Los demonios de Dereck

Capítulo 16

 

— ¿Por qué no encendemos el asador? Nos ahorraríamos tener la mano estirada como pendejos esperando a que la carne esté— Se quejó Sabina y vaya que tiene razón.

— El chiste de esto es disfrutar la experiencia y que cada uno esté al frente de su comida— Tim se sentó e hizo justamente lo mismo que todos.

Miré a la rubia, desde el momento en que llegué no le quita sus ojos a mi chico ¿Envidia? Si creo, ¿Deseo? Muy probablemente, ¿Qué Dereck está condenadamente bueno? Totalmente.

— ¿Ya notaste que tienes a otra babeando por ti?— susurré en el oído del chico.

— ¿Celosa, pequeño cielo?

— Para nada, soy demasiado buena como para que te fijes en otra— admití.

Dereck reprimió una carcajada quizá por la cantidad de vanidad tan elevada que poseo, nuevamente sus ojos volvieron a tener ese brillo que perdió momentáneamente.

— Además mira tus pezones como si fueran un par de caramelos que puede devorar en cualquier momento— añadí—, y solo digo que soy la única que puede degustarte— él estampó sus labios contra los míos.

— Estás bastante segura de que no te seré infiel.

— Tienes razón, sé que podrás mirar a otras e incluso imaginarlas, pero no serás capaz de estar con otra como lo estás conmigo.

— ¿Por qué?

— Nuestra relación va más allá de lo físico, somos almas que juntas complementan una existencia— respondí.

— Me gusta cómo suena— besó mi frente—, lo colocaré en mi próxima canción.

 ¿Cómo puede una chica de 18 años albergar tanto amor por una sola persona? Ni idea.

La noche seguía su curso, el sonido de la marea y madera quemándose era perfecta, esta clase de momentos son los que más importan cuando no se tiene nada más.

— Iba conduciendo cuando una colilla de su cigarro cayó en los pantalones de Jasen y se prendieron fuego, asustado se aventó del auto y como no funcionó se  los quitó y salió corriendo hasta el lago desnudo— contó Noah.

— Llevaba unas tangas de abuela y de la vergüenza prefirió quitárselas— rio Dereck y todos lo hicimos.

— Eran narizonas de Batman y Robín— Tim destapó otra cerveza.

Jasen ocultó su rostro detrás de su mano avergonzado.

— Tú no te quedas atrás— se quejó luego de un rato—, cuando Sabina y Tim a penas se conocieron lo retamos a que saltara la valla de la casa de ella desnudo y su padre lo agarró a tablazos.

Cubrí mi estómago de tanto reír. Tim que antes reía se ocultó en el cuello de su novia.

— Oh y lo mejor fue cuando Dereck nos presentó a Sky en aquel restaurante— apuntó Tim, Noah se quedó totalmente callado—, ¿Recuerdan? “Mesero, por favor me presta un tenedor y un cuchillo” para comer una hamburguesa— trató de remedarme en aquel momento  con voz horrorosamente chillona.

— Antes de que supiéramos que era la novia de Dereck, Noah se acercó a pedirle el número y dijo que era lesbiana alérgica a los penes— contó Tim y morí de vergüenza. Realmente en ese instante Noah y yo ya nos conocíamos, él fue un gran amigo de Elijah, intentamos salir…pero no somos compatibles, ahí me preguntó que qué estaba haciendo sola en el restaurante a lo que le respondí que se alejara de mí, que me volví lesbiana y alérgica a los penes.

— Cuando Dereck la llevó a la mesa, todos nos sorprendimos— dijo Jasen—, nos habíamos hecho a la idea que sería alguna chica gótica con odio hacia el mundo igual a él…llegó la fresa vestida de rosa con tacones, irradiando brillo, flores y mariposas al lado de un gruñón, casi quedamos ciegos.

Nuevamente más carcajadas.

— ¿Cuánto llevan?— preguntó la hermosa chica de cabellera rubia (nótese el sarcasmo).

Quedé a media palabra, Dereck se adelantó a responder—, nueve meses y veintidós días.

Wau, cuando lo escucho no me lo creo.

— ¿Y ustedes?— rotó la pregunta a Sabina y Tim—, un años y tres meses— respondió ella.

Según cuentan los chicos, Tim la tuvo difícil ya que Sabina es mayor que el por dos años.

— Llevan demasiado tiempo juntos.

Esa chica se ganará una paliza de mi parte.

— Hay una canción que quiero tocar— Sabina besó la mejilla de Tim con la doble intención de acabar con aquel momento incómodo.

La mano de Dereck abandonó la mía, segundos atrás perfilaba las líneas de la palma de mi mano con su dedo.

— No me digas que es alguna canción fresa de esas que tanto le gustan a Sky— dijo Jasen.

— No entiendo por qué cada vez que abres tú boca es con la intención de ofenderme— me defendí—, eres un idiota.

— Bueno, no me importa lo que digan chicos, la cantaré— Tim sacó de su funda una hermosa guitarra que descansaba en la arena.

Sabina aclaró su garganta y Jasen suspiró.

Los primeros acordes de tan conocida canción se hicieron presentes.

— Nuestra canción pequeño cielo— Dereck me extendió una concha que desde hace rato estaba viendo para dejarla en medio de nuestros dedos otra vez cruzados—. Strumming my pain with his fingers— susurró la frase de la canción.




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