Del cuento a la realidad

Parecía que a Mirila le salía humo de las orejas, ya estaba cansada de escuchar todos esos cuentos, así que se armó de valor y dijo a voz en cuello:

—¡Dijiste que esa historia me gustaría! Pero siempre me cuentas relatos con finales trágicos…¡no me gustan las historias de terror! No creo en los fantasmas, demonios, brujas y ninguna cosa tonta como esa ¡la noche de brujas apesta! Por eso prefiero la primavera, el conejo de pascua, navidad y todas las cosas que sean rosas y afelpadas…creí que eres especial…que los niños de la cuadra murmuraban sobre ti por que te tenían envidia… pero ahora se por que eres una marginada… ¡eres rara! ¡Y tu fea gata lo es aun más! ¡Me arrepiento de haber venido con ustedes! ¡Arruinaron mi noche de brujas!

Mirila salió corriendo de aquel lugar muy enojada, dejando a Teodora atrás , mientras ella meneaba la cabeza.

—La pobre aun no se da cuenta ¿deberíamos ir tras ella Simona? Se que te pone algo nerviosa, pero es inofensiva, aunque al parecer tiene su carácter.

Mirila seguía corriendo, pensando en todos los dulces que pudo haber conseguido si no hubiera acompañado a la rara de Teodora y se regañaba así misma por haber deseado ser su amiga.

Por otro lado, la madre de Teodora estaba afuera de su casa y se veía angustiada, preocupada, como si sintiera remordimientos de algo.

—¿Por que tienes esa cara hija? ¿Estás preocupada por Teodora? Aun no es hora de que regrese a casa, le dijiste que llegara antes d ella media noche, aun faltan unos minutos para eso.

—Mamá…llegaste antes de tiempo…

—Me dieron permiso de descender para acompañarte.—le dijo su madre mientras tocaba su hombro con amor, en ese momento un escalofrío le recorrió el cuerpo a la madre de Teodora y las lagrimas callaron de sus ojos y cuando hablaba le salía humo por la boca.

—Tengo miedo de que haberla dejado ir con Mirila sea un error…de por si los niños de la cuadra ya le tiene miedo, la ven como un bicho raro y seguido vienen a vandalizar en nuestra casa, especialmente la señora de la casa veintiséis, hace un rato vino ha hecharle sal a nuestra puerta y pintó unas runas extrañas con sangre de gallina, ya me cansé de decirle que se detenga y no le hace caso a las advertencias de la policía, tendré que demandarla por acoso.

—¿Quieres que vaya hablar con ella?

—¿Quieres que se muera de un infarto? Jaja.—le dijo la madre de Teodora con una sonrisa triste.

—Ya sabes que por mi familia haría cualquier cosa, en parte es mi culpa por haberles heredado este don…

—No es tu culpa mamá…a ti te lo heredó la abuela y a ella la bisabuela y así desde que nació la primera mujer de la familia, pero Teodora…a ella no parece importarle en lo absoluto, disfruta su don y convive con todo lo que le hable, aun si las criaturas no son amigables, ella no les tiene miedo, pero su confianza a sido su propia maldición.

—Mirila no sabe lo que es, será duro cuando se entere…por eso creo que no fue mala idea que dejarás que ella se cercara a Teodora, al final, ella es la única que puede ayudarla.

—Lo sé, pero temo que las cosas salgan mal.

—Tienes que confiar en ella, algún día su don se fortalecerá y el hecho de aceptarlo, la hará aun más fuerte, ella será una luz para el camino de los perdidos.

—Si mamá…yo también lo creo…te extraño mucho, ojalá siempre estriberas aquí… quisiera darte un abrazo.—le dijo la madre de Teodora con tristeza.

—Yo te abrazo con el corazón hija mía…

Por otro lado, Mirila ya se había cansado de correr y descansó en un árbol.

—Siento que he dado vueltas en el mismo lugar…¿por que no puedo salir de este perímetro? ¿Que pasa? —se preguntó Mirila horrorizada pues había una barrera que se dibujaba cada vez que ella intentaba cruzar al otro lado.

Su corazón se agitó tanto que sentía que se desmayaba y entonces apareció la mujer de la casa veintiséis.

—Aqui estás espectro del demonio…..

—¿Qué?—Mirila volteó hacia la mujer y al ver que en su mano llevaba agua bendita y un rosario se asustó y pensó que era una bruja pues su aspecto descuidado y tosco le dio miedo.

—¿Por que te rehusas a cruzar al otro lado? ¡Tu ya no perteneces a la tierra de los vivos! ¡Regresa a donde perteneces alma perturbada?

—¿Que hace?—le preguntó Mirila asustada ¿por que me dice todo eso?

—!Por que ya estás muerta! —le dijo la señora mientras le aventaba el agua bendita y le apuntaba con el crucifijo.

En ese momento Teodora apareció llena de rabia al ver a aquella señora maleducada.

—¡Aléjese de ella viaja loca!—gritó Teodora a voz en cuello.

—¡Teodora!

—Largo de aquí niña infernal, esto no es asunto tuyo, ya me encargaré de ti y de tu madre más tarde.

De pronto Mirila comenzó a sentir que el corazón se le salía del pecho y su cabeza le daba vueltas mientras recordaba su pasado.

—¿Que me pasa Teodora? No me siento bien….

Teodora intentó acercarse a Mirila, pero la señora le pegó con le crucifijo en la cabeza sacándole la sangre, pero Simona le saltó encima y le comenzó a rasguñar la cara.

—¡Ay! ¡Quítame a este demonio de encima!

—¡Eso Simona! ¡Dale su merecido!

Teodora corrió hacia Mirila y la abrazó, pues ella si podía tocarla.

—Ya estoy aquí, lo que viene a continuación debes saberlo para ser libre, así que no te resistas ni te a suites, estaré contigo a partir de ahora.

Mirila había muerto el año pasado, de una manera muy trágica, exactamente la noche de Halloween, ella era una niña brillante y llena de energía, tenía una familia que la amaba y la cuidaba mucho, de hecho era la hermana mayor, pue sus padres tenían otra niña dos años menos que ella, pero esa trágica noche, ambas niñas salieron a pedir dulces, estaban muy felices de que sus padres las hubieran dejado ir solas y todo iba bien, sus bolsas estaban llenas y su corazón también, pues ellas se querían mucho y eran muy unidas, pero cuando ya iban de regreso, un hombre ebrio llevaba el volante y no alcanzó a frenar, Mirila empujó a su hermana para salvarla y ella recibió todo el impacto múrenlo al instante, hubo tanta sangre que los gritos de su hermana sacudieron todo el vecindario, el hombre fue encarcelado de por vida y la familia de Mirila se mudó de estado para empezar de nuevo.