Los Destellos De Aurora

ESTRELLAS EN LA VENTANA

Al día siguiente en la mansión de Byfang, la pequeña Aurora no había asistido a la escuela, pues luego la ardua competencia del día anterior y de su descompensación, había conseguido licencia de la escuela para poder faltar y reposar. De todos modos el joven Karîm no faltó a su trabajo, y subió un momento para saludar a la jovencita.

— Hoy estarás libre de mí, Karîm.

— ¿Eso significa que hoy será un día aburrido para mí?

— Supongo que sí. ¿Admites que soy de diversión de tus días?

— Lo admito —dijo sentado al borde de su cama dándole un beso en la frente— Gina ya me advirtió que hoy no tendrás ningún tipo de actividad, por lo tanto, yo aprovecharé para dedicarme a cosas de la universidad. Será mucho mejor para mí adelantar algunas tareas pensando en nuestro viaje a París.

— Hazlo Karîm. Adelanta todos los deberes de la universidad para que podamos viajar tranquilos a París —le dijo ella mientras acariciaba su perrito Copito de nieve—

— Mmm… me voy ahora. Te dejo para que descanses.

Karîm Hafez se puso de pie. Se despidió del perrito con una caricia abandono la habitación de Aurora.

— Tschüß!

— Tschüß!

El joven llegó hasta el recibidor de la mansión y allí se topó con Gina y Michael.

— ¡Karîm! —exclamó Gina Alicia— ¿Ya te vas?

— Así es… aprovecharé qué aurorita no tendrá actividad hoy para poder adelantar algunos trabajos de la universidad.

— ¡Excelente! Me parece muy bien. Tschüß!

— Tschüß —se despidió también Michael del joven—

— ¿Michael, tienes práctica hoy, amor mío? ¿Michael?...

— ¿Ehhh?

— Te pregunté si tienes práctica hoy. ¿Estás bien?

— ¡Ese chico!

— ¿Karîm? ¿Qué tiene?

— ¿No percibes en él algún aire familiar? ¿Oíste cuándo se puso a explicar en la sala del sanatorio lo del desmayo? ¿No te recordó a…? ¡Olvídalo!

— ¿A quién, Michael? ¿A mommy Paula, acaso?

— ¿Entonces sí lo notaste? Pensé que era una estupidez mía.

— Yo creí que era una estupidez mía y que mencionarlo sería en verdad una locura de mi parte. Percibí en la habitación del sanatorio lo mismo que tú, pero esa no fue la primera vez. De repente siento como si Karîm trajera consigo a mi mamita.

— ¿Pero es absurdo, cierto? ¿Por qué Karîm nos recordaría a mommy Paula?

— Bueno… quizás porque es un chico muy inteligente, y porque le gustan mucho los libros. También porque es bastante tímido y callado.

— Mmm... Pues sí. Ha de ser por todo eso.

— Y con eso de que entra y sale por libros de la biblioteca que era de mommy, siento en verdad como si Karîm la poseyera

— Ok… mejor dejemos ese asunto que si nos oyeran creerían que somos un par de dementes.

Luego de haber tornado de la ciudad de Köln dónde se había llevado a cabo la Competencia del mano a mano definitorio, Aurorita inevitablemente tuvo que someterse a una dieta disciplinada debido a que la nutricionista que controlaba su plan de alimentación la encontraba al borde de la anorexia. A la pequeña aquel diagnóstico le había parecido realmente exagerado y mentiroso.

— Aurora no puedes ponerte a discutir con la nutricionista. Ella es una profesional con mucha experiencia y no solo maneja mi plan alimentario desde hace años sino también el de Anna, Jennifer y varias otras bailarinas profesionales de distintas compañías —le dijo Gina Majewski a su hermanita—

— Pues yo no creo que tenga anorexia porque Karîm y yo vamos casi todos los días al café cercano de la escuela, por batidos de chocolate y medialunas.

— Wie?

— Lo que oíste. He consumido tanto batido de chocolate, y medialuna en los últimos tiempos que estoy gorda y con remordimientos.

— Mein Gott! (Dios mío) Jovencita, ahora comprendo por qué estás tan mal alimentada. ¡Oye! Más vale que te quites de la cabeza esa idea de que estas gorda porque no es así.

— Lo estoy. Mira mi panza.

— ¿Qué panza? No tienes nada.

Pese a toda su negativa, a Aurora no le quedó de otra que acatar cada una de las indicaciones de aquella nutricionista de nombre Christine Kunzmann pues si no lo hacía, acabaría teniendo serios problemas desequilibrios alimenticios antes de su viaje a París.

— ¡Tío Najib que gusto verte! ¿Qué haces aquí a estas horas? ¡Amalie! ¿Cómo estás, preciosa?

— ¡Muy bien, Gina! ¿Puedo subir junto a Aurorita?

— Claro que puedes. Ella está con Ezra y Copito de nieve viendo televisión en su habitación —le dijo Gina a Amalie quien raudamente subió por las escaleras.

— Gina yo he venido para traer a Amalie que insistió mucho en venir a ver a Aurorita. ¿Cómo está ella?

— Muy bien tío.

— ¡Qué bueno! En la noche volveré para saludarla. Ahora yo quisiera hablar contigo antes de marcharme —dijo Najib Majewski a su sobrina —




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