𝑴𝒊𝒍𝒆𝒔
—¿Cuándo le vas a decir a Adi? —le pregunto a la castaña que se mantiene con los dedos sobre el pórtatil.
Sus ojos marrones me observan con quietud.
—¿Cuándo le vas a decir tú?
—Eres su amiga.
—Y tú su novio.
—Ojala— juego con el lápiz.
Estas mierdas de estar ocultando la verdad nunca me han gustado. Muy seguramente si estoy errado a la hora de decir que no podrá con todo lo que se avecina, si su amiga, Axel o yo soltamos lo que hay dentro de esa USB.
Y si mi sexto sentido está en lo correcto podría costarme todo el trabajo que he hecho con ella hasta el momento. Se alejará de mí porque oculté algo grande y no la culparía por ello, pero tampoco daré paso atrás.
Y no me gusta la idea de perder a mi chica.
—Eric dijo que estaría todo aquí— Breeana toma la memoria azúl y me la pasa.
—¿Le crees?
—Sí, puede ser de todo, pero es honesto.
—Eso es porque no lo conoces— la voz de Axel resuena en toda la habitación y hay un leve cambio corporal en ella que me hace mirarlo.
—Bueno ¿y eso a mí que me importa? —espeto— ¿se puede confiar en tu hermano narcótico o no?
El rubio se baja la capota rodando los ojos.
—Sí. Tiene su precio.
—¿Cuánto?
—No me lo ha dicho aún, supongo que no se trata de dinero— pasa los ojos a la castaña quién cierra el portátil mirando el objeto que sostengo.
—Se lo diré cuando él esté tras las rejas y todo se haya ejecutado bien—responde mi pregunta.
No me gusta esa respuesta. Para nada.
—O sea ¿se lo ocultamos así como si nada?
—La cosificó, la sexualizó y básicamente la prostituyó en una página de adultos, ¿qué mierda le quieres decir?
—La verdad.
—La verdad no siempre es justa, Miles, y no siempre es tan digerible cuando no eres el afectado.
—No se lo puedo esconder.
Ella exhala rascando su nuca. —Dame esta semana y tendrás todo el derecho de contárselo primero.
Odio la idea de tener que ocultarle algo a ella, justamente a ella. Siento que todo va bien, con interrupciones y con lentitud, pero es una espera que jamás me cansaría de vivir. Mentir por omisión no es lo mío, ¿cómo le voy a decir que no pasa nada cuando pasa todo a su alrededor y no tiene conocimiento de ello?
Pero es tan difícil, ¿y si no lo acepta de una buena manera? ¿Y si lo denuncia y todo lo que hemos progresado para hacer esto es en vano? Entiendo ambas partes, la manera en la que él pudo jugar a su antojo y lo seguirá haciendo sin un argumento de peso.
—Tres días.
—¿Tres días?
—Sí, y no es negociable, si es necesario pedirle perdón de rodillas se hará, ya que eres cómplice en esto. No quiero victimizaciones.
—Jamás dije que era una víctima, Miles— lanza en respuesta con rabia.
—Bien—me pongo en pie quedando frente a ella, me inclino y detalla mi rostro con genuino asco a mi tacto—. Si vas a coger con él, que sea en discreción, no necesito más cambios de humor está semana.
Me aparta con brusquedad mirando hacía la puerta donde yace Axel. Repara su móvil y luego a ella, ella baja la mirada y blanqueo los ojos.
No soporto estas tonterías. Guardo la memoria, cierro la mano dentro de la chaqueta y mando el mensaje para encontrarme con la persona que estará encantada de verme.
🐼💜🐼💜
Astrid se arregla el cabello caminando hacía mí y Axel toma aire por la boca.
—Aquí vamos.
Sonríe con una dulzura que podría ser mejor fingida por Heather. Es una persona fácil de mirar, tiene el cabello largo castaño, ojos almendrados, nariz fina, labios gruesos, mandíbula semi definida y gafas en forma de gato.
—Hola— intenta ponerse en puntillas, sin embargo Axel la toma de la cintura pegandola a él y trato de no girar la cabeza 360 grados a donde se que está la otra persona mirándonos.
—Hermosa— le dedica una sonrisa idiota dandole un beso rápido en la mejilla— ¿por qué no sabía que vivías por aquí? Te habría visitado más seguido.
Las mejillas de Astrid se manchan en rosado.
—Bueno, cuando quieras podrías pasar.
—Es una oportunidad que no desaprovecharé— se inclina con suavidad hacía ella—. De hecho, te teníamos que pedir un favor muy grande.
—¿Cuál es?
Suelto lo que necesito como primer paso en lo que posiblemente será mi maldita destrucción amorosa.
🦋 Rotos, a su manera, pero destinados a corresponder.