Los Desaparecidos

#6: Se acabó.

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Punto de vista de Oriana Blanco.

 

-¡Corre, por Dios, corre!-Grito agitadamente mientras el jala mi brazo sin dejar de correr

-N-no puedo, maldita sea, Kevin, ¡detente!...-Grito aguantando con dolor la herida en mi pierna, el me mira con preocupación, sabe que no podemos detenernos, más le da igual y me deja descansar.

-¿Estás bien?-Pregunta con el ceño levemente fruncido.

-Creo que s...- Otro sonido de disparo.

Por suerte ese último disparo no nos alcanzó a ninguno de los dos, por lo que salimos corriendo de ese lugar sin mirar hacia atrás.

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º Dos días después º

Han pasado dos días de lo ocurrido con el demente de Freddy y me encuentro en mi casa sin poder caminar bien, salir de casa o siquiera salir a seguir investigado con Kevin. Salimos ilesos de aquel problema- sin tomar en cuenta el disparo en mi pierna- pero, al llegar a casa en lo único que podía pensar era en ese pobre e indefenso niño al que Freddy tenía en aquella oscura y sucia habitación, sabrá Dios haciendo que, por lo que fuí directamente al teléfono para poder hacer una llamada a la estación de policía. Después de hacer la llamada no sabría decir qué ocurrió exactamente con el niño, porque llegó mi mamá y después de dar un horrible grito, me llevó al hospital a que curaran mi herida.

En el camino le conté a mi mamá lo sucedido y al cabo de tres horas, mamá dijo que había llamado a la estación y le habían dicho que el caso estaba siendo investigado al igual que Freddy. El niño se encontraba en una casa hogar sano y salvo. Esto es lo único que sé por ahora.

Kevin ha venido a visitarme todos estos días, pero no he podido verlo o hablar con él únicamente porque mamá nunca le deja pasar ya que ella piensa que por su culpa yo estoy metida en todo este lío.

Mamá entra a mi cuarto con una taza de sopa y empieza a sermonearme sobre mis amistades y las malas influencias.

-No quiero que te juntes más con ese chico, es una mala influencia para tí, mira lo que te pasó por andar jugando a los detectives, así no se puede Oriana, debes tener cuidado, debes entender que...-El timbre suena interrumpiendo su sermón. Suspiro mentalmente de alivio.

-Quédate allí y termina tu sopa.-Me echa una última mirada y se va a ver quien es.

Al cabo de unos minutos regresa con el ceño fruncido y una expresión de molestia.

-Es Kevin...-Su ceño se frunce cada vez más.- Quiero que le digas que no vuelva a venir a buscarte , no quiero que salgas más con él ¿entendido?.

-Pero...

-¿Entendido?-Repite interrumpiéndome y asiento con pesadez, sin ánimos de discutir.-Ve a atenderle.-Señala hacia la puerta.

Bajo las escaleras con cuidado y me dirijo hacia la puerta de entrada. Al abrirla me encuentro con un sonriente Kevin.

-Hola...-Saluda sin borrar su enorme sonrisa y acto seguido pone su mano en su nuca.- Perdón por no haber venido antes, tu madre no me dejaba entrar... Eh... necesito hablar contigo sobre...-Intenta decir algo pero lo interrumpo.

Bajo la cabeza y miro mi herida.- Yo...- Trago con dificultad.- Necesito que te vayas.

Intento cerrar la puerta, pero el coloca su pie para impedirlo.

-¿Por qué miras tanto tu pierna?, ¿A caso van a amputarla?- Bromea, soltando una risita que se me antojó encantadora.

Inevitablemente también suelto una risa.- No pedazo de imbécil, ¿Cómo me van a amputar la pierna?

Se encoge de hombros sin borrar su sonrisa. Mi expresión se torna lentamente seria y con una chispa de tristeza cruzando por ella.

-Mira, necesito que terminemos esto, las investigaciones, todo...-Lo miro, aunque no le sostengo la mirada y rápidamente miro hacia otro lado.- Yo... necesito.-Aclaro mi garganta.- necesito que te vayas... No me busques más.

-Pero...

-Adiós Kevin Kameron, fue un placer conocerte y trabajar contigo.-Le doy una sonrisa y cierro la puerta.

No vuelve a tocar.

Ya está.

Todo se terminó. No más investigaciones.

Me recuesto en la puerta y me deslizo lentamente hasta sentarme en el suelo, hago una mueca de dolor al accidentalmente, tocar mi herida, para, luego sentí gotas densas haciendo un recorrido desde mi lagrimal, hasta perderse en mi cuello.

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Ya pasaron dos semanas después de haberme despedido para siempre del único chico que sabía y sabe todo lo que me ha pasado desde que empecé a investigar sobre las desapariciones; es la única persona a la que le confié todo lo sucedido y la única persona que por ahora me entiende y la que me ha ayudado en todo.




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