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Arrancarle la cabeza a todos los que me caen mal, incluyendo a Miles maldito Wallace.
𝑨𝒅𝒆𝒍𝒊𝒏.
Resulta que ir de fiesta y robarte una botella no es la mejor solución para los problemas. Mientras mis familiares me juzgaban viéndome tomar el desayuno, tuve que meterme las opiniones por donde cupieran, ya que había sido un acto irresponsable.
Y ahora estoy sentada haciendo tareas, con los ojos de Tessa sobre mí. Termino de teclear las últimas palabras del ensayo y giro la laptop para que vea, ella se centra en la pantalla corrigiendo algunos errores de ortografía y luego me lo devuelve.
Mi lado perfeccionista lo lee y lo relee un montón de veces. Al final, termina convenciéndome.
—¿Cuándo me vas a decir por qué estabas tomando?
—Terminé con Billy.
Ella no parece sorprendida.
—¿No me preguntarás la razón?
—Te engañó.
—Sí.
—¿Y por qué no te trajo? O sea, ¿te lo dice y se queda en la fiesta o cómo?
—No... él no fue a la fiesta.
—¿Te lo dijo por móvil?
—Me lo ha contado Lexie, la ex mejor amiga de Astrid, dijo que no le debía lealtad y...
Le comento como sucedieron las cosas hasta la parte dónde Miles me cargo, de ahí en adelante no me acuerdo de nada. Mi hermana se queda callada como si estuviese evaluando la situación.
—¿Y cuándo hablarás con él?
—¿Con Miles?
—Con Billy.
—No quiero hablar con él, estoy dolida aún y este malestar no se me quitará en menos de una semana.
—No han terminado.
—Lo hemos hecho.
—Quizás tu por tu parte, Adelin. Si terminas con él, lo terminas de frente ¿qué son esas tonterías del chat?
—Discúlpame, se me olvidaba que ya no estábamos en la edad de piedra en la que naciste, dinosaurio.
Respinga haciéndome mala cara.
—Esta mañana me ha llamado Billy, después del desayuno, pero no le quise contestar porque dudaba mucho de que él hubiera sido la causa y verte ebria con Miles, solo lo comprobó. Estoy furiosa contigo, obviamente porque me preocupaste y no respondías el móvil y Miles me escribió por Instagram diciendo que estabas borracha.
—Lo lamento.
—Lo sé, no lo vuelvas a hacer. Dios me escuchó y te mandó con ese muchacho— se levanta de la silla del escritorio— aparte que debes darle las gracias, te vio hasta vomitar.
El color me abandona la cara.
—¿Qué?
—Si, el jardín que compartimos con el vecino estaba lleno de vomito, pero yo no me creo eso de que fue el gato de don Rafael.
—¿Acaso los gatos no vomitan?
—No en esa cantidad.
Las mejillas se me calientan de la vergüenza y mis ojos viajan a la chaqueta que todavía desprende colonia masculina—¿No te dijo nada del blazer?
—Dijo que era un regalo.
Alzo las cejas.
—Vale.
🐼💜🐼💜
Ya varios días han pasado y necesité toda la dignidad tanto para sentarme delante de Miles que solo me ojeo una vez en química y para mirar las electivas donde ambos cursos se reunieron para discutir lo del campamento.
Me aferro a los cuadernos hablando con Breeana que se cabreó porque no la esperé en la fiesta de Halloween, además me cuenta discutió con Axel y, me habla de Trudy quién esta furiosa con la castaña «sigo sin entender la razón».
—... ¿puedes creerlo? —bufa, brava abriendo su casillero— o sea, como amiga Heather y yo la defendimos, y ella me dice "no debiste ser tan grosera con Axel". Me estresa ¿sabes? Porque es Axel por aquí y por allá.
—Últimamente ella está un poco irritable.
—Intento entenderla, juro que intento, pero es que no puedo comprender como se fija en una persona como él, sabiendo como la trata a ella, imagínate estar en una relación con él ¿qué se puede esperar?
Me quito el pantalón y el saco al igual que ella, la ropa que se nos exige es una camiseta blanca con el escudo de la institución, pantaloneta azul, medias a la rodilla «para mujeres» y tobilleras «para hombres» y zapatillas blancas.
Nuestra clase deportiva la compartimos por electivas, pero una vez al mes se hace una competencia en la cancha con las electivas que son: basquetbol, voleibol y microfutbol.
Si, todo el mundo estará.
Ella se recoge el cabello y yo me armo una trenza rápida mientras hablamos caminando hacía la cancha que está rodeada de pasto. Los equipos están armados y yo me hago con Bowie, Heather y Trudy.
Veo que Lexie se acerca con las mejillas sonrojadas siendo capturada por la mirada de todos y busco a Astrid que solo me repara con rabia.
—¿Me puedo hacer aquí? —murmura mirándome y asiento.
Ninguna dice nada más. Solo vemos al maestro ubicarse las gafas negras y hace sonar el pito que cuelga de su cuello.
—¡Presten atención!
Nos callamos todos.
—Hoy los chicos del penúltimo año han preparado varios retos para ustedes, somos varios equipos, así que aprovecharemos estas dos horas para ejercitarnos y luego pueden irse.
Enumera los grupos y el mío queda de quinta, después del de Astrid.
—¡Eh, eh! —nos frena cuando nos movemos— ¿A dónde van sin estirar? ¡William, un paso al frente, haga el estiramiento!
Hace caso a regañadientes soportando las burlas obscenas de sus amigos y luego nos movemos a los obstáculos que tienen un grupo de estudiantes del último curso y que constan en saltar pequeños aros en el menor tiempo posible.