Los Cuatro Príncipes

Aquellos Días

—Vamos a quitar un hechizo.

—¿Un hechizo? —preguntó Melissa— ¿Hay un hechizo aquí?

—Es normal que no te hayas dado cuenta, porque ya no tienes poderes —informó Francis, al parecer, antes de ir a la casa de la familia Randie, Sandra le había dicho todo lo que necesitaba saber.

—Melissa, no puedes seguir creyendo en esas cosas de la magia —Arturo se acercó a ella—. Todo eso quedó en el pasado. Lo que están diciendo estos jóvenes son mentiras.

—Tú creíste en mis poderes al principio, ¿Por qué no crees en los poderes de ellos?

—Ya son otros tiempos. No puedes ser tan ingenua y dejarte engañar. Ellos son el peligro aquí.

Joshua, Dany y Jamie se miraban confundidos ante esa actitud. Francis parecía esperar algo así.

—¿Qué es lo que te pasa? —Melissa estaba intrigada— ¿Por qué piensas de esa manera?

—Porque sé de lo que estoy hablando. ¡Deja de creer en todas esas estupideces de la magia!

—Solo quiero que me respondas una pregunta, Arturo. Si pudieras robar la Joya Misteriosa, ¿lo harías?

No hubo respuesta. Solo se miraron, estaban frente a frente. Aunque no hubiera ninguna palabra, se podría interpretar un «Sí» como respuesta a esa pregunta. Esto hizo que la mujer se decepcionara de su pareja.

—Creo que es mejor separarnos…

Elizabeth y John se sorprendieron en silencio ante esta declaración. Francis se volvió hacia sus compañeros y comenzó a hablar en voz baja…

—Tenemos que concentrar nuestros poderes para romper el hechizo que rodea la casa, los cuatro, al mismo tiempo.

—¿Cómo sabes tanto? —preguntaba Dany, pero sus amigos no hicieron mucho caso a la pregunta y obedecieron.

Concentraron su magia en silencio. Una luz se encendió en el interior de la casa y se expandió poco a poco hasta cubrirla en su totalidad. Era una cálida luz, Elizabeth y John no se movieron de sus lugares, solo la podían sentir. Arturo y Melissa también sintieron esa magia. Muchos recuerdos vinieron a sus mentes.

Aquellos días de escuela, cuando eran jóvenes, les hizo recordar lo enamorados que estaban. Melissa tenía poderes mágicos, pero eso no le impedía ser una chica frágil, sensible y muy bondadosa. Se había convertido en la Reina de la Magia en el Mundo Real, protegiendo la Joya Misteriosa y a sus padres. Arturo solo era el hijo abandonado de aquel villano al que no le importaba nada, ni siquiera le importaba el bienestar de su mujer. La había abandonado a cambio de juventud eterna. Él no quería ser así. No quería abandonar a Melissa y dejar a sus hijos como lo dejaron a él. Estaba a punto de cometer los mismos errores de su padre inconscientemente y cuando su mente se aclaró, se dio cuenta de que todo fue parte de un hechizo bien trabajado. No era casualidad que hubiera sido elegido por Christopher para convertirse en actor. Era una excusa para mantenerlo cerca. Por azares del destino, tuvo un trabajo muy importante cuando su padre, Arthur, lo invitó a formar parte del ‘Plan del Siglo’. Tal vez eso fue lo que lo salvó de haberse metido en un problema más grande con su familia. Elizabeth y John recordaron a Rainbow, recordaron que una pequeña hada los visitaba cuando eran niños. Aunque fuesen recuerdos de una sola vez, pudieron visualizarlos durante unos segundos. También se borró por completo el hechizo que Arthur había puesto en Elizabeth para que obedeciera en el Liceo. Todo regresó a la normalidad, por así decirlo, ya que aún se acordaban de lo que estaba pasando. La luz desapareció.

—Yo… la verdad no sé qué decir… —Arturo trató de disculparse.

—¿Todavía piensas que soy ingenua? —preguntaba Melissa, comprobando que las cosas ahora fueran diferentes.

—No. Eso… no debí decirlo —dijo él.

Joshua se acercó a la pareja.

—Ahora entiendo todo lo que han estado pasando… —comenzó a decir.

Sus compañeros estaban detrás de él, también enterados de la situación.

—…Arthur los hizo perder todo contacto con la magia. Controló a Arturo para arruinar esta relación, así, la familia nunca podría ser feliz. Nunca podrían ilusionarse con algo —dijo, mirando a Elizabeth y a John—. Y así nunca podrían creer en la magia.

—No puedo creer que mi padre haya sido capaz de hacer esto —Arturo lo odiaba en ese momento, como solía hacerlo.

—Al no creer, se formó una barrera. Rainbow ya no podía visitarlos jamás —Joshua seguía explicando—. La Joya Misteriosa brinda poderes a las personas que la cuidan cuando el Mundo Real está en peligro. Las personas a las cuales se los brindarían serían Elizabeth y John. Arthur no tendría obstáculos para ejecutar su plan y robar la joya si ellos no creían.

—Ya veo… —dijo Melissa— Arthur estuvo detrás de esto desde el principio. Mi papá creyó que él había cambiado…

—De hecho, Arthur no se atreve a ir a esa casa y robarse la joya por la amistad que tuvo con Andrew. Ni siquiera se atreve a enviar a alguien —añadió Francis.

Elizabeth recordó cuando le mencionaron la Joya Misteriosa.

—Cuando comencé a trabajar para él… —intervino— …me preguntó acerca de la joya. Yo no sabía nada y eso le sorprendió. Incluso Christopher estaba sorprendido.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.