Los Destellos De Aurora

EL GUARDAESPALDAS

— ¿Me explicas, Gina que es lo que está pasando? 

— ¿Sobre qué, esposo de mi vida?  

— ¡Gina, por favor! La vez que tu padre puso un guardaespaldas para ti, fue por un motivo muy delicado en verdad. Explícame porque pondrás un guardaespaldas para Aurora —preguntó Michael con preocupación—

— ¿Qué dices, papito? —preguntó Aurora irrumpiendo aquello que había escuchado perfectamente pues la pequeña aún permanecía en el despacho de su hermana, y Michael había ingresado sin percatarse de su presencia—  

— ¿Y tú que haces aquí señorita?  

— ¿Vas a ponerme un guardaespaldas, hermana? ¿Por qué?  

— ¿Qué les sucede a ustedes dos? Irrumpen así como si nada en este lugar exigiendo explicaciones.  

— ¡Ginaaa!… —exclamó Michael!

— Lucio ya le ha servido bastante a esta familia y merece descanso, por esa razón lo jubilaré pronto y Aurora necesitará de una persona que la lleve y la acompañe a donde requiera.  

— Pues yo la llevaré y la traeré. Sabes que siempre lo hago.  

— ¡Exacto!  —dijo Aurora—  

— No siempre puedes y lo sabes, Michael. Cuando un día te retires del fútbol, cosa que aún no pasará, podrás acompañar a Aurora, pero mientras eso no ocurra, ella tendrá su propio chofer y guardaespaldas.  

— Me rehúso rotundamente, hermanita.  

— ¿Ah si? Pues lamento informarte de que no servirá de nada, señorita —le dijo su hermana— 

— Papá, no lo permitas, por favor ¿Qué absurdo más grande es este?  

— No te esfuerces en vano, Aurora que Michael tampoco querría que anduvieras de un lado para otro tu sola. Ya está decidido, es más… Ahora mismo voy a presentarte a la persona que estará a tu entera disposición.  

Definitivamente Aurora no estaba de acuerdo y Michael no dijo absolutamente ni media palabra como si de la nada se hubiese tragado la lengua. 

Al poco tiempo golpearon la puerta del despacho y se trataba de uno de esos hombres de los negocios de Gina a quién la pequeña solía ver con frecuencia las veces que iba a Mawal Company.  

— ¡Por supuesto! Tenía que aparecerse este sujeto ni bien se pronunciara la palabra guardaespaldas. ¿Acaso vas a degradarlo de su puesto actual, Gina? ¿Será Dabir el chofer de Aurora en lugar de aquel joven?  

— ¿Cuál joven? —preguntó alertada, Aurora— 

— Ni en tus más recónditos sueños tú volverás a ver tal cosa, Michael —encaró a Michael aquel hombre de nombre Dabir Kazim—  

Gina Majewski con voz elevada, calló a ambos.

— ¡Basta!  

— Puedes pasar, Karîm —pidió Dabir abriendo la puerta—  

Fue entonces que el joven Karîm ingresó y la pequeña Aurora no pudo creer al ver de quien se trataba. El corazón se le aceleró a mil latidos por hora y una sensación de furia y mariposas en el estómago causaron estragos dentro de ella.  

— ¿Este espía acosador será mi chofer? Mejor lanzarme a la boca del lobo de una vez, hermanita.  

— Aurora… No seas grosera —le advirtió su hermana—

— Mi nombre es Karîm Daud Hafez y desde este momento me pongo a su entera disposición, señorita Majewski —se presentó el joven con una actitud de absoluta frialdad y sin siquiera pestañear—  

Michael Bruchhagen habló.

— Tal y como te lo dije en el pasillo, creo que estás demasiado joven para velar como corresponde por la seguridad de Aurora, pero si mi esposa cree que estás preparado, no tengo nada que objetar.  

— Papááá…  

— Por supuesto que está preparando—aseguró Gina— Es el hijo de mi tío Khaleb.  

— ¿Qué? ¿Este acosador es hijo de mi tío Khaleb? —se preguntó Aurora, sorprendida— Yo sabía que él tenía un hijo, pero solo había visto a su hija Mara en un par de ocasiones y hacía mucho tiempo.

Bastante molesta, a la pequeña Aurora ya no le dieron ganas de permanecer allí pese a que le había encantado por todas las cosas que hicieron que recordara a su padre Said. Salió corriendo del despacho mientras vanamente Michael intentaba detenerla.  

— Auroraaa… Detente un momento ¿Quieres?  

— No… no quiero, como tampoco quiero un chofer y mucho menos un guardaespaldas ¿Y sabes qué? Estaré molesta contigo hasta que convenzas a mi hermana de que no quiero ni necesito a ese tal Karîm.  

— Lo que estás diciéndome es un absurdo, princesa. Tu hermana, tiene razón. Si Lucio se jubilará pronto, tú necesitarás de alguien que te acompañe  

— Aaaaggghhh, Si no me entiendes papá entonces, Tschüß! —dijo luego de ingresar a su habitación—  

— Estás comportándote muy grosera Aurora —irrumpió detrás, su hermana llegando hasta ambos— 

— Ich sagte! Tschüß... —gritó por última vez, cerrando la puerta, muy molesta. Tan molesta que ya ni siquiera le dieron ganas de bajar a compartir la cena de Adviento—

— Un día soy el mejor Papá del mundo, me llena de besos y abrazos, pero al otro día me cierra la puerta en la nariz.  




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