Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 23

Capítulo 23

 

“La vida es una corta línea que en donde quiere se corta y se termina”

 

Tomé con mis manos un yogur y miré sus letras blancas atentamente. No tenía nada de llamativo, pero solo lo miraba por la curiosidad, era un aspecto que, a casi todos, creo que nos mata.

Me gustaba mirar las cosas de cerca.

La abuela estaba cargando otras cosas y yo estaba con ese pequeño vaso de plástico en la mano observándolo.

Sentía pasos de las demás personas, a las que les llamo “personas normales”.

— ¿Quieres ese yogur?

Asentí con una pequeña sonrisa.

La abuela despacio me lo sacó de las manos y lo colocó en su carro.

— ¿Por qué no vas a buscarme la sal? — Me preguntó con una sonrisa.

Asentí nuevamente y comencé a caminar por los pisos suaves, encerados y blancos del supermercado.

Algunas niñas que pasaban a mi lado, corriendo porque estaban jugando en el súper mercado, me miraban con una sonrisa o me miraban fijamente no sé por qué. Siempre había alguien que me mirara como si fuera vestido de mujer, o con un peinado realmente exótico, pero en la realidad estaba vestido normal.

Tomé la sal que me pidió y se la llevé a mi abuela.

Mientras estaba al lado de ella, mirando como la mercadería estaba ordenada en las estanterías donde correspondía, sentía la voz de Rosa.

— Ayer me he quedado dormida toda la noche en el sofá.

— Si…

— ¿Tú has venido a dejarme la frazada y apagar la TV?

— Si…

Y recordé la mirada cruel de Jazmín, mientras tomaba mi rostro y me decía que no me fijara en ella, algo que es imposible para mí, porque ella es mi debilidad… Noté un sentimiento desagradable por mi cuerpo…

— He sido yo, estabas profundamente dormida y me daba pena despertarte.

Rosa rio y nos dirigimos a la caja con un montón de mercadería que eligió para llevar a su solitario departamento.

Luego cuando estábamos comiendo el almuerzo que constaba de un pedazo de carne y un puré riquísimo, la abuela tenía un rostro de preocupación, que lo veía pocas veces en ella.

— Yannick.

Tomé un vaso de gaseosa y le di un sorbo largo, porque tenía sed, y a mi cuerpo le gustaba sentir ese líquido dulce en mi garganta.

 — ¿Qué pasa?

— ¿Qué pasó con tu familia? — Rosa preguntó angustiada.

Suspiré por recordar a mi familia. Después de la última llamada con Melody no quería ni recordarlos.

— Lo siento, querido, no quiero hacerte enojar, pero de verdad es un tema que tienes que contármelo…

—Es que todo fue tan rápido…

Ella me miró unos segundos y luego cortó su trozo de carne y con su tenedor tomo un puñado de puré.

—Todo es rápido.

—No sé en verdad lo que paso con mi familia… pero últimamente no me sentía cómodo estando allí…

Un silencio inundó en la cocina, y luego solo se sentían los ruidos de los tenedores, cuchillos contra los platos de vidrios.

— Tu madre es mi hija Yannick — Tomó un sorbo de agua y me acorde que ella no tomaba gaseosa — Tengo que saber lo que está haciendo mal.

—Es mentirosa.

La abuela hizo una mueca y luego negó con la cabeza.

— Ella siempre fue así, recuerdo que desde niña también me mentía en muchas cosas, pero eran idioteces, nunca creí que fuera a mentir de grande otra vez.

— Melody dice que fue por mi bien.

Estaba harta de ellas dos…Que bueno que ahora me encontraba con la abuela porque sentía que necesitaba al menos unas semanas lejos de ellas, y lejos de Richard que creo que cada día que pasa está peor, en todos los aspectos…

Melody había dicho muchas cosas egoístas, muchas cosas que ella siempre pensó y nunca me las dijo, pero a veces esas cosas son muy fuertes y le hacen mal a la otra persona.

Ambos nos hicimos mal, en poco tiempo.

— Bueno quiero que sepas Yannick, que nunca le hice algo malo a tu madre de pequeña, que ella es así porque es así… — Hizo una pausa, para masticar mejor— Es más tenía que tenerla vigilada porque me hacia la vida imposible, es porque eso hacen las niñas rebeldes cuando ven que solo hay una mamá para cuidarlas y no hay un papa ya que él ya estaba muerto.

Nunca conocí a mi abuelo, una pena, quizás era tan bueno como Rosa por eso estaba casado con ella.

— Hasta que se metió con… Logan.

Una puntada en el estómago sentí lo cual me provocaba unas nauseas devastadoras y pensaba que no podría terminar el plato de comida por un año si me hablaba de ese hombre, cuando estaba comiendo.

— Yo sabía que ese chico era malo para ella, que estaba enfermo psicológicamente, que tenía una vida dura, pero ella se enamoró e incluso olvido que estaba con un hombre de buena vida como era Richard.



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En el texto hay: demonios, depresion, drama

Editado: 23.03.2024

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