MANSIÓN SE BYFANG
— ¡Tío Khaleb, que sorpresa! No me avisaste que vendrías. ¿Todo está bien?
— Esa es la razón por la que estoy aquí, Gina.
— ¿A qué te refieres?
— Deseo saber si todo está bien con Karîm. Él sigue molesto conmigo, viajó a París sin siquiera despedirse de su familia y a mí no me contesta el teléfono desde hace días. Amira está muerta de preocupación y yo ya no sé qué decirle. Te dije. Te advertí que sería un error que el chico acompañara a Aurorita en su viaje, sin embargo, ignoraste mis súplicas.
— No ignoré tus súplicas, tío. Todo lo que hice fue respetar la decisión que tomó Karîm de acompañar a Aurorita a París. Y al saber sobre lo bien que están llevándose y pasándola juntos, créeme que no me arrepiento. Si te tranquilizará saberlo, yo hablo con ambos a cada instante. Es más... lo hice hace como una hora. Hoy fue la presentación inicial de mi hermanita. Salieron a comer a algo y ahora están paseando un poco por las calles de París.
— ¿Qué?
— Te digo que están bien y que están paseando por las calles de París. Acaban de publicar fotos a su Instagram, y pequeños videos de lugares.
— ¿Karîm salió a pasear?
Gina Alicia, extrañada por la actitud de su tío, intentaba comprender por qué razón deseaba tanto sobre proteger al chico.
— Ja… Imagínate estar en París y no salir a pasear. Mira mi celular, se ven muy contestos —le dijo ella enseñándole al hombre su teléfono móvil—
Khaleb Hafez lo tomó en su mano para mirar las fotos y los vídeos.
— Les pedí que no se tardaran por la calle y también ya llamé al maestro Besler para que me avise de inmediato en el remoto caso de que surgiera alguna cosa.
— Gina, sabes que a mí no me agrada en absoluto esta situación. Deberías decirle a Aurorita que no publique ninguna foto suya y mucho menos con Karîm mientras permanezca lejos de casa.
— ¿Por qué? Hoy en día los jóvenes hacen eso todo el tiempo.
— ¿Cómo, porque? Sabes que es muy peligroso, que anden enseñándole a todo el mundo por dónde andan las cosas que hacen.
— Pero si ella no está sola.
— ¿Todo está bien? —irrumpió Michael acabado de llegar a la mansión—
— Nada está bien. ¡Nada! —exaltado contestó Khaleb—
— ¿Qué sucede, Gina? ¿Acaso le pasó algo a Aurorita?
— Nada malo le sucedió a Aurorita. Por favor ni lo digas, Michael. Tú y yo acabamos de hablar con ella y con Karîm, y sabes que están bien.
— ¿Entonces?
— No tengo idea. Desconozco por completo lo que le sucede a mi tío. ¿A qué le tienes tanto miedo, tío? ¿Por qué tratas a tu hijo como si no pudiera hacer nada en la vida? Karîm cuida muy bien de Aurorita. Es un chico muy bueno y responsable, y mi hermanita ya apegó a él. Están llevando a ser muy bien juntos.
— No sé qué tenía en mi cabeza cuándo creí que sería buena idea que Karîm fuera el guardia de Aurorita, y aparte de eso, su chofer.
— Bueno, de hecho yo se los dije. Karîm me parece muy joven para ser guardia de Aurorita, sin embargo, no me hicieron caso —dijo Michael—
— Gina, ni bien Karîm vuelvo a poner los pies aquí, quiero que me prometas por favor que lo desvincularás de esa responsabilidad. Desde luego él no lo entenderá de inmediato, pero yo me encargaré de explicárselo todo. ¡Es más! Tú no tendrás que explicarle absolutamente nada. Solo le dirás que has conseguido una persona realmente apta para la labor de guardaespaldas.
— Pues no… yo no puedo prometerte algo que va en contra de la voluntad de mi padre, tío, y me extraña mucho en verdad que tú vayas a quebrantar su decisión. El escribió una carta con su puño y letra ¿Por qué entonces tendríamos que desvincular a Karîm así como sin nada?
— Said tuvo sus motivos para desear aquello, sin embargo, no se encontraba en todos sus sentidos cuándo escribió esa carta, y por consiguiente no midió las consecuencias de lo que conllevaría poner a Karîm algún día como guardia de Aurorita.
— ¿Cómo puedes decir todo eso de mi padre, tío? Él permaneció lucido hasta su último suspiro. ¿Vas a decirme acaso que él tomó decisiones erróneas antes de partir? Mírame a la cara y dímelo, porque tú fuiste su mano derecha en todo, siempre. Fuiste su hermano. Un pilar muy importante en su vida. Mírame y dime que no se encontraba en todos sus sentidos cuando escribió esa carta deseando que tu hijo estuviese aquí con nosotros. Dime qué no poseía todos sus sentidos cuando firmó la sucesión de las navieras Bahar Malak. Dime que no sabía lo que hacía y qué murió dejándolo todo a la deriva.
— Mi única preocupación es Karîm. Lo ha sido siempre, lo será hasta mi último día de vida. Tú no comprendes todo lo que yo he tenido que cargar durante tantos años.
— No… no lo comprendo, pero quisiera hacerlo. ¿Por qué no me cuentas lo que sucede, tío? Si existe alguna cosa qué no sepamos, cuéntanos. No hagas lo mismo que hizo siempre mi padre. Guardarse todos sus problemas hasta el punto de enfermar de muerte por tantos tormentos.
El hombre solo negó con la cabeza.