Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 11

Capítulo 11

 

“Nada Cambia”

 

Bajé las escaleras y me encontré con mis dos padres sentados en el sofá hablando seriamente, pero cuando me vieron todo quedó en silencio.

— Yannick que bueno que viniste —Dijo mi padre.

Me senté en el sofá y pude reaccionar que los tenía en frente mío. Era escalofriante… No quería ser malo porque después de todo era mis padres, pero es que estaba incomodo, porque nuestra relación no era normal. No era cálida, en donde nos sentábamos a charlar, era fría y aislada.  

—Siento todo lo que pasaste, debes estar muy mal —Siguió hablando, mientras yo miraba mis zapatillas —La próxima sabes que tienes que contarnos todo lo que esté pasando ya sea bueno o malo.

Asentí fingiendo que me importaba lo que me decía, pero la verdad es que estaba bastante disperso para seguirles la conversación.

—Hemos hablando con tu escuela —Dijo mi madre.

No quería que ni nombraran a esos monstruos que me dejaron el rostro con moretones y que me dejaron mi pobre corazón desgarrado y lastimado, con heridas que, aunque quisiera que se fueran, no lo harían.

Podía hacer que esas heridas calmaran por un tiempo, pero quizás el dolor podía volver en otro tiempo, porque no se curaban con nada y eso es a causa de ellos, todos es por culpa de ellos.

—Vas a empezar a tener todos los días clases, con las mismas materias, los mismos temas que estabas viendo, nada más que en lugar de la escuela lo vas a hacer aquí —Dijo mi padre con tono serio y a la vez frio.

Se necesitaba mucha plata para pagarle a cada profesor… Oh, que estoy diciendo si a ellos les sobra el dinero por eso lo hacen, solamente porque les sobra el dinero.

¿Cuál es el objetivo? Cuidar a su hijo.

— ¿No voy a verlos más? —Pregunté con esperanza.

Era una duda que tenía y que invadía todo el tiempo en mi mente. Mi pregunta se refería a mis compañeros… si no iba a verlos más… quería solo escuchar que me lo confirmaran.

—No.

Mi madre levantó una ceja y me miró fijamente, creo que por la pregunta que hice.

Estaba avergonzado por todo lo ocurrido, porque sabía qué pensarían que soy un niño imbécil por haberme dejado estar allí, hasta que rebalsara el vaso lleno de agua.

—Ahora vas a estudiar aquí, es lo mismo.

Asentí mientras sentía un pequeño nudo en la boca del estómago.

— ¿Qué paso con ellos? —Dije con curiosidad.

—Ellos no te tienen que importar —Dijo mi madre.

Pensándolo bien, la verdad que espero que estén bien.

Porque, aunque ellos me hayan hecho mal, no me daba el derecho de desearles cosas malas. Con la gente no era malo… pero a veces les tenía miedo, mucho miedo.

Ellos de seguro se darían cuenta en la vida que se equivocaron conmigo y con otra chica u otro chico si acosaron de esa manera como a mí. Está bien, ellos eran humanos, podían equivocarse y estoy seguro que después que me golpearon y vieron los problemas que se les venían encima sintieron el sentimiento de: “arrepentimiento”. Y es ahí cuando hay que darles una oportunidad.

Me quedé callado e incómodo en el sofá.

No tendré que ir más a la escuela, y eso era tranquilizador para alguien que sufrió mucho acoso. Escuela, en mi casa. Eso es bueno. Pero a la vez malo.

Podía acostumbrarme a lo bueno y cuando tenga que ir a la universidad podría sufrir las consecuencias.

No me gustaba que ahora mis padres se hagan los que se preocupan por mí, por el momento difícil que acababa de sucederme.

— ¿Eso es todo? —Pregunté.

Pero mi padre me miro atentamente y me intimido.

—No.

Su voz fría resonó en toda la sala de estar y me hizo mirar hacia abajo, sin saber que decir. Además, sentía vergüenza… Por todo lo que me había pasado, porque ellos ya sabían que en la escuela no tenía amigos, que me golpearon, tenía que estar ahí sin decir nada.

¿Bob?

Nadie más pregunto por él, mejor… No existía de todas formas, no era bueno para mí que preguntaran por eso.

Que haya inventado un amigo imaginario, para tapar lo que me estaban haciendo era patético.

—Vamos a aumentar las sesiones con la psicóloga.

Suspiré.

—Si creen que me va a borrar todo lo sucedido, no lo crean.

—Algo te va a ayudar —Dijo mi madre.

Un momento tenso junto a mis propios padres, diciéndome que tengo que estudiar en casa, porque mis compañeros me golpearon, por no avisar a tiempo de las agresiones que estaba teniendo en la escuela, antes de que esto ocurriera.

—La semana que viene empiezas con la escuela —Mi padre añadió.

Asentí obedientemente.



#339 en Joven Adulto
#542 en Thriller
#180 en Suspenso

En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 27.10.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.