Los demonios de Dereck

Capítulo 18

 

— ¿Qué pasa Sky? Desde ayer estás en algún mundo paralelo— dijo Hannah mordiendo la jugosa pera que dieron de almuerzo.

— No lo sé— bueno, si sé pero no puedo compartirlo con ellas. Desde hace dos días no sé nada de Dereck, solo me deja mensajes esporádicos pero no contesta mis llamadas, ni viene a clase.

Andra tocaba una melodía con sus baquetas contra la mesa, hace un rato escuchamos una canción cuando veníamos para acá y no recuerda el nombre, supongo que intenta memorizarla.

 — ¿Has podido saber cómo se llama?— pregunté intrigada.

— No, pero estoy más que segura que antes la he escuchado, no recuerdo dónde.

Sabía cómo se sentía esa sensación de conocer algo pero no poder recordarlo, es exasperante.

Luego de un par de minutos el timbre sonó y nos separamos para ir a clases, tengo clase de química, entré al salón y caminé hasta el fondo, mi asiento habitual. Esperé a que Grace mi compañera de mesa y también porrista llegara, la chica es bastante graciosa, no pasó, Ian llegó antes que ella y se sentó a mi lado. Cuando ella llegó le lanzó dagas a mi primo y solo reí, él puso los ojos en blanco.

— ¿Qué quieres? No solo debo aguantarte de camino a casa sino también en clase— me quejé.

Me pellizcó en mi brazo.

— ¿Quieres la información o no?

El profesor Reynolds entró y comenzó a dictar su clase, ¿No podía esperar hasta que saliéramos o enviarme un texto al móvil?

— No, cuando me lleves a casa.

Él levantó sus hombros como signo de que no importaba. Sacó su libreta y empezó a hacer trazos estúpidos con el lapicero. Trazó un círculo enorme, luego dos círculos más pequeños que supongo serían los ojos del monstruo que estaba dibujando, más abajo hizo círculos juntos y dibujó un enorme ovalo que se abría y unía sobre los dos pequeños círculos del medio, finalizó el dibujo con una curva en señal de que esa era la boca.

Puta, dibuja horrible.

Creyó que no lo estaba observando, hizo unos trazos más por fuera del circulo enorme el cual descubrí era una cara.

Sonrió feliz al ver el resultado.

Tocó mi hombro y susurró:

“Mira, así es como se ve tú horrible rostro”

Sin contenerlo lancé una fuerte carcajada, esa nariz tenía forma de pene y mi nariz no es así, comencé a llorar de la risa de solo imaginarlo.

— ¿Señorita Johnson, es muy divertido el chiste?— regañó el profesor.

Ian sonrió y ocultó su obra maestra.

Me reí durante tres segundos más y pude respirar, todos me miraban extrañados.

Respiré decentemente.

— Lo siento señor— me disculpé.

Me amenazó con la mirada y continuó la clase, ¡Dios! Esto no es normal en mí. Ya recuerdo por qué dejé de sentarme junto a Ian.

Decidí ignorarlo por lo que queda de clase, misión fallida. Pude concentrarme solo por cinco minutos.

Ya sé lo que hace, está llamando mi atención.

No lo soporté más, por algo dicen que la curiosidad mató al gato, pero al menos murió sabiendo.

— Oye, idiota, ¿Qué es eso que debes decirme?— susurré.

Él corrió su silla hasta que estuvimos hombro con hombro.

— Sabía que no aguantarías la curiosidad— dijo en el mismo tono que yo utilicé.

— Lo estaba haciendo, es imposible concentrarme cuando estás a mi lado imbécil— alegué.

Me mostró la palma de sus manos y una tonta sonrisa risueña.

— Ve al grano Johnson— le dije. Suena tan extraño llamarlo por mi apellido. Cuando sus padres se divorciaron, justo hace diez años años él prefirió cambiar su apellido, incluso Tessa y Elijah lo hicieron, nunca sintieron como suyo el apellido Doskas de su padre, los tres tienen ascendencia griega, Tessa y Elijah nacieron en Grecia e Ian nació aquí, a pesar de la gran fortuna que su padre tenía, nunca estaba presente y cuando lo estaba era un martirió para la tía Sofía, ella le pidió el divorcio y en cambio él la amenazó con matarla, así que volvió aquí bajo el seno de la familia Johnson.

— Sabía que no lo soportarías Johnson— contestó él.

Lo miré seriamente para que abriera su boca y me dijera lo que tenía que decir.

— Encontré a alguien con el moratón— susurró.

Abrí mis ojos sorprendida.

— ¿Con cuántas chicas estuviste para encontrarla?— pregunté.

— Información confidencial— sus ojos se posaron en Grace, ahora entiendo por qué lo miró mal, cuando ella es todo un ángel.

— No quiero saber...— Él profesor giró con enojo hacia nosotros y me quedé callada.

— Señor Ian deje de coquetear, estamos en clase— dijo exaltado por no poder dictar su clase.

Ian levantó la mano.

— ¿Qué?— gruñó el profesor. 

— Skyler es mi prima señor, no debería promover el incesto— dijo con una fingida voz ingenua. 




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