( 2 años antes)
— Papá, ¿mamá estará bien, verdad?— él hombre frente a mi limpio sus lágrimas y con dolor en sus ojos apretó la mano de mi madre que estaba acostada en la camilla de un hospital—. Claro que si cariño, ella es una guerrera y cuando menos pienses estaremos de vacaciones en la playa ¿Te gustaría?
Asentí—. ¿Lo prometes?
Se acercó un poco más y dejó un beso en mi frente—. Lo prometo.
Miré nuevamente a mi madre, ya no tiene el brillo que antes tenía, cada día es difícil porque le cuesta fingir que no siente nada, el dolor se vuelve más intenso y es mejor tenerla sedada para que no sufra, aunque ya no pasamos el tiempo juntas como solíamos hacerlo prefiero que este así, dormida, sumergida en el mundo de los sueños.
— ¿Comiste algo?— papá acomodo las cobijas que cubrían a mi madre y giró para verme, su cabello rubio meses antes pulcramente peinado ahora estaba desaliñado y largo, bajo sus ojos un par de bolsas grises no desaparecían, ni con el poco tiempo que invierte en dormir. Desde hace un año combatimos el cáncer de seno de mi madre, al inicio ella decidió someterse a la mastectomía decía que con tal de estar más tiempo con nosotros haría lo que fuera… Papá como siempre apoyó su decisión, sin embargo hace 9 meses el cáncer hizo metástasis y empezó las quimioterapias, nadie sabía que ella estaba embarazada hasta que tuvo un aborto espontáneo, ese hecho destruyó completamente a ambos y tristemente produjo una recaída en mi madre.
Yo solo quiero que mamá esté bien.
— Antes de venir la abuela me hizo un emparedado de pavo— Respondí. A cambio él me fulminó con la mirada. Sacó su billetera de los pantalones traseros, tomó tres billetes y los colocó sobre mi mano.
— Por favor ve, come algo y me traes un café.
Suspiré, no quería irme de la habitación, pero lo hice… prácticamente él está destruido por la enfermedad de mi madre.
Saqué de mi bolso mis audífonos y mi teléfono, antes de salir los conecté y me dirigí a la cafetería. Compré una torta de chocolate con café, me senté en una mesa lejana y respondí los mensajes que tenía. Luego de 20 min y con otro café en un vaso de cartón, tomé el ascensor.
Killing me softly de Roberta Flag sonaba por los auriculares, digamos que tengo un pequeño fetiche con esa hermosa morena, su maravillosa figura y su espectacular voz. Canté:
“Strumming my pain with his fingers,
Singing my life with his words,
Killing me softly with his song,
Killing me softly with his song,
Telling my whole life with his words,
Killing me softly with his song ...”
Las puertas del ascensor se abrieron —.Dios cantas horroroso— se quejó el chico que acababa de entrar con una bata verde de papel del hospital. Levanté la vista y lo observé, tenía parches morados por todo su cuerpo y sus tríceps estaban vendados.
— ¿Sorprendida?
Bastante. Técnicamente estoy babeando, fuera de todos esos moratones el chico estaba como quería, demasiado apuesto, mis hormonas se encendieron rápidamente.
— Para nada, he visto cosas peores— admití.
Él pasó, hundió el botón del piso sexto y caminó hasta quedarse a mi lado.
— Si me conocieras en otras circunstancias, descubrirías lo hermoso que soy— acomodó su cabello hacia atrás y esos ojos color avellana estaban vacíos, tal como si algo le hiciera falta.
— Vanidoso— murmuré. Detesto a las personas de ese tipo.
El ascensor se detuvo en el quinto piso y bajé.
— Desconocida, por favor, no vuelvas a cantar… no tienes talento.
Ofendida abrí la boca y antes de cerrarse la puerta saqué mi dedo medio, el chico sonrió.
Muchas gracias por darle una oportunidad a mi historia, es la primera vez que publico algo de lo que escribo y oye... Esto es totalmente nuevo para mí, pero dicen que siempre hay que arriesgarse para salir de la zona de confort, no? Pues ahí vamos!!!
Disfruta la lectura 🍭