Los demonios de Dereck

Capítulo 19

 

Estaba comenzando a arrepentirme de venir a este lugar y más a esta hora, ¿Por qué tienes que ser tan loca Skyler?   

Sencillo, porque soy una pendeja.

Antes de venir aquí, pasé por mi casa para cambiarme de ropa, me puse unos jeans, convers y una básica blanca con un saco color lila, era mejor un bolso de mano por lo tanto solo traje dinero, mi celular y mi identificación.

El bus se detuvo en la parada, estaba un poco lejos del lugar al que debía ir, no sé por qué, pero algo en mi interior me dijo que Noah estaría en su casa y ¿dónde es? En el centro de la ciudad, un lugar un poquito peligroso para alguien tan fresa como yo.

Si mi padre supiera que estoy aquí, me ataría al sótano de nuestra casa con cadenas de acero.

Santa virgen de la papaya, protégeme.

Había mucha gente sospechosa en esta calle, algunos me miraban bonito y otros no, las energías espirituales de este lugar no fluían como deberían, hasta miedo me daba.

— Hey chiquita, que linda vas— un señor de unos 50 años me miró, me sentí sucia por unos segundos.

Me hice la desentendida y seguí caminando como si nada, debo irradiar seguridad para que nadie se aproveche de mí.

Miré mi reloj de mano y este marcaba las 8:50pm, algo tarde, muy tarde.

Llegué al final de la calle y llegué a un restaurante de comidas rápidas, entré, conocía muy bien como era esto, solamente una vez viene con Elijah, quien siempre ha sido muy amigo de Noah, supongo que debo agradecerle a él por haberme presentado a mi martirio personalizado número dos.

— Buena noche— saludé a la mesera— deseo un plato Schein.

La chica abrió sus ojos y miró a un sujeto que estaba en una de las esquinas del restaurante.

— Enseguida se lo traerán— ella respondió nerviosa.

¿Debería tener los nervios de punta?

El sujeto me condujo por uno de los pasillos detrás de las cortinas y luego me hizo subir sola unas escaleras, recordaba muy bien el camino. Crucé a la izquierda y había tres puertas, ninguna de ellas era, pasé por un poste de la banda favorita de Noah “Scorpions” que colgaba de una pared y lo levanté un poco para pasar por la abertura que allí había. Subí el último tramo de escaleras y finalmente llegué a la última puerta.

Pasé sin tocar y una habitación con luces pasteles me dio la bienvenida. De fondo sonaba Still loving you de la banda en mención, busqué con la mirada a este chico, pero no estaba.

Decidí quedarme en pie, mientras tanto, curiosearía por la habitación, la verdad es que él tiene muy buenos gustos, había postes de Scorpions por todas las paredes, una biblioteca con varios libros de literatura gótica, sin embargo algo en particular llamó mi atención, una repisa en la pared en la que estaba la cabecera de la enorme cama King size.

Me quité los zapatos y me subí a la cama, eran portarretratos, en varias fotos aparecía con los chicos, en una aparecía con una mujer bastante hermosa y parecidos, asumí que era su madre, tapé mi boca asombrada ¿Aún tiene esa foto?

Acaricié con el dedo índice aquella vieja foto, fue tomada en el paso del sol cuando intentamos ser novios ¿Por qué la conservaba todavía?

Giré asustada cuando una de las puertas fue abierta, salió todo el vaho comprimido.

— Vaya, vaya, vaya…quién diría que la pequeña fresa tuviera tanta valentía para venir a buscarme.

Mi boca se secó al verlo. Escaneé todo su cuerpo.

Esto no es nada.

No me importó que tuviera joyas en sus pezones, o que tuviera diversos tatuajes en todo su torso, ni tampoco que tuviera una fresa tatuada en uno de sus pectorales o que tuviera la palabra Cielo en su pelvis junto al camino de la perdición, ni mucho menos que tuviera una toalla de bebé rodeando sus caderas y pequeñas gotas de agua se pasearan libremente por ahí.

A quien engaño.

El condenado sabe que está jodidamente bueno y me iré al infierno por pecadora.

¡Reacciona Skyler Johnson, a lo que viniste!

— Sabes por qué estoy aquí Schein.

Levantó sus hombros—, te ves caliente en mi cama, pero sería mejor sin ninguna de esas prendas encima.

Puse los ojos en blanco, le saqué el dedo medio ¿Lo ven? Un hábito.

Me bajé de la cama y volví a colocarme mis zapatillas.

Ahora que lo veo mejor, también tiene moretones en su rostro, lo que me hace comprobar que realmente ese par de idiotas pelearon, las de Noah no se veían para nada graves como las de Dereck.

— ¿Por qué pelearon?

Sonrió.

— Te dije que me haría cargo.

— ¡Yo te dije que no lo hicieras!— chillé.

— No puedo permitir que Dereck te ensucie, pequeña.

— ¿De qué estás hablando? Ustedes hablan como si yo fuera un objeto el cual pueden manejar a su antojo.

Noah caminó despacio como si yo fuera un conejito que escaparía en cualquier momento para evitar ser tocada, me siento justamente así.




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