Los Destellos De Aurora

PERCANCE

— Señorita Amalie, su padre llamó. Es hora de ir a casa.

La voz de uno de los guardias que acompañaban a los jóvenes, irrumpió.
— Está bien, pero antes iré un momento al baño ¿Me acompañas, Aurora? 
— Ok. 
— Cinco minutos. No más que eso, Aurora —advirtió el guardia Hafez— 
— Ahá… Me cuidas a Enzo el inmenso —le pidió la pequeña Aurora—

Posteriormente ambas jovencitas se dirigieron con dirección a los tocadores. Luego sin embargo, la prima Amalie muy contrariamente a dirigirse hasta el tocador, echó a andar su verdadera intención.

La misma, desvió su trayecto y le pidió a Aurora que permaneciera en la entrada para vigilar a que nadie se acercara. 
— ¿Por qué? ¿A dónde vas? 
— Tú solo espérame aquí. 
— ¡Amalie!... Sabes que no podemos tardarnos —le dijo Aurora, pero poco o nada me importaron sus palabras y fue corriendo hasta un pequeño pasillo oscuro— 
— ¿Qué? ¿Qué significa esto? —se preguntó asombrada ante lo que repentinamente acababan de ver sus ojos—

La joven Amalie se había encontrado a escondidas con un chico, y no solo eso. Por lo que pudo Aurora percibir a lo lejos, se comieron la boca a besos, con absoluto descaro. 
¿Qué haces Amalie? ¿Tienes novio y no me lo habías contado? —se decía como si su prima fuera a oír sus reproches— Solo espero que no te tardes porque si nos descubren nos irá muy mal.

Conforme pasaron los minutos, Aurora comenzó a desesperarse, tanto que le hizo un par de llamadas perdidas al teléfono móvil. Ambas sin éxito alguno. 
— ¡Auroraaa! 
— ¡Aaahhh! ¿Por qué me asustas así, guardia Hafez? 
— Te advertí que serían solo cinco minutos ¿Dónde está tu prima? 
— Eeehhh.... 
— Aquí estoy. Lamento mucho la demora, pero supongo que sabes que así somos las señoritas cuando ingresamos al tocador.

Aurora suspiró aliviada. 
¿Tocador? No puedo creer tanto descaro de su parte —pensó posteriormente observándola— Y además es una pésima amiga al no haberme confiado algo como eso. 
— ¡Por fin! —exclamó Ihsân al verlos regresar, desde donde se encontraba junto con los guardias y el súper oso Enzo—

— ¡Hora de volver! —dijo uno de los guardias—

El oso de Aurora era tan grande que tuvo que viajar hasta la mansión de Byfang sobre el coche en aquella fría noche.
— ¡Pobrecito! Tendrá mucho frío allí arriba. 
— Aurora, es solo un oso de peluche. 
— ¿Y qué? Mejor concéntrate, Toretto y maneja con cuidado para que no se caiga mi súper oso.
MANSIÓN DE BYFANG
— ¡Ya llegué! ¡Hola a todos! —vociferó Aurora cargando casi a rastras a Enzo el inmenso— 
— ¿Y ese oso tan grande, hermanita? 
— Es mío. El guardia Hafez lo ganó para mí en el juego de tiro al blanco —le contestó al pequeño Ezra, sonriente y muy pero muy feliz bajo la atenta mirada de su hermana Gina y del padre de Karîm, quienes acababan de llegar de Mawal. 
— Mmm... Finalmente alguien pudo concederte esa ilusión, mi hermosa Aurorita —dijo su hermana Gina dándole un par de besos en sus mejillas— ¿Así que existe otra persona con la misma puntería que mi padre? —prosiguió observando a joven Karîm y posteriormente Khaleb Hafez— ¡Eso es excelente! Aurora, estaré firmando unos documentos en el despacho. No voy a tardarme. Michael fue a retirar el traje que pidió para la fiesta de navidad del club y está en camino. 
— Bueno... 
Ni bien Gina Alicia y Khaleb Hafez se dirigieron al despacho, Aurora no quiso perder la ocasión de agradecerle a su joven guardaespaldas por haber ganado el oso de peluche gigante para ella y recalcarle que cumpliría el trato que había hecho con él en el mercadillo de Navidad.
— Mmm… Pues eso espero en verdad, Aurora. Confiaré en tu palabra —le dijo estrujando sus mejillas— Estaré en la sala por si tú y el pequeño necesiten alguna cosa. 
Aquella misma noche, Isabella y su primo Timothy habían ido al aeropuerto para esperar a Philipp. El otro primo de la familia, hijo menor de la tía Judith.
Philipp al igual que su hermano mayor, Mateo y al igual que Michael, jugaba al fútbol. Claro que en comparación a ambos, Philipp, con 20 años de edad, a punto de cumplir 21, recién iniciaba el rumbo de su próspera carrera profesional. 
Luego de un par de años de haber vivido en München, la familia Günter Stenzel había regresado a Westfalia para radicarse en Dortmund, una ciudad aledaña a Essen. 
Desde pequeños, Bella, Timo y Philipp fueron casi inseparables, y luego de un año sin verse por motivos de trabajo y Universidad, tenían grandes planes para las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Isabella Majewski, aquella joven con turbulentos deseos de querer convertirse en Top Model, los había invitado a un evento en Dubái para celebrar la llegada del 2019 y aquel reencuentro que prometía un gran acontecimiento. 
Al regreso del aeropuerto, y sin haberse llevado a los guardias que su hermana Gina había asignado para ellos, surgió un serio percance en la carretera. El coche que era conducido por Timothy Haggard, fue emboscado por otro vehículo del cual descendieron posteriormente dos hombres encapuchados y armados. 
Uno de ellos efectuó un par disparos dañando los neumáticos del coche en el cual se desplazaban los jóvenes, mientras el otro sujeto, apuntando con su arma, pedía a los tres que descendieran de inmediato. 
Sumergidos en pánico absoluto, obedecieron sin más remedio y los delincuentes al ver al objetivo quien al parecer era Isabella Majewski, siempre apuntando con su arma, intentó llevársela a la fuerza. Todo en medio de gritos, forcejeos y llantos. 
Aquello, lejos de parecer un asalto, pareció más bien un intento de secuestro que afortunadamente fue interrumpido gracias a unos repentinos disparos provenientes desde atrás. Los delincuentes, acorralados por el fracaso de sus planes, huyeron raudamente del sitio, no sin que antes uno de ellos efectuara un último disparo que fue a impactar en la humanidad del joven Philipp Stenzel quien se había colocado delante de su prima Isabella. 
— Philipp… ¡Neeeeinn! Philiiipp… ¡Ayuda! ¡Por favor, ayuda!
— Una ambulancia, por favor ¡Ayudaaa! Philipp, amigo, vas a estar bien. 
Isabella: Philiiipp… 




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