verlas sin interrupciones. Abrió el sobre y vio a Alan con el uniforme del Liceo. Lo más inquietante era que llevaba un arma.

—¿En qué está involucrado? —se preguntó.

Miró las fotos donde salían Elías y Estela con él. Observó cada detalle. Agradeció el haber ofrecido una gran suma de dinero para que los paparazzi no circularan esas fotos, sabía que algo muy grave estaba pasando con su joven estrella.

—Si está jugando a los soldados, más le vale que tenga una buena explicación.

En la tarde, después de todo el escándalo sobre la pelea durante el concurso, las chicas estaban saliendo de la oficina de Candy.

—Espero que después de esto, no vuelvan a pelear.

—Por su culpa no llegué hoy al Liceo —reclamó Sherly.

—¡Es tu culpa por ser una zorra! —respondió Sarah.

—Chicas, ¡por favor! —regañó Candy— Si esto se repite, podrían ser expulsadas de la escuela —advirtió.

Ninguna reclamó más, hasta que la prefecta cerró la puerta de su oficina.

—Voy a hacer que tu vida sea miserable de ahora en adelante —amenazó Sarah.

—¡Haz lo que quieras! No me importa —Sherly fue la primera en irse.

En las canchas de la escuela, el equipo de futbol practicaba…

—¡Qué afortunados somos al faltar al Concurso de Arte! —exclamó Joshua— Como tenemos el compromiso de la banda, no nos obligaron a ir.

—Es verdad, solo supe que ganó Arthur —comentó Francis.

—Oigan, ustedes se perdieron de una gran pelea al final —Giovanni se acercó—. Sarah y Sherly se dieron con todo, parece que se odian demasiado.

—¿Qué? ¡Hubo una pelea y no vimos! —se lamentó Dany.

—¿Ellas dos? —Joshua no lo podía creer.

—Sarah le dijo ‘zorra’ a Sherly por besar a su novio.

—Pero… Sarah ya no tiene novio. Kenneth la dejó —intervino Jamie.

—Tal vez por eso la dejó. Esto se pone cada vez más interesante.

—¡Giovanni! —alguien lo llamó en tono molesto.

Era Emilio, que se acercó a ellos…

—Deja de estar platicando, tenemos que entrenar. Ya suficiente tengo con que Uriel, Mark y Benny no se hayan presentado.

—¿Estamos incompletos? —preguntó Francis.




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