Los Cuatro Príncipes

Últimos Días

Volvieron a clases.

—Estoy preocupado por Alan —decía Joshua—. Estábamos tan concentrados en acabar con Arthur, que no nos dimos cuenta del momento en que le dispararon.

—Lo sé, si no hubiera sido por él… —apoyó Jamie.

—Y no podemos visitarlo porque el hospital está vigilado, temen que vuelvan a atacarlo.

Joshua y Jamie estaban preocupados por eso mientras que sus amigos tenían otras preocupaciones…

—No puedo creer que Lucero no me haya llamado para decirme que está en el hospital.

—Espera… Si Mark y los demás dicen que las chicas recuerdan lo que pasó, ¿significa que Nelly recuerda exactamente todo?

—¿A qué te refieres? —preguntó el rubio.

—Solo quiero que me respondas ‘sí’ o ‘no’.

—No sé de qué estás hablando. Esperaré a que terminen las clases para ir y hablar con Lucero —Dany estaba indignado.

Al final de la jornada, Joshua habló con Mayra para que les diera permiso de practicar más futbol. No fue difícil. Como los demás jóvenes ya no asistirían al Liceo, podían ir a entrenar en cuanto terminaran las horas de clase. Todos estaban en las canchas, menos Dany, que había ido al hospital.

—Me alegro de que por fin todos estemos reunidos para entrenar —decía Kenneth—. Y ahora tenemos más tiempo libre, así que debemos echarle ganas.

—Vamos a practicar una nueva jugada hoy —anunció Emilio.

Fueron a la cancha. Joshua notó que Uriel estaba con ellos y se acercó a él…

—Pensé que te irías al Mundo de la Magia.

—Aún no. Mark, Benny y yo tenemos el compromiso con el equipo. Volveremos en cuanto terminemos el Torneo Juvenil.

—Esto es confuso… se supondría que estarían aquí hasta que pasara el peligro.

Mark se acercó.

—Oye, Joshua, no nos corras de tu mundo. Al menos deja que disfrutemos esto.

—Mark, tengo una pregunta… ¿es cierto que ustedes ya no existen en el Mundo Real? Alguna vez fueron parte de éste, ¿verdad?

—Sí, fuimos parte.

—¿Qué pasa cuando dejan de existir? ¿No tienen familia? ¿Papá o mamá? ¿Hermanos? Alguien que se preocupe por sus ausencias.

Uriel miró a Joshua, sabía las respuestas, pero no quiso responder. Mark cerró los ojos y suspiró.

—Por eso nos volvemos mágicos, porque la gente se olvida de nosotros.

—Eso es… muy deprimente.

—Nosotros también nos olvidamos de la gente. Es maravilloso vivir siendo jóvenes por siempre, pero… creo que no lo entenderías. Mejor, vamos a practicar futbol.

Joshua quedó intrigado ante estas respuestas y a la vez triste, no se imaginaría que algo así les pasara a él y a sus amigos.

Hubo un descanso durante las prácticas. Los jóvenes se acercaron a las gradas para sentarse y beber agua.

—Oigan… ¿Dónde está Dany? —Nelly llegó a preguntar— ¡Tengo que hablar con él antes de que vaya al hospital!

Joshua, Francis y Jamie se miraron.

—Ya fue al hospital.

—¿Qué? ¡No! ¿Por qué lo dejaron ir? ¿Qué no se supone que ustedes practican en el Salón de Música a esta hora?

Joshua y Jamie se alejaron, dejando a Francis con una desesperada Nelly.

—Eh… ¿Por qué actúas de esa forma? ¿Qué tiene de malo que haya ido? —preguntó, al ver que estaba solo.

—Es que… cometí un error —se tranquilizó al confesar esto—. Le dije a Lucero que Dany no la visitaba porque no le importaba.

—¿Qué? ¿Por qué le dijiste tal cosa?

—Por nada en especial —desvió la mirada—. Tengo que ir al hospital ahora mismo.

—Creo que es mejor que los dejes arreglar esto.

Volvió a mirarlo.

—Pero si terminan va a ser mi culpa.

En el hospital.

—¡No puedo creer que han pasado los días y hasta ahora vienes a visitarme! —reclamaba ella— ¡Vete! Ahora no me interesas.

—Espera, Lucero, al menos déjame explicarte todo lo que pasó. Por fin derrotamos a Arthur con nuestros poderes. El Liceo desapareció y todos están a salvo.

Lucero solo lloraba.

—No deberías tratarme así, soy un héroe.

—¿Un héroe? —lo miró— ¿Crees que, por ser guapo, adinerado y por tener tus extraños poderes puedes venir a pisotearme? ¿Por qué no me dices la verdad? ¡Yo no te importo! Todo el tiempo jugaste conmigo.

—Bueno… tal vez me pasé cuando te pedí que fueras mi novia. Debimos conocernos más.

—¿Ves? Tú ni siquiera estás enamorado de mí. O dime… ¿estás enamorado de mí?

—Ah…

Dany no respondió esta pregunta. Se quedó callado al instante. Lucero solo se lamentaba.

—¡Lo sabía! ¡Vete! Por favor…

Él tragó saliva, estaba angustiado al verla así y no poder responderle. Una parte de él le decía que tal vez le tomaría tiempo enamorarse, pero solo eso. Sin reclamar nada, salió de la habitación. Estaba desconcertado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.