Los Desaparecidos

#8: ''F. B'' (Parte Uno)

🍂~~🍂

Ya terminó el liceo y ahora me encuentro caminando a mi casa, perlada en sudor por el solazo que está haciendo. 

Kevin intentó hablarme varias veces pero lo ignoré olímpicamente; cuando llego a casa entro rápidamente y subo a mi cuarto, lo primero que hago al entrar en este es cambiarme el uniforme por una ropa más cómoda y me tiro en mi cama abanicando mi rostro con la mano, sé que si abro la ventana va a hacer más calor, así que no lo hago. 

Cuando giro mi rostro me doy cuenta de que en la mesita de noche hay una nota, y, suponiendo que es de mamá, la tomo. 

Después de leerla me quedo en estado de shock, y estoy casi segura de que estoy pálida. Unas ganas de vomitar terribles me invaden y creo que empecé a sudar un poco más.

<<Y quizás en cualquier momento volvamos a hablar>>

¿Qué demonios?, ¿Hemos hablado?, Empiezo a hiperventilar y a tirar de mis cabellos con manos temblorosas.

¿F.B?, ¿Quién demonios es''F.B''?

Con todo mi cuerpo temblando, me levanto de la cama y salgo corriendo. Bajo las escaleras con rapidez, y al llegar al piso de abajo me calzo lo primero que encuentro, para luego, salir disparada hacia la puerta, sin importarme las alarmas o lo gritos de mamá.

 

Necesito a Kevin...

🍂~~🍂

No sé cuánto tiempo llevo corriendo, pero ya estoy súper cansada y las piernas me duelen por tato esfuerzo físico. Ya he llegado a un lugar que no es apto para personas como yo (Con eso me refiero a débiles), el lugar da miedo. A lo lejos diviso una casa que está un poco mejor, comparada con las otras. Me dirijo corriendo hacia esa.

Cuando llego toco desesperadamente y me abre una señora de no más de cuarenta (40) años de edad, con un bebé en brazos y una expresión cansada en su rostro, a pesar de su cansado rostro, me regala una cálida sonrisa de boca cerrada.

-¿Qué deseas, querida?- Pregunta sin borrar su amable sonrisa.

-Busco a Kevin Kameron, emm... ¿Él se encontrará aquí?- El tono de urgencia surge en mi voz.

 -Si, claro.- No borra su sonrisa.- Pasa cariño, ya te lo llamo.

Me hace pasar, y, a pesar de que su casa por fuera está un tanto deteriorada, por dentro es cálida y está bien ordenada. Me siento en uno de los pocos muebles a esperarlo.

 -Mamá no quiero hablar con nadie...- Se escucha una voz perezosa a lo lejos, y estoy 110% segura de que es Kevin.

 -Solo levántate, anda, es una joven muy bonita. – Y esa es su madre.

A los pocos minutos Kevin aparece sin camisa en mi campo visual, y hago un gran esfuerzo para no babear. Sacudo mi cabeza borrando los pensamientos impuros que la invaden.

 - ¿Qué quieres?- Pregunta él cruzándose de brazos, lo que hace que sus brazos se tense y se note lo bien trabajados que están. Okay, eso fue algo brusco y grosero.

-No tienes porque hablarme así. – Digo también cruzándome de brazos y subiendo la mirada para así poder encararlo, cosa que es difícil por la diferencia de estatura.

-Has estado ignorándome todo este tiempo, ¿pretendes que te reciba con flores y música?- Rueda los ojos. Algún día se quedará bizco de tanto hacer eso.

 -No pero...- Intento justificarme.

-Solo habla...-Su expresión es como la de su madre, cansada, como si no hubiese dormido en días u años.

 -Cuando llegué a mi casa encontré esto.- Le entrego la nota y el la toma con el ceño fruncido.- Tengo miedo...- Confieso.- Me voy cuenta de que mi voz es temblorosa, así que carraspeo.

 -Okay, la leeré, espera...-Dice con desconfianza.

El comienza a leerla en voz alta:

Ø ''Querida Oriana":

· Punto número uno (1): Me complace anunciarte que has sido elegida para los sucesos del treinta y uno (31) de octubre. Imagino que sabrás lo que sucede, si no es así, te lo explico: Una masacre, para ser más directo.

· Punto número dos (2): Me gusta que investiguen sobre mí, me divierte que intenten descubrir quien soy, pero, para ahorrarte las molestias de una vez te informo que estas perdiendo tu tiempo. El chico con el que estás, ese, ¿Cómo se llama?, ¿Kevin?... ¡Sí!, ese. Me agrada, lástima que no vayan a terminar juntos, hacen una bonita pareja. Lo siento.

· Punto número tres (3): ¿En serio pensaste que era el viejo Freddy?, ¡Que horror!, me ofendes niña, ¿Cómo siquiera pensaste eso?, que escalofrío.

Si piensas que estabas cerca de encontrarme, pues, adivina que, no lo estabas y ahora que terminaron de investigar tú y aquel niño, estas menos cerca que nunca. Te estoy observando, observo cada paso que das, y escucho cada palabra.

Estoy más cerca de ti de lo que tú crees, quizás en cualquier momento volvamos a hablar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.