A la mañana siguiente, antes de subirme a la moto de mi chico malo y luego de haber pasado la zona de peligro escapando con mi padre en casa, dije:
— El día en que te caigas por esa ventana dejaremos de hacerlo.
— Gracias por desearme el bien Sky.
— Sabes de lo que hablo Dereck.
— Sky…
— Dereck, es nuestro último año juntos. No me importan los comentarios de los demás.
— No quiero que te lastimen.
— Y a mí me vale un jodido joto.
Frustrado pasó lo dedos entre el pelo rizado que siempre llevaba desorganizado y retomando la gran paciencia que me tiene (porque seguramente donde yo estuviera en su lugar hace rato me fuera dado una paliza) dijo:
— Pequeño cielo, una cosa es lo que me hagan a mí y otra a ti, no voy a permitir que tú vida pacifica se perjudique— pellizco mi cachete— además eres porrista.
Puse los ojos en blanco.
Vale, es cierto que no puedo poner en riesgo eso ya que busco una beca deportiva pero lo demás carece de sentido.
No se habló más del tema y dos manzanas antes de la rotonda que da a mi escuela, le pasé el casco a Dereck.
— Tengo ensayo con la banda, ¿Vienes en la tarde?
Negué.
— Quedé con Hannah y Andra.
— Está bien, te llamaré en la noche.
Al llegar al instituto mis amigas hablaban con otras chicas, me les acerqué.
— Señoritas.
— A que no adivinas Sky— dijo Andra.
Feliz porque seguramente era algo bueno, mi sentido del chisme se encendió.
— ¿Qué?
— Hay rumores de que Dereck Weston tiene novia— dijo Lara Carter.
Lancé una carcajada seca.
— ¿De qué están hablando? ¿Ese chico el que mira como la mierda a todos?— dije nerviosa.
— Calla, deja escuchar— dijo Hannah.
— Hace una semana los vieron en el paso del sol— informó.
Abrí los ojos sorprendida.
Maldición.
Ese día era el cumpleaños del hermano de Dereck, así que decidieron celebrarlo en la playa.
— Iban tomados de la mano y mi amiga dijo que la chica era muy bonita.
Orgullosa sonreí internamente, ya sé que soy hermosa.
— Vaya hasta quién se enamora.
Luego de dar las noticias Lara fue en busca de otro grupo a quién contarles la buena nueva, Hannah, Andra y yo caminamos silenciosos hasta los casilleros, sumida en mis pensamientos razoné que era increíble hasta donde llegaban los chicos de mi instituto para mantener al rojo vivo la sección de chismes.
— Entonces… ¿sigue en pie lo de esta tarde?— metí los libros al casillero dejando afuera el de literatura.
— Si.
— ¿Podemos ir por unos batidos? Muero por tomar uno antes de volver a la dieta— dije.
Después de cada presentación tengo una semana para consumir los carbohidratos perdidos antes de volver a utilizar el minúsculo traje de porrista, no es que critique o algo por el estilo…. Pero tener rollitos en la espalda y piernas poco tonificadas con ese uniforme sería una total contaminación visual.
— No entiendo cómo has sido capaz de mantener una dieta como esa cuando tú padre cocina platos tan exquisitos.
— Con mucho dolor y sacrificio— admití—. Antes de ser capitana comencé a hacer una dieta desbalanceada ¿Recuerdan? Cuando me descompensé mi padre me llevó con la nutricionista y a partir de ahí elaboró un menú con las proteínas, nutrientes y calorías necesarias.
— Desearía tener un padre como el tuyo— dijo Hannah.
No desearían estar en mi lugar cuando les embullan comida, solo recordar la tortura a la que me sometió al saber que sufrí de anorexia leve me pone los vellos de punta.
Entré a la clase de literatura y como siempre todo el mundo me saludaba al pasar por sus mesas hasta llegar a la última fila que daba a las ventanas con vista a las canchas de fútbol.
— ¿Ya escuchaste de la novia de Dereck?— se acercó una chica de cabello negro abundante.
— Desde que puse el primer píe aquí.
— Imagino que debe ser toda una chica gótica, con tatuajes y piercings en el cuerpo.
Escondí una risotada ¿Hasta dónde podía llegar la imaginación de la gente? Jamás dejaré mi estilo a la moda, amo demasiado los tacones coloridos y los vestidos color pastel. Bueno, tatuajes tengo dos, una rosa con espinas en el costado izquierdo de mi pecho derecho y el otro es una estrella en mi zona V. Estos mismos los tiene Dereck en su muñeca derecha que cubre con un brazalete de cuero. Su amigo Tony nos hizo el favor.
En cuanto al piercing es el que todo el mundo conoce por el uniforme, está en mi ombligo, por voluntad propia no quise hacérmelo pero cuando me coloco el uniforme me da el toque de chica zorra que necesito, aunque en su momento mi padre casi me lo arranca, soy afortunada de que no vea los tatuajes.