Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 10

Capítulo 10

 

“Primer Video De Youtube”

 

Sigo en el hospital y nada cambia… ¿Por qué cambiaría?

Solamente cambia mi cabeza que cada vez se va haciendo más compleja e insignificante. Las horas pasan, los golpes me duelen.

Mi madre se asomaba por la ventana del cuarto donde estoy, me observaba unos segundos, negaba con la cabeza y se va a la sala de espera.

¿No son capaces de venir a verme?

Melody tuvo que irse, ella sigue con su vida, no iba a estar todo el tiempo cuidándome porque su hermano “oculto” que sus compañeros le hacían la vida imposible en la escuela y llegó el momento donde tuvieron que golpearlo.

Suspiré. Me aburría.

Quería estar en casa, que esto no haya pasado nunca, y ser otra persona, porque la verdad que a tan poca edad estaba sufriendo lo que tenía que sufrir una persona con más edad, al menos. No me acuerdo que nunca le haya hecho  algo malo a alguien de lo que me arrepienta, pero Dios sabe cómo castigarme perfectamente.

Sentí la puerta abrirse y sabía que era mi madre.

—Dos días y sales de alta —Me dijo.

No conteste, y ni siquiera me animaba a verla a los ojos, así que mire la sabana que me tapaba el cuerpo.

La lástima que ya no podía hacerme más el dormido, tenía que enfrentar a las pocas personas que conocía.

— ¿Por qué? —Me preguntó.

—Tuve suficiente con Melody.

—Y vas a seguir teniéndolo conmigo —Me dijo fríamente— No hablas nada, y no hablar nada te hizo mal, llegaste a este punto donde tus compañeros de escuela te dejaron el rostro así, podrían haberte matado —Dijo sarcásticamente.

Silencio.

— ¿Vas a empezar a hablar de ahora en adelante? —Preguntó.

—No lo sé.

—Para que gasto dinero en una psicóloga si no vas a reflexionar.

Entró a la habitación para hacerme sentir mal y ya me sentía muy mal, prefería estar solo, porque tanto como físicamente y psicológicamente estaba colapsando.

Las heridas de afuera se curan con el tiempo, las internas no.

 — Yannick no seas tan débil, mira no supiste ni defenderte con tus compañeros, no lo hiciste ni siquiera porque estabas estudiando, por la escuela.

Negué con la cabeza.

Eso no era lo único importante.

—No se puede —Dije totalmente disgustado por lo que estaba escuchando.

—Tú no puedes —Clavó la mirada en mi— Si hubieras tenido la valentía de poder haberle dicho algo a tus profesores, esto no hubiera pasado, y claramente eres un chico, defenderte y no dejar que te pegaran tanto, al menos.

Suspiró y me miro enojada.

Mordí mi labio inferior para no levantarme, pegarle un empujón e irme corriendo de esta asfixiante habitación.

—Pero siempre vas a estar callado.

—Con ustedes sí.

—Deja de ser como eres, nunca te hicimos nada para que seas así —Me dijo.

No se daba cuenta que ella también estaba siendo mala madre. No tendría que haber entrado y empezar a decirme esto… Pero prefería todo esto, antes de darme un abrazo como correspondía, no podía hacerlo, no podía darme un poco de cariño. Era demasiado difícil para ella darle un abrazo a su hijo…

—Tú no cambias, papa tampoco.

Me miró automáticamente y levantó una ceja.

— ¿A qué te refieres?

—Dime querida madre —Dije con lágrimas en los ojos —Si te decía que me hacían sentir como una basura en la escuela ¿Me hubieras sacado de ahí? —Le pregunté con la voz quebrada —Si ni siquiera eres capaz de venir ahora y darme un simple abrazo.

No.

Ya sabía la respuesta, no contesto automáticamente, eso me hace pensar lo que no tengo que pensar.

Salió de mi corazón y estaba orgulloso por lo que había dicho, no me arrepentía de nada.

Se puso tensa y no dijo nada. Que linda, madre tengo.

Se levantó y se fue dejándome con lágrimas en los ojos.

En ese momento no supo que decir, porque tenía toda la razón, había ganado la discusión que había tenido.

Tomé la enorme almohada que tenía detrás de mi espalda y la abrace con fuerza mientras me quedaba llorando todo lo que tenía guardado. Al menos tenía para abrazar a una almohada del hospital… al menos ese objeto sin vida, no me rechazaba.

 

Pasaron los días y por fin me dieron el alta. El doctor me había explicado que me quedara tranquilo, porque no me habían dañado ninguna zona  de mi cuerpo, que con el tiempo todo se curaba.

Sonreí porque salí del hospital, entré al auto de mi padre y me coloqué el cinturón de seguridad.



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En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 27.10.2024

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