🍂❤️~~❤️🍂
No voy a negarlo, la nota me heló la sangre.
Mi cuerpo tiembla descontroladamente y el miedo inunda mi sistema, recorriéndolo todo y quedándose ahí.
Pensé que se había acabado, al menos por este año. ¡Que ya ha pasado el treinta y uno! ¡Estamos en noviembre!, ¿por qué...?
- ¡Oriana, el almuerzo ya está servido! - Grita mamá.
Y ahora, tengo que sentarme junto a ella en la misma mesa, aguantando las ganas de preguntarle una y otra vez por qué recibió ese sobre. Conteniendo las jodidas ganas que tengo de echarle a la cara que sé quién es F.B, de mi desconfianza por ella en estos momentos.
Mamá... ¿si quiera sabes con quién estás tratando?
Mi problema ahora es el contenido del sobre amarillo, necesito saber, debo saber que hay en ese sobre; necesito saber porque mamá se puso tan nerviosa cuando le dije el nombre del remitente.
Mamá... ¿Lo conoces?
Con la sonrisa más falsa que pude plantar en mi cara, bajé y me senté en la mesa, justo en frente de mamá.
Punto de vista de Paola Navarro.
Mis pasos hacen eco por los pasillos de la vacía y fría casa en la que estoy.
Mi casa...
Aunque la verdad, esto ni siquiera se siente como un hogar, no desde que mi hermano Carlos murió. Ahora se siente como un jodido cementerio; mamá y papá nunca están en casa, buscan mantener su cabeza despejada en el trabajo para no tener que pensar en la perdida de su hijo. Athena y yo somos las únicas personas que parecen vivir en esta casa, cosa que es poco lógica, ya que... ¿no se supone que deberían cuidarnos para que no nos pase lo mismo que a Carlos?, la verdad no los entiendo, ellos no ven más arriba de su dolor. Ellos no logran vernos a nosotras.
Bueno, me perdí en pensamientos idiotas, lo cierto es que estaba caminando hacia la puerta porque estaban tocando.
- ¿Hola? - Pregunto al no ver a nadie parado en la puerta cuando salgo.
Bajo la vista, y entonces lo veo: un pequeño sobre amarillo. Es muy chiquito, como si contuviera la carta más pequeña que pueda existir. Lo alzo e inmediatamente saco el contenido con mi corazón deteniéndose en el proceso (no en sentido literal eh, que si no ya estaría muerta), la letra la reconozco pues la he leído en las notas de Oriana.
Las notas de Oriana...
Mierda.
Querida Niña:
Hace mucho tiempo que no te veo, bueno, no se puede decir que mucho, llevo observándote desde siempre, cariño. Se puede decir que te observo hasta con la cara vuelta hacia atrás
¿Te acuerdas de Carlos?, aún recuerdo sus gritos suplicando que no te hiciera nada, y pidiéndote a ti que corrieras. Me dio tanta lástima que al final te dejé ir, ¿Aun así estás investigando al asesino de tu hermano?, estás mal, niña.
Solo voy a decirte una cosa: si sigues investigando sobre mí, lo sabré, y dudo que te guste tener a otro hermano muerto ¿verdad?
Sólo es una advertencia, Paola. Cuídate.
Sabrán de mi pronto.
-F. B
Joder, no... no....
La nota cae al suelo, pero inmediatamente la recojo y corro a mi cuarto.
Mi cuerpo tiembla.
¿Así se siente Oriana cada vez que recibe una de estas?
- ¿Paola? - La voz de Athena me hace pararme en seco.
Escondo la nota en uno de mis bolsillos traseros y me volteo con la sonrisa más falsa que he dado en mi vida.
-Athena...- Murmuro asintiendo en forma de saludo.
- ¿Quién era? – Pregunta con el ceño fruncido.
-Cuando abrí la puerta no había nadie, así que supongo que eran los niños de la casa de los García. – Me encojo de hombros al responder, tratando de que no se note lo nerviosa que estoy.
Y asustada, porque estoy realmente asustada.
Athena alza una ceja, pero al final imita mi gesto y se encoje de hombros. – Esos niños son un caso serio...- Y sin agregar más, se aleja adentrándose en su habitación.
Esto no puede estar pasando...
Punto de vista de Kevin Kameron.
He estado muy agitado los últimos días, el tema de que supuestamente la madre de Oriana y F.B se conocen no me deja muy tranquilo que digamos, bueno, a ninguno de nosotros, sobre todo a Oriana. A demás mi hermanita no ha parado de llorar en todo el día, algo que me tiene sumamente irritado.
- ¡Kevin! ¿Puedes, por favor, traerme a tu hermana? - Grita mamá, supongo que está en la cocina.
Tener una hermana pequeña no está mal, de hecho, me encanta tener una hermanita menor, son muuucho mejores que las hermanas mayores... supongo, ya que no tengo una hermana mayor. Aunque también tener una hermana que es una bebé tiene sus contras, porque lo único que hacen es llorar, llorar y ¿adivinen qué? ¡Llorar!