La semana transcurrió sin otra novedad, mi mejilla volvía a su tamaño original lentamente; intenté preguntarle a Dereck sobre su declaración en la audiencia contra el hombre que lo secuestro pero no obtuve muchas respuestas, Noah no apareció en ningún día y ni siquiera en los ensayos de la banda, no podía preguntarle en frente de los chicos, el imbécil lo sabía muy bien. Mis acosadores misteriosos dejaron de reportarse incluso con las notas amenazadoras… ¿Acaso sabían que tocaron fondo al agredirme? O ¿debería preocuparme por que planeaban algo peor?
Salí de la ducha faltando diez para las nueve de la mañana, me quedé envuelta en la toalla mirando mi ropa colgada ¿Qué me coloco?
— ¡Sky baja un momento!— gritó papá.
Frustrada saqué un short blanco y el vestido de baño rojo de dos piezas, lo tendí sobre la cama y acudí al llamado de Neftalí.
— ¿Sí?— apreté la toalla contra mi pecho.
— Toma— extendió una caja envuelta—. Adelanto de navidad.
Entusiasmada cogí la caja, me encantan las sorpresas. Quité el envoltorio y era un nuevo teléfono.
— Gracias papi.
El timbre sonó.
¡Santa Virgen!
— Dile a Dereck que ya bajo— grité corriendo a mi habitación.
¡Diablos!
Cerré la puerta mientras encendía mi nuevo teléfono color dorado, era relativamente un poco más grande que la palma de mi mano. Antes de cambiarme metí el cargador a la mochila que llevaría a la playa junto al bloqueador y crema hidratante.
Me vestí con lo que tenía sobre la cama, me adentré al armario y saqué un blusón transparente blanco, me quité los shorts y los cambie por otro color rojo para que combinara con el vestido de baño.
Me eché base sobre el rostro para tapar el pequeño rastro que quedaba del moretón, pestañina y brillo para mis labios, Apurada saqué un par de sandalias para ponérmelas, colgué del hombro la mochila, me devolví para tomar mis gafas de sol que estaban en el tocador y rocié perfume sobre todo mi cuerpo.
Ahora si fui al encuentro del chico malo que esperaba parado en la cocina tomando una taza de café.
— Hola cielo.
— Hola chico malo.
Luego de las medidas necesarias dictadas por papá para que Dereck condujera con cuidado, salimos de casa.
— Te ves hermosa— besó mi frente.
— No te quedas atrás, deberías vestirte así más seguido— frunció el ceño con disgusto, llevaba puesta una camisa blanca guayabera, pantalones cortos negros y vans del mismo color, parecía el dios del inframundo.
Pegué mis labios a los suyos.
— El tatuaje de tú pecho se nota un poco— anotó.
— ¿Crees que mi padre lo ha visto?— negó.
Pasó el casco por mi cabeza para ajustarlo bajo mi mentón y subimos a su moto. Iremos a la casa de playa de Noah, desde ayer los chicos se encuentran ahí pero como no puedo faltar a la escuela sobre todo por el entreno, prometí que llegaría hoy con cerveza y fritos.
A mitad del camino Dereck hizo el pare en una tienda de conveniencia para hacer las compras, casi pelea con un hombre que se acercó para decirme “Angelito del pecado, cuando quieras te dejo montarte en mi polla” tuve que sacarlo a rastras de ahí. Antes del mediodía sacudí mis piernas por el calambre y arreglé mi cabello desordenado. Dereck parqueo su moto junto a dos autos estacionados.
Enredó sus dedos entre los míos, me mordí los labios, su mano es demasiado grande, un escalofrió recorrió mi cuerpo… que delicia.
— ¡Hola Sky!— Sabina besó mi mejilla y luego saludó al chico malo—, me gusta tú nuevo corte.
— Gracias, pero no fue por voluntad propia.
Puso cara de tristeza la peli verde—. Lo sé, el bocazas de Jasen nos contó, lo siento mucho.
— Pequeña fresa— Noah me abrazó para luego chocar las palmas con Dereck.
Entramos a la casa, es pequeña pero muy bien acomodada, una hamaca colgaba del porche, las ventanas estaban abiertas y el viento con olor a mar estaba intenso.
— ¿Jasen?— preguntó Dereck
— En la cocina con Tim— respondió Sabina—, preparan la cena— dijo con resignación.
Dereck se separó de mí para ir donde le dijeron.
— ¿Te sientes bien, preciosa?— preguntó Noah con esa voz tan melosa que rara vez utiliza.
— Después de cuatro días de la paliza que me dieron, claro que me siento bien.
— ¿Atraparon a los responsables?— preguntó mi amiga a lo que negué.
— Yo me haré cargo— Noah recogió un almohadón que se había caído.
— Noah, más te vale que no te metas en problemas— le advirtió Sabina.
Él respondió con una mirada seria, todos sabemos de lo que es capaz, él es la clase de chico que tiene un cartel fluorescente en la frente con la frase “PELIGRO, ALTO VOLTAJE”.
Fui hasta la cocina para saludar a Tim, con curiosidad vi como Dereck se apartaba con disimulo de su amigo para evitar el contacto, me hice la desentendida y le lancé a Jasen una fuerte patada de porrista por chismoso.