Los Demonios Mentales (libro 1)

Capítulo 37

Capítulo 37

"Entendiendo mejor las cosas"

Estaba aquí en los pasillos, tratando de ignorar lo que estarían hablando de mí...

Mordí mi labio y recordé las palabras de Larry... que podía ver lo que quiera de este enorme y hermoso edificio.

Mi mente vagaba y tenía ganas de que todo pasara muy rápido y poder ver todas esas puertas cerradas que tenía en frente de mis ojos.

Sabía que dentro de ellas... habría algo maravilloso. Cosas de música, cosas de las que un edificio como estos, solía tener...

Cosas de esas que a todas las personas de aquí les parece normal, menos a la persona que está conociendo todo. No quiero acostumbrarme a esto, quiero quedarme con el sentimiento de sentir algo nuevo. Porque es el mejor.

No quiero aburrirme de esto...

Quiero siempre estar contento, mirando todo como si fuera mí último día de vida... aunque ni quiero pensar en eso.

Todos le tememos a la muerte...

Ahora creo que tengo cosas por hacer... no quiero pensar como antes, como un alma perdida en la que solo buscaba refugiarse en uno de esos pensamientos y quedarse en su habitación.

Cada vez que miraba me encontraba con algún adorno de precio alto, y me daba un escalofrió pero me gustaba. Todo lo de aquí me gustaba... quería quedarme por siempre.

Caminé y caminé, para poder encontrar algo que me entusiasme más de lo que ya estaba. Dios mío, había visto un estudio de grabación, era algo increíble con lo que contaba ahora... No podía creerlo.

Mi mente pensó que nunca iba a lograrlo pero este día me ha sorprendido con la vista de ese estudio que no era algo imposible.

Encontré una puerta abierta en donde me detuve para mirar lo que había dentro de ella. Una enorme habitación bien decorada, alfombrada y con varios cuadros. Pero eso no era lo que me importaba de verdad, si no lo que importaba era poder ver las más o menos cincuenta guitarras que había en ese sector, apoyadas entre ellas.

De diferentes colores, brillaban como nuevas.

Algunas acústicas otras eléctricas.

Este era el paraíso para mí.

Quería llevármelas todas a mi casa, pero sé que eso sonaría como un robo y todavía no me apetece hacer cosas ilegales.

Mi corazón latía a una velocidad anormal, porque sabía que estaba sintiendo millones de sensaciones cuando mis ojos se encontraban con tantas guitarras.

Me acerqué sin pensar.

Quería tomarlas, tocar sus cuerdas, pero creo que tenían propiedad, porque la mayoría de ellas estaban firmadas con marcador negro y con distintas firmas o sea que se refiere a distintas personas.

A distintas personas que tocan en escenarios llenos de gente y que son famosas...

Esto es una locura.

No me permitía dejar las manos quietas, las guitarras eran más fuertes que yo, aquellos objetos sin vida me fascinaban así que tomé uno y lo acaricié...

Pero antes de tratar de tocar sus cuerdas, casi se me cae, pero la sostuve a tiempo. Siempre siendo tan imbécil...

Llegaba a romper alguna de estas creo que Larry me echaría de este edificio.

Me colgué una guitarra eléctrica y no podía creer que tenga una de esas. Siempre acostumbraba a sostener mi guitarra acústica y siempre soñé con tener una eléctrica.

Mis padres trabajan tanto y ganaban tanto dinero que ni siquiera eran capaces de poder comprarme una de esas. Pero no quiero juzgar tanto, quizás ese dinero lo usaban para otras cosas, ellos son los que trabajan yo no.

Yo no hago nada... nada más que pensar en que mi vida ha sido una completa mierda.

Quise tocar algo pero sonó despareja la nota así que suspiré porque quería escucharla sonar. Quizás necesitaba afinarla...

Así que me puse a tratar de hacerlo y miré hacia la puerta porque me pareció ver a alguien en mi reflejo.

Y si estaba Larry... Me sobresalté porque me asusté demasiado.

El largó una carcajada, pero luego señaló la guitarra.

— ¿Qué estás haciendo?

—Yo...

Enseguida miré hacia otro lado para dejar pasar la vergüenza y como no me salían las palabras, dirigí mi vista hacia el suelo para que nuestras miradas no chocaran.

Larry me interrumpió con su mirada para no decir algo estúpido.

—Solo querías saber cómo se sentía tocar una de esas... ¿No?

—Sí, son lindas...

Era como si a veces me leyerá el pensamiento y eso era lo que lo caracterizaba de ser una persona tan escalofriante... pero que me está dando una oportunidad de la que nunca en mi vida iba a poder pagársela... por Dios, es verdad si me pongo a pensar.

Para mí esto significa tanto. Para cualquier persona esto significaría tanto.

—Bueno pero las vas a estropear no son todas mías... —Dijo Larry.

Me descolgué rápidamente la guitarra que tenía y trate de acomodarla en su lugar lo antes posible porque sabía que estaba haciendo cosas que eran demasiadas tontas...

—Lo siento.

—No te disculpes.

Miré hacia abajo avergonzado por mi actitud.

—Se lo mucho que te gustan las guitarras.

Cualquiera se daría cuenta de eso, era un sentimiento que se me esparcía y se me salía de todo el cuerpo por lo cual las personas podían notarlo.

El amor por la música era algo que siempre lo tuve.

—Vamos...

Me indicó que saliéramos de esa hermosa habitación. Me tomó del brazo y yo me dejé guiar porque si seguía en esa habitación iba a terminar con la vista cansada a causa de tanto mirar a las hermosas guitarras que invadían toda mi atención cuando estaba con ellas.

Era hermoso todo lo que rodeaba a este edificio.

No es que me gusten las cosas de precio alto, pero la verdad que Larry tenia buen gusto decorativo o el que haya decorado todo este inmenso lugar.

Además de tener estudios de grabación por todos lados, tenía muchas guitarras, muchos cuadros, muchos premios.

Ya estaba más que convencido que Larry decía la verdad, que no tenía nada que ocultarme, que Dios me había alumbrado y que tenía mucha suerte por todo lo que está pasando.



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En el texto hay: depresion, drama, juvenil adulto

Editado: 27.10.2024

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