Los Demonios Mentales (libro 1)

PROLOGO

Prólogo.

 

 

"El día en que descubrió quien era realmente".

 

 

El día estaba nublado como a él le gustaba. Todos se habían ido del hotel, solamente quedaba gente que no conocía, y que no tenía que decirles nada a ellos.

La ventana grande que rodeaba su cuarto, en la habitación que estaba era bellísima, como todo lo que se podía observar en ella.
 

Las nubes grises se movían y poco a poco iban penetrando todo el cielo celeste que había estado hace unas horas atrás. El sol había desaparecido, y todo en la ciudad estaba descontrolado.

El chico se aproximó a la ventana y apoyo sus manos en el brillante vidrio de la ventana. Pudo ver desde abajo un montón de autos que respetaban los semáforos de la ciudad y que algunos tocaban sus bocinas para llamar la atención. 
 

Todos estaban en el mundo por una razón, pensaba el joven, por ejemplo, el del auto rojo que estaba esperando a que el semáforo verde apareciera para avanzar tenía una familia que alimentar, una esposa a quien amar, y un trabajo a que mantener. Se suponía porque ni siquiera podía ver si era un señor o una mujer quien estaba manejando el auto, solo imaginaba.

Esas personas... estaban apuradas porque tenían algo que hacer, algo que los motivara para poner esfuerzos, poner ganas a la vida.
 

El joven empezó a acordarse de él mismo. Estaba en un hotel "cinco estrellas" con un lujo impresionante. La habitación tenía una enorme cama, con sábanas limpias con perfume y muy suaves. Tenía todo el servicio del hotel, la mejor comida, la mejor bebida, los mejores postres y claramente el personal que se desvivía por ayudarlo al joven.

Pero eso no importaba.
 

Eso no lo hacía feliz.

 

Eso no lo tranquilizaba.

Incluso cualquier persona en el mundo, estaba deseando lo que tenía. Pero el no. él estaba cansado de todo, era, al contrario. 
 

Estaba cansado principalmente de fingir algo que no era en la vida. Desde más pequeño, lloraba todas las noches en su cuarto por cada acontecimiento malo que le sucedía, tomaba el cuchillo de cocina y se lo pasaba por la piel para lastimarse porque decía: "Mi piel representa mi corazón y mis sentimientos, el cuchillo representa lo que me lastima".

Él no era feliz desde pequeño, porque decía que tenía sus motivos para no serlo, cosas de su mente.
 

Cada vez que se daba vueltas y miraba el hermoso hotel donde estaba le daba ganas de llorar, pero no de felicidad, si no de tristeza. Así como hacía esas cosas de niño, bastantes malas, también siempre deseo estar en esos lugares donde ahora estaba, pero en lugar de disfrutarlos... Se ponía triste, le venía una enorme melancolía. Al principio era todo un sueño, pero luego se fue transformando en una enorme pesadilla.

Estaba solo en la habitación y se alejó de la enorme ventana para dirigirse a otro enorme espejo que se encontraba en donde estaba la cama para dormir. 
 

Ahí estaba lo que odiaba... Mirarse al espejo. ¿Por qué lo odiaba tanto? Porque lamentablemente sentía odio a su aspecto, lamentablemente no se sintió nunca bien con lo que le había tocado.

Había bajado unos cuantos kilos desde la última vez que se había visto, pero sentía que ni eso lo ayudaba a verse bien. Dio un suspiro y comenzó a pensar... lo que siempre hacía era pensar. Y eso lo mataba. 
 

Comenzó a recordar todos los momentos que había pasado en el día de hoy, lo desagradable que eran sus padres con él, lo desagradables que fueron muchas personas con él, lo desagradable que el mismo fue con él y todo lo que su cuerpo soportó.

Era muy joven para todo lo que había vivido... Pensaba que ya había experimentado todo lo que podía existir en la vida en pocos años, muy pocos años.
 

La vida es corta pero no para tanto...

Miró sus ojos turquesa en el espejo y vio que brillaban demasiado, y pudo notar que su piel estaba demasiado pálida. Parecía enfermo.
 

Agarró su campera con capucha, metió su pelo oscuro para que nadie pudiera verlo y corrió una mesa de madera en la que estaban las llaves de un auto... Porque no era su vehículo. Obviamente que tampoco se olvidó de sus lentes negros.

Salió del cuarto del hotel, y pensó que esto le haría bien ya que estaba cansado de estar encerrado allí, creo que le hacía ponerse peor porque pensaba en lo que en verdad era, en las cosas que tenía que cambiar... porque no podía decírselo a nadie, solamente su mente lo sabía, solamente él y nadie más. Tal vez pocas personas llegaban a saberlo, pero no lo comprendían. 

Llegaba un momento de que se cansaba tener que escuchar a personas ignorantes, a personas que no sabían cómo era la vida verdadera en que se hacían problemas por idioteces.

Sus pies le dolían de caminar tan rápido, y sus nervios empezaban a aparecer. Tenía que llegar pronto al auto antes de que alguien lo viera y comenzara el descontrol de todos sus días.
El que todos "te conocieran" a veces era lindo, pero otras veces no, ya no era divertido para el chico. 
 



#339 en Joven Adulto
#542 en Thriller
#180 en Suspenso

En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 27.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.